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La herencia Valdemar II: La sombra prohibida (2010)

La herencia Valdemar II: La sombra prohibida
98 min.
3,3
2.360
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Sinopsis
Esta segunda parte se centra en la búsqueda de Luisa Llorente, una tasadora de fincas que recibió el encargo de evaluar la casa de Lázaro Valdemar y de la que no se ha vuelto a saber nada. De la búsqueda de la desaparecida se encargan, por un lado, Nicolás Trámel, detective contratado por Maximilian Colvin, jefe de Inmoverance, empresa para la que trabaja Luisa, y por otro, sus compañeros de trabajo Ana y Eduardo, que se proponen colaborar con el detective. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Terror Fantástico Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La herencia Valdemar II: La sombra prohibida
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de H.P. Lovecraft
2
Perdónales Cthulhu, porque no saben lo que hacen
Menuda castaña. Y eso que la esperaba porque el avance que del final de la primera parte dejaba un buen sabor de boca. Prometía.

Pero no, vaya por los Primigenios. Lo primero, he de decir que los actores necesitan unas cuantas clases de dicción, porque no les entendía la mitad de las frases (impagable cuando Jaenada pronuncia "Chuntu", o eso parecía al menos). A Norma Ruiz la verdad es que la podrían tirar por un puente nada más empezar el metraje y mira, eso que ganábamos, vaya sobreactuación, parece la hija de Nicolas Cage y Jack Nicholson empachada de cocaína. Horrible, de verdad. Lo de los personajes con las voces dobladas ya es un caso aparte, de descojone generalizado lo de la reportera.

Luego está la historia. Madre mía qué historia. Sí, desde luego que sólo cogieron un par de cosas del universo Lovecraft. Dos nombres y a casa, y uno es el del propio Lovecraft. De todas formas esto no debería tener demasiada importancia si en general fuera algo potable, pero ni eso. Se supone que la querían orientar más hacia la acción. Lo siento, pero no lo conseguisteis, la primera parte era mucho más entretenida que esto, en la que por fin se nos acaba de contar la historia del tal Lázaro Valdemar (no bastaba con una sola película), y luego hay algún flashback más que rompe con el ritmo en general, que, por otra parte, ya es bastante escaso, que sucede en general lo justo para que Belén Esteban casi lo pueda captar todo y poco más.

Sale algún esperpento andante (vaya tela con el tío de los maniquíes), una especie de Gollum, unos tipos que se pelean como críos y aún no sabe el guionista por qué, un Cthulhu que mide poco más de 3 metros y nada, un final ridículo a la altura de lo visto hasta ese momento.

Y yo que aprecio mucho este intento de hacer algo diferente, de no robar dinero con subvenciones y todo eso, pero así… pues no. En resumen, una especie de parodia cutre involuntaria que a buen seguro gana mucho con amigos, porros y cerveza. Resumen en el spoiler, aunque no hay mucho que resumir.
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81 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Los lovecraftianos
Poco se sabe con exactitud de los seguidores de Lovecraft. Se cree que no son más que frikis que se juntan para jugar al rol pero se desconoce si son mucho o pocos. Eso sí, se les tiene por gente rara. Dicen que algunos han sufrido horrendas mutaciones y apenas salen de sus casas. Algunos incluso aseguran haber escuchado conversaciones entre ellos… si es que se puede llamar conversación a ese sonido más parecido a un siniestro chapoteo gutural. Se les tiene por hostiles contra el invasor externo y a menudo se les ha dibujado mirando de reojo desde una ventana medio tapada con tablones.

Bueno, pues yo soy uno de ellos. Me chuté a Lovecraft en vena siendo un mocoso; para haceros una idea mientras unos estaban con el barco de vapor yo pasaba las de Caín para salir de aquella maldita posada en Innsmouth. Y sí, somos hostiles cuando alguien viene a meter las narices en nuestros abominables asuntos.

Porque Lovecraft no es cualquier cosa. Abundan los ejemplos de entusiastas que han ido con la mejor de las intenciones y se han dado con un canto en los dientes. Hacerle justicia fuera del papel es algo que, paradójicamente, sólo ha logrado –y a medias– una peli ¡MUDA! (a mí me gustó bastante). La cosa es que, aun siendo su estilo cargante/no-dialogado/excesivamente-dado-a-las-descripciones/lo que sea... todo ello es superado por la atmósfera tan característica que sabía crear en sus cuentos. Vamos, que sabía dar mal rollo como nadie.

Total, que meterse en estos berenjenales… es arriesgadillo. Loable la buena fe, las ganas de hacer algo nuevo, el riesgo de apostar por un proyecto así, etc. Pero si se hace, se hace bien. La primera regla para hacer cine de terror es crear una atmósfera de terror, y eso no lo hace el abuso de la musiquilla fúnebre ni darle al asunto ración doble de barroquismo. No quiero entrar en más detalles, baste decir que de terror, nada. Ni rastro de la atmósfera de de la que hablaba. Y sin atmósfera...

Así que se supone que yo y mis compadres lovecraftianos nos tiraremos a la yugular del personal después de ver la peli. Seguramente. Pero precisamente porque intuyo que eso es lo que va a pasar quiero romper una lanza a favor de esta peli y su otra parte. Mejor no ensañarse, que para eso están las payasadas sacacuartos yankis de turno. Para uno que se atreve con el tema y le pone seriedad y ganas, aunque le haya salido rana la cosa, por lo menos, es justo reconocerle que lo ha intentado.

¡Me voy a R’lieh antes de que se me pase el buen rollo!
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60 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
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