- Sinopsis
- Continuación de la película "El desencanto" (Jaime Chávarri, 1976). Los años han pasado para la familia Panero. Desaparecida Felicidad Blanc, la viuda y madre, ya sólo quedan los tres hijos del llamado «poeta del franquismo». Estos han seguido trayectorias vitales muy distintas pero que convergen en el olvido, la ruina y la desesperanza. (FILMAFFINITY)
- Género
- Documental Secuela Biográfico Familia
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1994 / España
- Título original:
- Después de tantos años
- Duración
- 87 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
EL LABERINTO PANERO
9 de mayo de 2008
A pesar de que Michi Panero ya murió hace unos años, en Después de tantos años dirigida por el también defenestrado Ricardo Franco; asistimos perplejos a la revelación de la absoluta decadencia de los personajes de El Desencanto: A un Leopoldo María cada vez más loco, a un Juan Luis cada vez más evasivo y a un Michi que se consume poco a poco, atreviéndose a rascar cada vez más en el interior de las miserias familiares de los Panero.
Si en El Desencanto eramos capaces de vislumbrar el interior de personajes como Felicidad Blanch, verdadero eje conductor de la película muy a pesar del fantasma del poeta Panero; y esbozar las ruinas personales de cuatro individuos; en Después de tantos años, a través de un Michi enfermo y envejecido encontrarmos una realidad más desolada. La que abre las puertas del final más absoluto.
Para mi estas dos películas, más que un símbolo de la decadencia del franquismo, son una atrevida apuesta por explorar en los entresijos de las relaciones familiares, con la interesante, sin duda, elección de una familia burguesa intelectual del postfranquismo español venida a menos.
Sus forma de hablar: Felicidad Blanch más que hablar recita, Leopoldo María representa una tragedia, Juan Luis declama al viejo estilo y Michi, simplemente,se descojona de todos.
Su forma de abrir su intimidad a la cámara, su forma de interpretar personajes que llevan toda la vida ensayando, su elegancia y saber estar , incluso con muchas copas de más, es asombrosa.
En definitiva, a pesar de que esta segunda parte no tiene la frescura y naturalidad de la cinta de Chavarri, y hay un exceso de licencias visuales ajenas al relato y la banda sonora tampoco es demasiado adecuada; el dolor contenido de Michi es tan real y tan transparente su sinceridad que has de darle la razón:
"Lo peor que se puede ser en la vida es un coñazo".
Además de verdad, Michi.
Si en El Desencanto eramos capaces de vislumbrar el interior de personajes como Felicidad Blanch, verdadero eje conductor de la película muy a pesar del fantasma del poeta Panero; y esbozar las ruinas personales de cuatro individuos; en Después de tantos años, a través de un Michi enfermo y envejecido encontrarmos una realidad más desolada. La que abre las puertas del final más absoluto.
Para mi estas dos películas, más que un símbolo de la decadencia del franquismo, son una atrevida apuesta por explorar en los entresijos de las relaciones familiares, con la interesante, sin duda, elección de una familia burguesa intelectual del postfranquismo español venida a menos.
Sus forma de hablar: Felicidad Blanch más que hablar recita, Leopoldo María representa una tragedia, Juan Luis declama al viejo estilo y Michi, simplemente,se descojona de todos.
Su forma de abrir su intimidad a la cámara, su forma de interpretar personajes que llevan toda la vida ensayando, su elegancia y saber estar , incluso con muchas copas de más, es asombrosa.
En definitiva, a pesar de que esta segunda parte no tiene la frescura y naturalidad de la cinta de Chavarri, y hay un exceso de licencias visuales ajenas al relato y la banda sonora tampoco es demasiado adecuada; el dolor contenido de Michi es tan real y tan transparente su sinceridad que has de darle la razón:
"Lo peor que se puede ser en la vida es un coñazo".
Además de verdad, Michi.
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55 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
La magnitud de la tragedia...
26 de febrero de 2009
Nueva estocada al corazón.
Sin llegar a los niveles tan paranormales de El Desencanto, una de las cúspides artísticas que dio este país de botijos y paelleras al mundo en el S. XX, este documental es otra dolorosa exquisitez.
Ya sin Felicidad, la ambigua madre, y con los tres hermanos rememorando infiernos veinte años después, la caja de los truenos se vuelve a destapar, con Michi en esta ocasión como fustigador más inspirado y certero, probablemente.
Cuando, nada más empezar la obra, su voz escupe que "la memoria es lo más cruel que existe en este mundo", captas inmediatamente que esa esencia agridulce, a medio camino entre el humor negro y la pornografía sentimental más desgarradora, permanece ahí.
Juan Luis, curiosamente, parece el más tranquilo, a diferencia del hombre alocado que aparecía en El Desencanto. Michi, repitiendo compulsivamente que "lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo", aparece canoso y desmejorado, pero el verdadero drama humano reside en Leopoldo María, aparentando treinta años más, podrido en un sanatorio mental y cagándose en el mundo.
En fin, un doble documento desolador, y que, más allá de las probables exageraciones, melodramatismos o imposturas que siempre pueden existir en este tipo de obras, disecciona a la perfección la tragedia del paso del tiempo y de las desintegraciones familiares.
Bravo, bravísimo.
Sin llegar a los niveles tan paranormales de El Desencanto, una de las cúspides artísticas que dio este país de botijos y paelleras al mundo en el S. XX, este documental es otra dolorosa exquisitez.
Ya sin Felicidad, la ambigua madre, y con los tres hermanos rememorando infiernos veinte años después, la caja de los truenos se vuelve a destapar, con Michi en esta ocasión como fustigador más inspirado y certero, probablemente.
Cuando, nada más empezar la obra, su voz escupe que "la memoria es lo más cruel que existe en este mundo", captas inmediatamente que esa esencia agridulce, a medio camino entre el humor negro y la pornografía sentimental más desgarradora, permanece ahí.
Juan Luis, curiosamente, parece el más tranquilo, a diferencia del hombre alocado que aparecía en El Desencanto. Michi, repitiendo compulsivamente que "lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo", aparece canoso y desmejorado, pero el verdadero drama humano reside en Leopoldo María, aparentando treinta años más, podrido en un sanatorio mental y cagándose en el mundo.
En fin, un doble documento desolador, y que, más allá de las probables exageraciones, melodramatismos o imposturas que siempre pueden existir en este tipo de obras, disecciona a la perfección la tragedia del paso del tiempo y de las desintegraciones familiares.
Bravo, bravísimo.
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