Lucky 7 (Serie de TV) (2013)

«¿Qué harías si ganaras la lotería?» o «¿Cómo cambiaría tu vida?» son las grandes preguntas filosóficas y existenciales que lanza y plantea “Lucky 7”, nueva serie de ABC con flojos datos en su estreno y segundo capítulo que auguran una pronta cancelación. Nosotros nos preguntamos qué puede aportar una ficción ‘lotera-pelotera’ después de las peripecias de Hugo Reyes en “Lost” y la serie “Lotería”. Estamos ante el enésimo intento de hacer un remake de una serie inglesa y no tenemos delante a “House of Cards”, “The Office” o “Shameless” sino ante algo mucho peor (incluso) que “Infieles (Mistresses)”. Repite Lorraine Bruce y da la impresión de que si funciona no va a ser una miniserie, como al otro lado del charco, sino un culebrón con tintes de suspense criminal… Menos mal que la audiencia ha dado la espalda al piloto y la suerte no está con una de las mayores tonterías otoñales que se han estrenado en USA. Por si acaso y que conste, he jugado los números de la combinación ganadora y pondré tanta nota a “Lucky 7” como aciertos consiga…

El remake de “The Syndicate” no funciona a ningún nivel con esos trabajadores de una estación de servicio en Queens (Nueva York) que deben compartir un bote común. Uno de sus compañeros no jugó el mismo y tendrá el protagonismo de un arco argumental que abre y cierra el capítulo en una lluvia de billetes que pretende tomar consciencia de parte de los cambios de los personajes sobre esa ‘constante’ que no participaba… y que se le quedó, como a su mujer y a la audiencia que vio el piloto, cara de giliflollas. Detrás queda el flashback que nos va a explicar la vida de esos desgraciados que ansiaban dinero y que les caerá del cielo no sin cierta ironía y como método de solventar sus grandes problemas… pero creando otros nuevos y, sobre todo, poniendo a prueba tanto su amistad como todo aquello en lo que creían. En definitiva, nada va a ser fácil. ¿Los ricos también lloran, toma 4.585.698? Considero que “Lucky 7” funcionaría como comedia negra por encima de ese drama facilón plagado de lugares comunes y secretos de postín pero su finalidad es atraer a la audiencia tanto por la identificación como por el olor a dinero.

Veamos, están dos hermanos; uno con su mujer que da a luz un retoño que al parecer se alimenta de muchos billetes según su esposa y otro ex presidiario reformado que tiene deuda pasada y que pondrá en peligro ambos… viéndoles al arranque del piloto presumiblemente perseguidos tanto por la mafia como por la policía. Y es que ambos fingieron un atraco a la estación de servicio, poniendo en peligro la vida del gerente y nuestra referencia a “The Wire” (Isiah Whitlock Jr.)… para conocer pocas horas después que son millonarios y que, ahora por gañanes, tendrán tanto a la policía como a la mafia tras su culo. Por si fuera poco, el padre del niño que come billetes… casi es excluido del premio por no pagar regularmente su parte… y lo fuerte (sí, tía… ¡qué fuerte!) es que aquellos que votaron que no deseaban compartir el premio con él eran tanto su hermano criminal como la simpática cajera de gran corazón. Hablamos de Dibinksy (Lorraine Bruce), que nos demuestra que ser simpática y tener piños es compatible mientras su matrimonio se rompe en pedazos y trata de perder peso. Su manera de correr no está sacada de una comedia de Ricky Gervais, que conste. Otra de las afortunadas y madre soltera teme que sus secretos salgan a flote al ser ahora el foco de la prensa mientras que la más joven de la plantilla tendrá que hacer frente a las decisiones de su padre porque, recordemos, son de Pakistán y son muy tradicionales y encima está enamorada del chico malo pero sus padres quieren casarle con un doctor… ¿Paro ya? ¿Han vomitado y gritado bastante? ¿No había quedado claro el tufo dulzón, sentimental y dramático impregnado por la producción de Steven Spielberg? En resumen, si eres pobre de 'mielda' y te tocan millones seguirás siendo un pobre de 'mielda' con los mismos o más problemas. Es normal que con semejante premisa tróspida haya causado la indiferencia de la crítica y de los espectadores salvo para los amantes de los guiones predecibles, personajes escasamente originales y las historias de gran corazón y toques cómicos que harían hecho vomitar hasta a Teresa de Calcuta.