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Testigo (2016)

Testigo
87 min.
5,9
2.077
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Tráiler HD (FRANCÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
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Sinopsis
Un enigmático hombre de negocios en nombre de una misteriosa organización se pone en contacto con Duval para ofrecerle un trabajo sencillo y bien remunerado: transcribir escuchas telefónicas interceptadas. Duval, económicamente desesperado, acepta sin preguntar sobre la finalidad de la empresa que lo contrata. De pronto, envuelto en un complot político, debe afrontar la brutal mecánica del mundo oculto de los servicios secretos. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Thriller Espionaje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La mécanique de l’ombre
Duración
87 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Bélgica;
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7
La vida de los otros
Tiene todas las papeletas para que “Testigo” pase desapercibida por la cartelera. Inexplicablemente es otra de las películas olvidadas por la Academia de Cine de Francia, por lo que no ha podido utilizar ningún reclamo con los “Césars” en su casi inexistente promoción. Entre la crítica ha encontrado a muchos defensores, aunque no entiendo a los escasos cronistas que se han atrevido a acogerla con cierta frialdad, así como algunos usuarios de FilmAffinity, cuando es un film que debería ser recibido con más gratitud, sobre todo no ya entre cinéfilos, si no simplemente entre aficionados a los buenos “thrillers”, porque “Testigo” es una película que sobresale por encima de la media habitual, que suele darnos productos mediocres, tramposos y sin interés. De entrada en su contra, y para colmo, su distribuidora le ha encasquetado un título español tan poco sugestivo como alejado del original.

Es el primer largometraje de Thomas Kruithof, que junto a Yann Gozlan son los responsables de su guión. Ni que decir tiene que nos apuntamos el nombre de su director porque, si no se tuerce la cosa, que ojalá no sea así, en un futuro podría darnos películas notables. En esta “Testigo”, Kruithof ha sido capaz de imprimirle una atmósfera fantasmagórica, algo fría, pero apropiada y que nos lleva, aunque sea lejanamente, a los films del gran Melville, por ejemplo, un cine negro que ha tenido sucesión en esporádicos fogonazos. Audiovisualmente llama la atención porque está muy cuidada, pero todo esto es fruto de un trabajo previo, no casual, ya que su práctica dirección no parece la de un debutante. En cuanto a su guión parte de una idea, que aunque pueda sonar algo descabellada, aseguro que encierra mucha verdad. Al decir esto puede parecer que he trabajado para el gobierno en asuntos de índole secreta. Por Dios, no lo crean, pero sé que su punto de arranque, además de no estar demasiado trillado en el cine, es una premisa que puede surgir de una manera más cotidiana de lo que pudiera parecer. Sus guionistas además tienen el acierto de no dar más piruetas de lo debido o de dejar boquiabierto al espectador a toda costa. Le han dado el ritmo justo, veracidad y unos personajes creíbles.

Su reparto al completo está bien llevado, especialmente François Cluzet (actor que me sigue recordando enormemente a Dustin Hoffman), y que a raíz del descomunal éxito de “Intocable”, muchos pensaban que en el género dramático se quedaría reducido a una colección de “tics”, como si ya hubiera sido absorbido de por vida por este personaje, y nada más lejos, dando todo un ejemplo de contención a la par de ser capaz de conmover.

“Testigo” puede hacernos recordar ese cine denuncia- político que estuvo de moda en los setenta y parte de los ochenta con títulos tan estimables como, obviamente, “La conversación” o “El último testigo” de Pakula, así como algunas películas de Melville, Petri, Bob Swaim o Besson, por poner ejemplos. Puede que de las últimas destacables que se hicieron en esa línea fuera “The Internacional: Dinero en la sombra”, por dar varios ejemplos, y aunque “Testigo” no termine por superar muchas de las mencionadas, podría figurar con toda justicia en esta supuesta lista.
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35 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un ciudadano corriente contra el sistema
Thomas Kruithof debuta como director con Testigo, un thriller político y algo kafkiano, donde un hombre solitario y corriente se ve envuelto en un poderoso complot. Testigo se hace eco de importantes producciones de espías de la historia del cine como La Vida de los Otros (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck o La Conversación (1974) de Francis Ford Coppola. Estreno 9 de Junio

Testigo es la historia de Duval (François Cluzet), un exoficinista y exalcohólico sin ocupación durante bastante tiempo. Un día recibe una peculiar oferta de trabajo muy bien remunerada, con un horario de 9 a 18 horas, que le permite recuperar la reconfortante vida rutinaria de una persona activa, por lo que obedece sin cuestionar las reglas ni hacer ningún tipo de preguntas.

Las funciones de Duval consisten en transcribir conversaciones telefónicas grabadas en casetes previamente numerados, a una máquina de escribir sin el conocimiento de sus interlocutores. Su lugar de trabajo, un modesto y semivacío apartamento del que no se le permite salir en horario de oficina, además, no puede fumar en el interior a pesar de que está solo, ni decir a nadie en donde y en que trabaja, es decir estará sometido a unas normas de seguridad cercanas al absurdo. Al mismo tiempo asiste a sus reuniones periódicas de Alcohólicos Anónimos donde conoce a una mujer (Alba Rohrwacher) con la que entabla una tierna relación de amistad. La vida parece sonreír de nuevo a Duval, hasta que un día escucha unas sospechosas y comprometidas conversaciones en un casete, que le harán plantearse su continuidad en el trabajo, pero ya resultará demasiado tarde y su vida corre peligro.

Duval se da cuenta rápidamente que está metido en un entramado de confabulaciones y conspiraciones en el que están implicados políticos conocidos, entre ellos el futuro presidente. La situación se complica más aún, cuando aparece la figura de Gerfault (Simon Abkarian), un hombre que afirma ser su superior, un eslabón intermedio entre él y Clément (Denis Podalydès), la persona que le contrató. Duval es un hombre que está acostumbrado a controlar las situaciones, de hecho ha podido mantenerse alejado del alcohol, por lo que no le será muy complicado comprender y adaptarse a la nuevas reglas de juego en las que está inmerso, y sobre todo a aprender a desobedecer. Todo ello para defenderse y salvar su vida.

Estamos ante un intenso thriller político cuyo telón de fondo está inspirado en varias conspiraciones que han tenido lugar en Francia en los últimos treinta años, desde la crisis de los rehenes del Líbano en los años ochenta, hasta el escándalo de los cuadernos de notas de Takieddine, que publicó el diario Liberation para informar de que el régimen de Gadafi pudo financiar la campaña de Sarkozy. Y en general como ha reconocido el propio Thomas Kruithof en una entrevista, en la constante sospecha de la instrumentalización de los servicios secretos con fines políticos.

A partir de ahora, Testigo entra en una inquietante y tensa espiral de momentos angustiosos y claustrofóbicos en la que no sabemos realmente quien es quien y lo más desconcertante, no se puede saber en quien confiar. El personaje de François Cluzet se introduce de manera involuntaria en una complicada red de engaños muy al estilo de Hitchcock donde un hombre corriente y sencillo se ve atrapado en un poderoso complot para convertirse en un agente de inteligencia y posteriormente en un agente doble. Un solitario ciudadano de a pie contra el sistema.

Uno de los aspectos más interesantes de Testigo es la forma de gestionar las escuchas teléfonicas. En una sociedad de grandes avances tecnológicos, Thomas Kruithof y su guionista Yann Gozlan tienen la brillante idea de retornar al mundo analógico, no se utiliza ni internet ni sofisticados ordenadores sino una máquina de escribir y cintas de casete. Una eficaz forma de evitar el robo de información relevante por hackers informáticos tan en boga en las portadas de los periódicos de todo el planeta, sobre todo, tras las Elecciones a la Presidencia de Estados Unidos y Francia.

Testigo recoge el guante de importantes producciones sobre espías como La Conversación (1974) de Francis Ford Coppola o La Vida de los Otros (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck. Todas tienen como denominador común tratar el tema del seguimiento externo y de la violación de la privacidad, sin embargo, Thomas Kruithof añade una tono y un brillo especial que la hace ser diferente. En la trama de Testigo, tanto las condiciones laborales y los medios arcaicos que utiliza Duval como el desarrollo de los acontecimientos contribuyen a crear una atmósfera típicamente kafkiana donde se nos aparece un mundo complejo, en el que Thomas Kruithof mezcla de forma brillante la intriga con multitud de situaciones angustiosas y absurdas que rozan a veces lo surrealista.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/pelicula-critica-testigo/
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25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
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