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La herencia Ferramonti (1976)

La herencia Ferramonti
121 min.
6,1
341
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Sinopsis
Roma, 1880. Después de cerrar su panadería, el negocio del que vive toda su familia, Gregorio Ferramonti (Anthony Quinn) comunica a sus hijos Pippo (Gigi Proietti), Mario (Fabio Testi) y Teta (Adriana Asti) que en adelante tendrán que ganarse la vida por sus propios medios. Sin embargo, Irene (Dominique Sanda), la mujer de Pippo, una joven hermosa, calculadora y ambiciosa, utilizará sus dotes de manipulación para adueñarse de la herencia de los Ferramonti. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIX Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
L' Eredità Ferramonti
Duración
121 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1976: Festival de Cannes: Mejor actriz (Dominique Sanda). Nominada a la Palma de Oro
7
Ambición y maldad depositadas en la esencia frágil y bella de Dominique Sanda
Convincente drama familiar auspiciado por la firma de Mauro Bolognini, afamado director italiano de filmografía irregular pero competente, aquí se embarcó en una historia singular de ambiciones y personajes, una estirpe, los Ferramonti, compuesta por tres hermanos en continua disputa por la herencia de su inclemente padre, un Anthony Quinn que se niega en rotundo a otorgar sus bienes a unos vástagos repudiados.

En medio de tan encarnecida lucha aparece Irene, una maquiavélica Dominique Sanda, la cual casándose con uno de los hijos, Pippo, irá paulatinamente curtiendo una trampa mortal que sacie sus ansias de poder y riquezas. Un personaje que en la faz de la Sanda se torna altamente ambiguo, pues en su peculiar y angelical devenir se crece de manera alarmante una sed establecida de lujo y acaparamiento.

Una interpretación nada piadosa de una dama que utiliza brillantemente sus armas para esparcir su veneno a modo de cruel mantis religiosa por las entrañas de esta desgraciada familia burguesa que lentamente va cediendo las riendas de su vida a una Irene inteligente y sabia manipuladora.

Película de exquisitez formal admirable, mimada en todo momento por su director pero que puede resultar tibia y redundante, algunos aspectos carecen del limado esperado pero otros se adaptan someramente al interés de su creador, el de surtirnos con una novelesca historia de ascensión y tragedia, un equiparado conflicto dramático que advierte de los peligros de ambiciones y anhelos en el entorno de una disfuncional familia en la Roma de fines del XIX a la que una mente fría y calculadora conseguirá poner en jaque sin el menor de los esfuerzos.

Sobria y elegante La herencia Ferramonti es una obra destacada, podría haber aspirado a más, pero se coloca en un lugar en donde el cine italiano sabía permanecer como buen reflectante del mejor cine europeo.

LO MEJOR: La utilización de la lluvia en los primeros pasos del film, elemento que parece presagiar los acechantes acontecimientos por devenir, su banda sonora, bella y reposada partitura de Ennio Morricone, autor con el que Bolognini tuvo una estrecha y longeva colaboración, y Dominique Sanda, su fragilidad y decisión son merecidamente subrayables.

LO PEOR: Fabio Testi en un cometido al que ni inyecta pasión ni ganas y lo precipitado de su desenlace.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Historia vs técnica
Basada en el romance homónimo de Gaetano Carlo Chelli, “La herencia Ferramonti” es un buen ejemplo del melodrama europeo de los 70, conformado por un buen reparto y con ciertos toques de erotismo, marcado por el fin de la censura.

Hay en ella dosis de sexo, traición, familia, dinero, poder, alianzas, negocios, infidelidad, … La baza principal del film es la bellísima Dominique Sanda, con algunos desnudos integrales incluídos, que obtuvo el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes por su brillante papel de Irene. Sanda interpreta a la hija de un pequeño comerciante, que contrae matrimonio con Pippo (Luigi Proietti), hermano de Mario (el apuesto Fabio Testi) y Teta (Adriana Asti), hijos todos de Greorio Ferramonti (un magnífico Anthony Quinn), que los considera indignos de su herencia, en el momento en que se aproxima su jubilación.

La película está ambientada en la Roma de 1880, una ciudad antigua, brumosa, sucia y en donde se respira la corrupción, concretamente en el trato de favor en los negocios de una pequeña burguesía creciente. Centrada en los pequeños comerciantes (la panadería y la ferretería), hay una lucha constante y a toda costa por llegar hasta el poder y el dinero.

La historia, corta y bien llevada por Mauricio Bolognini, se hace interesante por la ambición y/o corrupción que destilan sus protagonistas, especialmente las tres figuras principales (Sanda, Quinn y Testi), que ofrecen un buen nivel interpretativo.
La partitura de Ennio Morricone ayuda a crear el clima propicio entre melancólico y fracasado de una familia que lo pudo tener todo.

La puesta en escena no supone ninguna preocupación para Bolognini, pues la descuida bastante, y en general, no es una película de una técnica depurada (más bien todo lo contrario), de modo que Bolognini lo fía todo a la fuerza de la historia, la intensidad de sus actores y a su vigor narrativo, consiguiendo un resultado más que aceptable y saliendo triunfante del reto.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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