La última bandera (1977)

Basada en una Alemana novela y filmada en lugares históricos, el escenario es Belgrado, octubre de 1918, los últimos días de la Primera Guerra Mundial y la desintegración del imperio austrohúngaro. La economía imperial colapsó en graves dificultades e incluso hambre, su ejército multiétnico perdió la moral y se vio cada vez más presionado para mantener su línea enemiga. A finales de 1918, los soldados del ejército austríaco sabían muy bien que las cosas no iban bien y que la situación bélica se había deteriorado. Y los gobiernos habían fracasado estrepitosamente en el frente interno. En esta historia, un cadete del ejército llega para servir en Belgrado y recibe órdenes de servir en un regimiento que acompaña a una princesa de Hannover en su regreso a Viena. Mientras están en Belgrado, el joven (Simon Ward) y una princesa heredera (Veronica Forqué) logran conocerse y se enamoran. El cadete sabe que es una tontería esperar que los Eslavos, que han sido reclutados en el ejército, luchen muy duramente por un imperio que felizmente ven disuelto, pero sus oficiales superiores no se dan cuenta de este simple hecho y, como consecuencia, sufren graves reveses militares. Los oficiales del regimiento luchan y mueren para preservar la bandera de batalla del regimiento, que finalmente pasa a manos del cadete. Se le confía la tarea de devolvérsela a la familia real de los Habsburgo, pero las cosas van mal hasta un giro final.

Una historia lenta que requiere bastante reflexión y paciencia, en la cual algunos oficiales luchan contra el tiempo y contra ellos mismos, más que contra los enemigos. Basada en una novela titulada "Die Standarte" escrita por Alexander Lernet-Holenia y adaptada por Herbert Asmodi. El tema principal de la película son los esfuerzos del regimiento por preservar la bandera de batalla. Esta es una película donde se exploran aspectos fundamentales de la vida humana, no es de extrañar que esta película esté llena de escenas de intimidad, heroísmo y obstinación en las que el los honestos oficiales se inspiran en su antiguo código de honor militar. Las mejores escenas tienen lugar en un puente donde los soldados se rebelan contra sus oficiales al mando, lo que lleva a una horrible masacre. La película trata principalmente de la típica historia de amor en tiempos de guerra llevada a cabo por los dos amantes protagonistas: Simon Ward y Verónica Forqué, pero ambos dan pésimas actuaciones, no existiendo suficiente química amorosa entre ellos, lo que estropea la película. Excepcional plétora de actores formada por los más grandes actores del cine europeo. Entre ellos se encuentran los Alemanes: Siegfried Rauch, Viktor Staal, Gerd Böckmann, Robert Hoffmann, Wolfgang Preiss, Lil Dagover, Maria Perschy; Británicos: Simon Ward, Jon Finch, Peter Cushing, David Robb y interpretes españoles: Verónica Forqué, Manuel de Blas, José Canalejas, Hugo Blanco. Espectacular diseño de producción rodado en locaciones de Oropesa, Toledo, Castilla-La Mancha y Tarancón, Cuenca, Castilla-La Mancha, España y Viena, Austria (palacio). Sin embargo, la fotografía es pésima porque es extremadamente imperfecta y muy pobre; una remasterización es realmente necesaria. La película fue dirigida mediocremente por Ottokar Runze.

El contexto histórico en el que se desarrolla la historia es el siguiente: La disolución de Austria-Hungría fue un acontecimiento geopolítico importante que se produjo como consecuencia del crecimiento de las contradicciones sociales internas y la separación de diferentes partes de Austria-Hungría. Además, los nacionalistas dentro del imperio estaban cada vez más amargados a medida que, bajo poderes ampliados en tiempos de guerra, los militares suspendían rutinariamente los derechos civiles y trataban a diferentes grupos nacionales con diversos grados de desprecio en toda la mitad austríaca de la Monarquía Dual. Las razones más inmediatas del colapso del Estado fueron la Primera Guerra Mundial, las malas cosechas de 1918, la hambruna generalizada y la crisis económica. El Imperio austrohúngaro también se había visto debilitado con el tiempo por una brecha cada vez mayor entre los intereses magiares y austriacos. Además, una historia de compromiso excesivo crónico tiene sus raíces en el Congreso de Viena de 1815, en el que Metternich comprometió a Austria a cumplir un papel que requería una fuerza austríaca inquebrantable y resultó en una extensión excesiva. Sobre esta base debilitada, factores estresantes adicionales durante la Primera Guerra Mundial catalizaron el colapso del imperio. La Revolución de Octubre de 1917 y los pronunciamientos de paz Wilsonianos a partir de enero de 1918 alentaron el socialismo, por un lado, y el nacionalismo, por el otro, o, alternativamente, una combinación de ambas tendencias, entre todos los pueblos de la monarquía de los Habsburgo. Los territorios restantes habitados por pueblos divididos entraron en la composición de estados existentes o recién formados. El multiétnico Imperio austrohúngaro comenzó a desintegrarse, dejando a su ejército solo en los campos de batalla. La ruptura militar del frente italiano marcó el inicio de la rebelión de las numerosas etnias que componían el Imperio multiétnico, que se negaron a seguir luchando por una causa que ahora parecía sin sentido. El Emperador había perdido gran parte de su poder mientras su reino se desintegraba y presidente USA Woodrow Wilson intentaba ejecutar sus catorce puntos.

Aunque mejora en sus momentos finales y contar con profundas raíces literarias, así como la historia que cuenta del Fin del Imperio Austro-húngaro basada en la Novela " El Estandarte" del fecundo e iluminado escritor vienes Alexander Lernet- holenia (1897-1976) quién fue testigo de excepción en los acontecimientos narrados; su realización resulta fallida, insuficiente y torpe. Si pretendieron realizar un simbólico homenaje al celebre escritor, tras su muerte el año anterior; No lo consiguieron. La cinta se pierde en sus fotogramas , en el modo y su estructura. Así como el romance y sus actores protagonistas. Todo resulta impostado y superficial. Puede resultar curioso ver a una joven Verónica Forqué en sus titubeantes y frágiles primeras interpretaciones, allá mediada la década de los 70, pero el tema, el profundo hecho histórico del final de la Monarquía de los Habsburgo y la brutal 1ª Guerra Mundial se desvanece en su errática realización.
La sombra del Conde de Saint Germain es alargada a pesar de sus pobres e insustanciales homenajes.
saludos Cordiales