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Crónica de un amor (1950)

Crónica de un amor
100 min.
6,8
891
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Sinopsis
Un empresario maduro que ama apasionadamente a su joven y bella mujer, teme que lo esté traicionando, por lo que decide vigilarla por medio de una agencia de detectives. Cuando ella era estudiante estuvo perdidamente enamorada de Guido, un compañero de clase que era el novio de su mejor amiga. Ópera prima de Antonioni. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Cronaca di un amore
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Historia de Paola
Primer largometraje de Michelangelo Antonioni (1912-2007), que realiza tras 7 cortometrajes. El guión, de Michelangelo Antonioni, Danièle d’Anza, Silvio Giovanetti, Francesco Maselli y Piero Tellini, desarrolla un argumento de M. Antonioni, que guarda semejanzas con el de “The Postman Always Rings Twice” (1934), de James M. Cain (1934). Se rueda en escenarios reales de Milán y Ferrara. Obtiene el premio Silver Ribbon (Nardo d’Argento) a la mejor banda sonora. Producido por Franco Villani y Stefano Caretta para Villani Film y Fincine, se proyecta por primera vez en publico el 11-X-1950 (Italia).

La acción dramática tiene lugar en Ferrara y Milán durante los meses del invierno de 1950. La joven Paola (Bosé), de 27 años, casada desde hace 7 años con Enrico Fontana (Sarmi), un acaudalado industrial de la industria textil, recibe la visita de un antiguo compañero de estudios y antiguo amante, Guido Garroni (Girotti), a raíz de una investigación sobre su pasado que el marido, movido por los celos, ha encargado a una agencia de detectives privados. El reencuentro revive el recuerdo de un hecho oscuro del pasado. Paola, nacida en Revigo (no en Rávena), hija de un profesor del Liceo de Ferrara, se ausentó de Ferrara a raíz de la muerte de una amiga, contrajo matrimonio durante la guerra (1943) a los 20 años, y vive en Milán. Es elegante, caprichosa, gasta mucho en vestir y no es feliz. El amor rutinario, un marido mucho mayor que ella y las diferencias de intereses que los separan, la incomodan. Enrico es ingeniero, dirige un grupo de empresas prósperas, dedica mucho tiempo al trabajo, está enamorado de Paola y es celoso. Guido tiene la misma edad que Paola, es soltero, no se ha situado profesionalmente, es vendedor “free lance” de coches y pasa apuros económicos.

El film suma drama, crimen, romance, misterio y análisis social. Se considera que forma parte de la primera trilogía del autor junto con “La señora sin camelias” (1953) y “Las amigas” (1955). En los tres films el realizador aplica el análisis propio del neorrealismo al comportamiento de la burguesía. Prefigura la segunda trilogía (“La aventura”, “La noche” y “El eclipse”), que da a conocer internacionalmente a Antonioni.

La película anticipa la temática de los trabajos posteriores. Muestra a los ricos como personas insatisfechas, aburridas y hastiadas. Pone de manifiesto las dificultades de las relaciones interpersonales. Presta especial atención a las barreras y obstáculos que impiden las relaciones amorosas. Establece paralelismos entre los escenarios con el estado de ánimo de los protagonistas. Ve a la burguesía egoísta, vanidosa, clasista, desconsiderada, indolente, envidiosa, presa de celos, etc. Desvela la mediocridad de sus ambiciones (defraudar a Hacienda, ostentación, fiestas insoportables...). No oculta el peso de la fatalidad sobre el destino de las personas.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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46 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ellas los prefieren… pero se casan con los ingenieros
Al fin y al cabo, el enamoramiento pasa y el confort, económico y social, hunde sus babas en el tiempo. Pero, ¿qué es una vida sin pasión sino el preludio soso de la muerte?

Así se encuentra Paola (Lucia Bosé) al comienzo de la cinta, cuando su marido, ingeniero, madurito e industrial exitoso, y con menos sex-appeal que una mofeta, decide hacerla investigar. Hay algo de tragedia griega en el hecho de que sea precisamente la puesta en marcha de la investigación, lo que hace que Paola y Guido (Massimo Girotti) se reencuentren, después de siete años. El marido, como Layo (padre de Edipo y rey de Tebas), provoca lo que teme. El destino, en la vida y en el arte, se ríe de nosotros.

Paola, hasta entonces fiel (al menos en lo físico) se hace consciente de que la comodidad y el lujo no le bastan. Ni le sobran. El drama está servido.

Este es, en esencia, el planteamiento de la historia.

Antonioni la convierte en un mecanismo cinematográfico perfectamente articulado. Señala Noël Burch en su ‘Praxis del cine’ la maestría con que el italiano maneja en esta obra las entradas y salidas de cuadro de los personajes, el preciso ballet entre el encuadre y los actores, la belleza plástica de cada plano.

Para Burch, la estructura del film se basa en la disociación entre la imagen y el texto, lo que se nos muestra y las palabras. Palabras que evocan, a menudo, el pasado o un incierto porvenir. “En sentido anecdótico, no sucede prácticamente nada en la pantalla. Y sin embargo, si es verdad que no se trata de un film de acción, tampoco se puede afirmar que se trate de un film «sin historia», puesto que el relato comporta dos muertes violentas, un proyecto de asesinato e incluso una investigación policíaca.”

‘Crónica de un amor’ es un logro formal de primer orden.

Le emoción, en esta cinta, me llega por la vía de lo que Claude Lanzmann llamaría un vacío de la memoria. Me explico. Cuenta Lanzmann en su voluminoso tomo de recuerdos ‘La liebre de Patagonia’ que en la Prinz-Albrecht-Strasse y sus alrededores se encontraban los edificios centrales del totalitarismo institucional nazi, en Berlín Este. El lugar fue denominado «topografía del terror» por algún alemán desconocido. “Pensaba que si quienes iban a proyectar y construir el nuevo Berlín estaban dispuestos a asumir su responsabilidad ante la Historia, no deberían tocar ninguno de esos lugares, sino dejar un vacío en el corazón de la ciudad, ese agujero que yo llamaba para mí un «trou de mémoire»” Esta expresión, difícil de traducir en este contexto vendría a ser como un vacío de la memoria. La palabra francesa “trou” (agujero) expresa intensamente la idea que quiere transmitirnos Lanzmann en el texto. Algo así como una zona cero en la memoria colectiva de Berlín.

Pues bien, en ‘Crónica de un amor’ también hay un vacío en la memoria de sus dos protagonistas. Un vacío común, que configura todo el film. Se trata de Giovanna, un ejemplar no personaje, es decir, un personaje que no llega a aparecer, pero cuyo vacío impregna toda la película. Giovanna, prometida de él y gran amiga de ella, murió pocos días antes de la boda, cayendo por el hueco de un ascensor. Por aquel entonces, Paola y Guido ya se amaban; deseaban que ella desapareciera y no impidieron la caída. El suceso aconteció años antes del principio de la acción que se nos muestra.

Siendo este el primer largometraje de Antonioni, ya se atisban aquí las líneas maestras de su filmografía posterior: las calles se le vacían; los planos se le alargan; surge el problema de la incomunicación –más allá de un trato superficial– entre los seres, de la insatisfacción existencial; el paisaje –interior, exterior– es desolado.

Finalmente, el vacío se reabre –en clara simetría. La felicidad no puede cimentarse en el abismo de una muerte deseada.



[En el spoiler, un momento y una escena que muestran, para mí, la poética profunda de Antonioni.]
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35 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
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