Alicia en la España de las maravillas (1978)

La ví en los ochenta, la alquilamos en un videoclub, de los de entonces, en formato VHS y con una calidad pésima. En aquella época hicimos una copia de VHS a VHS y quedó peor pero me ha permitido seguir visionándola ya que de otra forma no hay manera de conseguirla
Me impactó verla a los excasos diez y seis años que tenía y le he sacado más cosas en posteriores visionados.
Aunque las intenciones de contar de una cierta forma la historia reciente de España por medio de simbologías políticas, militares, etc, se queda en un simple intento, surrealista, eso sí. Los desnudos y escenas de sexo son innecesarios, incomprensibles y algo cargadillos de tono.
Me pareció un "quiero y no puedo" y estoy intentando averiguar porqué me recuerda a la trilogía de Saura, hecha por aquellos mismos años con mas "seso", menos sexo y más atrevimiento (me refiero a Ana y los Lobos, La prima Angélica y Mamá cumple 100 años) pues alguna de las que nombro fue hecha en vida del dictador. No obstante le reconozco el mérito de hacerla tan solo tres años después de su muerte.
La califico con un 6 (interesante) por el valor documental histórico que tiene.

Como comenté hace poco, hace unos días pude ver en la Filmoteca Española un alucinante programa doble que contenía "Caperucita y roja" (1977), de Aitor Goiricelaya y Luis Revenga, y "Alicia en la España de las maravillas" (1979), de Jordi Feliú. "Alicia..." es, como el otro título mencionado, una joya desconocida del cine español de la época de la Transición, y, por desgracia, muy difícil de ver hoy día. El largometraje de Feliú parte de la novela de Lewis Carroll para plantear una sugestiva, provocadora y evocadora visión retrospectiva del franquismo, mezclando lo popular y lo comercial, representados por el sexo, los desnudos, y lo más reconocible de las imágenes, con una línea más culta y experimental, representada por lo que hay aquí de onirismo, de surrealismo, de una narración que más que narrar trata de engarzar sueños, o, a veces, pesadillas.

El cambio de escenarios, a veces radical, se suma a esa noción de sucesión de escenas que no se sabe si son soñadas o reales, y que en ocasiones muestran un mundo grotesco, transformado por la sátira, al igual que la propia Alicia, el personaje protagonista, se transforma, pues es representado por cuatro actrices diferentes. Se trata sin duda de un interesantísimo ejercicio de provocación y de crítica iconoclasta hacia una dictadura y hacia una moral represiva y autoritaria que atacaba la libertad personal, de ahí la insistencia en escenarios opresivos, cerrados, o amenazadores, o con un fuerte valor simbólico, como la plaza de toros, la fábrica abandonada, o el gallinero. Es una provocación para la catarsis, para la liberación.