Cuchillo de palo (2010)

Renate Costa dirige y protagoniza este interesantísimo documental sobre la vida de su tío, Hector Rodolfo Costa, homosexual en un régimen paraguayo dictatorial. El tío ya ha muerto y Renate va preguntando a diversos personajes que le conocieron en vida, muy especialmente a su padre y hermano de Hector Rodolfo. Lo que parece una vida, como tantas otras en un régimen de represión, Renate lo va llevando como una historia dramatizada que engancha al espectador, no solo por lo que le ocurrió al tío, sino por lo que ocurría en aquella sociedad, y un aspecto fundamental, en la propia familia de Hector Rodolfo. Si es interesante lo que nos muestra el documental, no lo es menos la forma de realizarlo. La cámara utilizada es casi siempre a mano y se trata de una cámara amateur, sin artilugios ópticos que deformen la imagen, lo cual le da mucho más realismo al documentas. Salvo en los créditos, no hay utilización de música alguna que subraye las escenas, ni que distraiga al espectador de la idea que pretende la realizadora. La fotografía simplemente es realista, lo que me ha recordado algunas películas del neorrealismo italiano, cuando una historia servía para hacer ver como se vivía en la realidad. Bueno, en toda película siempre hay una manipulación de imágenes, y también en los documentales, cuando el realizador incluye o excluye las imágenes de que dispone según ve conveniente. Pero aquí, eso, apenas es perceptible, y parece que la realizadora no ha escamoteado imágenes cuando presenta al propio padre con sus contradicciones y arengas religiosas y homofóbicas, que no dicen demasiado bueno del sentido moral de este hombre, aunque en realidad resaltan los valores de su hermano, el homosexual.

Es simplemente un retrato, la visión (subjetiva tal vez, pero es evidente y mucho más sano aportar una visión algo subjetiva pero clara y que no se avergüenza de admitir su subjetividad antes que ideas que se disfrazan de objetivas y sólamente dicen lo que al creador le parece necesario) de un país que no dejó de estar tiranizado, intelectual, política, económica y socialmente, ni siquiera después de la caída del dictador. Cuchillo de Palo habla de una historia real sin añadir cuestiones innecesarias, sin un guión descabellado o pseudointelectual que se ahoga en su propio vaso con agua (Véase "Universo Servilleta"), con los aditivos justos. Ni más, ni menos. No soy socialísta, tampoco un progay, pero cuando las historias son contadas de manera simple, cuando el cineasta dice lo que piensa sin atribuírse la razón, pero creyéndo en ella (no como vemos todo el tiempo en nuestras películas con guiones tontos, pretensiosos, vacuos, "estudios antropológicos" risibles, más que risibles) se obtiene un producto vendible y más que aceptable.

La mejor dirección de cámaras, a mi criterio, que he visto en el cine paraguayo (o quiza la mejor junto a "Hamaca Paraguaya"), sin pretender inventar estilos, sin creerse los Stanley Kubrick, sin tomas rebuscadas y efectístas. Ojala éste no-tan-documental ayude a los cineastas paraguayos a aprender todas esas cosas que deben aprender... Las que no quiero citar por falta de (o por no excederme con) las palabras.