Risa y dinero (1931)

Uno de estos films, a caballo entre el cine mudo y el sonoro, a cargo de Gregory LaCava, un director que más adelante pariría dos obras maestras de la categoría de " Al servicio de las damas" y " Damas del teatro", que en esta película ya va revelando sus inquietudes ( la difícil situación económica de la Gran Depresión, la lucha de sexos planteada en términos igualitarios, la incorporación del lenguaje sonoro a un cine visual...) y que aquí, se nota que todavía no ha terminado de encontrar ese equilibrio.
Con la gran actriz Edna May Oliver en el papel principal ( una de las grandes secundarias del Hollywood dorado), esta actriz de rostro caballuno, especializada en damas solteronas de lengua viperina, nos ofrece los mejores momentos de la cinta, sosteniendo todas las secuencias realmente interesantes del film.
En los años de la Depresión, un matrimonio sobrevive alquilando las habitaciones de su hogar.
Desgraciadamente, Edna, recibe muy poca ayuda. Su marido, en vez de buscar empleo activo, se dedica a meterse en los más peregrinos negocios para tratar de dar el pelotazo.
Tiene una hija en esa edad difícil- 20 años- en que prefiere salir con muertos de hambre muy guapos, en vez de buscarse buenos partidos que le rondan por ahí y que le sacarían de la miseria.
Por otra parte sus huéspedes, no le dan más que disgustos. Qué va a esperar de un pintor miserable que no vende un cuadro, así como otro también dedicado a las picarescas de la vida.
Como ven, LaCava ya plantea aquí, lo que luego perfeccionaría en otros films. Una mezcolanza de diferentes personas obligadas a convivir y las diferentes situaciones que se dan entre ellas, dándole un tono de comedia con su inevitable punto de amargura.
Pero todavía no consigue el ritmo adecuado ni el equilibrio perfecto entre el cine visual y los gags del sonoro.
Así, la película se hace lenta en ocasiones y las frases no contienen la agudeza que requiere.
Se nota mucho que el director estaba aquí intentando cogerle el tranquillo a este mundo nuevo que venía con el lenguaje sonoro.
Aún así, es un ejemplo característico del gérmen que luego traería ese subgénero de la comedia tan maravilloso; la screwball comedy.
Por esa razón, sólo la recomiendo a los que gustan bucear en las películas olvidadas o a los que gustan de completar filmografías. Se deja ver.