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Alien: Resurrección (1997)

Alien: Resurrección
108 min.
5,6
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Sinopsis
Más de doscientos años después de su muerte, Ripley (Sigourney Weaver) vuelve a la vida gracias al empleo de técnicas avanzadas de clonación. Pero, durante el proceso, el ADN de Ripley se ha mezclado con el de la Reina Alien, por lo que Ripley empieza a desarrollar ciertas características de la peligrosa alienígena.
Género
Ciencia ficción Terror Extraterrestres Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Alien Resurrection
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Saga Alien
Links
Premios
1997: Premios Satellite Awards: Nominada a Mejor largometraje animación.
"Simpático delirio de genes y golpes de efecto (...) Interesante"
[Diario El País]
"Sorprende por ser quizá la más sanguinaria, brutal, sórdida y agresiva, pero le falta fascinación"
[Cinemanía]
8
2
Positiva
2
Neutra
4
Negativa
9
Brillante comedia a la altura de Futurama
A pesar de los pesares, la saga Alien era rentable, y supongo que algún pez gordo pidió otra secuela.
Le dijeron que no era posible, que no sólo la secuela anterior ya era una mierda sino que encima terminaba con la muerte de la protagonista, y él supongo que dijo "me suda la polla que esté muerta: si hace falta decís que toda la película anterior era un sueño que Ripley tuvo mientras hivernaba, o que resulta que la que se murió no era Ripley sino su hermana gemela o algo así..."
Probablemente algún enterao objetó que ningún director con un mínimo de sentido común querría hacerse cargo de semejante chapuza, pero el jefe dijo que si hacía falta, lo irían a buscar a Europa, un continente maravilloso lleno de cineastas con talento que se mueren de ganas de cruzar el charco por un puñado de dólares.

Y así es como llegó a Hollywood el francés Jean-Pierre Jeunet (cuando todavía no era ñoño y no había rodado Amélie va a la Guerra) y les demostró a esos imperialistas zampabollos de que somos capaces los nativos del viejo continente.
¿Que Ripley y el monstruo están muertos? Da igual, los clonamos. ¿Que dicen los empollones que es imposible que los clones conserven la memoria y el carácter de sus hermanos? Da igual, decimos que los monstruos estos son tan monstruosos que conservan los recuerdos metidos en los genes. ¿Que todo el asunto apesta a refrito innecesario? Da igual, incluso vamos a mezclar los genes de la chica con los del monstruo y ambos adquirirán superpoderes y lo vais a flipar.

Y, contra todos los pronósticos, el producto resultó ser más que correcto.
Algo realmente resucitó: el montruo volvió más siniestro, más espabilao y más baboso que nunca, y la Teniente Ripley recuperó el morbo que había perdido en anteriores entregas haciendo de niñera o afeitándose el coco.

Y así es como una saga que empezó siendo de ciencia ficción de terror y suspense, evolucionó hacia la acción pura y dura, navegó hacia el despropósito de arte y ensayo, y culmina triunfalmente en forma de comedia paródica en la que los malos comen limones, las chicas guapas son androides, y los monstruos y los humanos tienen sentimientos ambivalentes entre ellos.
(Y digo que la saga culmina porque lo de Alien Vs Predator no tiene nombre y además tampoco sale ni la Winona Ryder ni la Sigourney Weaver).

Nota: excelente, en serio.
(en realidad hay mucha gente que afirma que ésta es todavía peor que la tercera, pero el espectador sin prejuicios disfrutará asqueándose y fascinándose como en la primera entrega, y además puede partirse de risa en varias escenas y, si se fija un poco, también encontrará más mensajes y segundas lecturas que en la trilogía original).
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225 de 288 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LOS ALIENS DELICATESSEN Y EL CHAUVINISMO POSTAPOCALÍPTICO
En 1997, siguiendo la tradición de contratar directores primerizos prometedores (recordemos que Ridley Scott en 1979, James Cameron en 1986 y David Fincher en 1992 respectivamente, poca cosa tenían a sus espaldas), alguien de la Twenty Century Fox tuvo la marciana idea de contratar a Jean-Pierre Jeunet, que ya contaba con las estupendas “Delicatessen” y “La ciudad de los niños perdidos”, amigo del exceso, la pantomima y de utilizar el zoom de la cámara a toda ostia como si de una punta de lanza se tratara. Se nota que tras el fiasco de la tercera, esta vez los productores dejaron bastante más margen y libertad creativa, visto el resultado final, en el que el estilo del director de “Amelie” se hace inconfundible.

Nosecuantos cientos de años después de la inmolación de Ripley (Sigourney again) en Fiorina 161, cuando estaba preñada de una reina alien, un equipo científico logra clonarla (sic), para poder extraerle el embrión en la gigantesca nave Auriga. Así acontece, amén de que gracias a la imperfección del proceso, algo de la genética alienígena se le ha transmitido a la resurrecta teniente, que parece que tanto le dé quedarse hipnotizada mirando un tenedor, que sacarte los higadillos con el mismo. Un grupo de piratillas espaciales llega a las instalaciones, para vender cierta carga en forma de humanos para infectarlos con huevos alien. Un científico de las instalaciones (Brad Dourif con unas copas de más) juega con los aliens nacidos intentando amaestrarlos, pero la inteligencia diabólica de los seres provoca la consabida fuga e inicio de la gincana por la supervivencia. La depredadora Ripley junto a los bucaneros, un soldadito y el científico jefe intentarán escapar con vida de la Auriga, cuyo protocolo de emergencia ha puesto a la nave rumbo a la Tierra.

Hay dos condiciones para que te guste este film. Una es que te guste el estilo cartoonesco del director francés, y otra es que no te lo tomes en serio. No hay que considerarla como una cuarta parte, sino como una derivación mutante, estrambótica, algo surrealista, burlona y desacomplejada del universo “Alien”. En este sentido, parece más un comic de ciencia ficción futurista del tipo “Métal Hurlant”, que los franceses son muy suyos, o más específicamente, de aquellos de la editorial Dark Horse basados en la saga, que experimentaba con distintas especies de alienígenas y demás idas de olla galácticas. (Más en spoiler).

Un film plenamente disfrutable, de vacuo contenido, pero muy resultón gracias a la espectacularidad y el sentido del humor que imprime Jeunet, que elabora un entretenido e hilarante producto autoparódico de tendencias gore y que odiarán aquellos fans talibanes que se toman demasiado en serio la saga y quizás también a sí mismos.
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79 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
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