Bajo las estrellas (2007)

Veo que todas las demás críticas son muy positivas, así que me he propuesto aportar una visión más negativa de "Bajo las estrellas".

Algunos de los aspectos algo fallidos son, en mi opinión, el montaje en algunas secuencias, y el abuso de la música. Por ejemplo, en la conversación entre Beni y su novia, en la cama, en que la cámara cambia de punto de vista varias veces, cuando se trata de un momento que debería ser tratado con más sencillez. O en la conversación entre los hermanos en el taller del "Hierros", antes de que este empiece a darle dinero, en que la charla está completamente fragmentada a base de continuos cambios de plano de lo más irritantes. En cuanto a la música, creo que a veces se emplea para acentuar momentos cómicos, pero por culpa de esa "acentuación" resultan, de nuevo, irritantes. Por último, se podría haber prescindido de unos cuantos primeros planos que crean un ambiente algo cursi.

En cuanto a la historia en sí, le falta fuerza a la relación entre Beni y Nines. Tal vez se debería haber creado una mayor complicidad entre ellos.

Creo que hay momentos intensos y graciosos, pero otros vacíos e irritantes.

Sin embargo, destacaría la ambientación, la música (muy bonita pero demasiado presente), y la interpretación de los hermanos.

Partiendo de un desestructurado triángulo amoroso, Félix Viscarret nos regala un pequeño dramón con toquecillos de comedia y con algunas sorpresas... aunque los más avispados intuyan enseguida con quién se apareará una tetuda aunque desmejorada Emma Suárez si le dan a escojer entre a) un trompetista cabronazo y borrachuzo capaz de robar a su propio padre moribundo y mear adrede fuera de la taza del inodoro y b) un buenazo tontorrón que está dejando el alcohol pero se dedica a hacer mastodónticos y oxidados pisapapeles de arte contemporáneo en plan Chillida.
En algún momento parece que intenten compensar el regustillo ñoño que dan las pelis con niño a base de macarradas poco creíbles; y me quedé sin saber si la manera de hablar de Alberto San Juán era un problemilla de dicción del actor o del personaje, pero te hace reir en un par de ocasiones y la verdad es que el tío termina convirtiéndose en un antihéroe entenecedor de la mano del cual recordamos el rollo goytisolesco de que un hombre solo, una mujer, así tomados, de uno en uno, son como polvo, no son nada, que nuestro destino está en los demás, que nuestra dignidad es la de todos y otros esperan que resistamos, que les ayude nuestra alegría, nuestra canción entre sus canciones.
Y, ya puestos, tres moralejas secundarias:
1. No bebas.
2. No conduzcas a lo loco.
3. No despotriques de la violencia separatista en una tasca navarra llena de pueblerinos borrachos.

Nota: notable.