Juegos de noche (1966)

lo siguiente. Es lo que pensé durante las primeras extrañísimas escenas sobre una especie de fiesta decadente de nobles en un castillo gótico, donde el sexo era omnipresente y cualquier taradez tenía lugar. Incluso se tomaba a chiste la muerte de un recién nacido. En fin, como poner el "Jardín de las Delicias" del Bosco en movimiento. Esta parte Infernal era absorbente y poderosa, aunque no sabía a dónde podía llegar, quizás al más puro surrealismo del tipo "La edad de oro".

No fue así, sino que, como en un retrato moralizante, el autor expone (recreándose) los vicios para luego mostrar sus malas consecuencias en el presente, a través del protagonista (que vivió los desfases viciosos cuando niño), que vuelve al castillo con su prometida para intentar curarse de la impotencia (y del susto). Esta es la parte del Purgatorio, donde el protagonista tiene que superar los recuerdos del pasado en el mismo lugar donde se produjeton (entre los "flashback" destaca una escena de incesto y pedofilia entre madre y niño, muy explícita y seguramente más escandalosa en nuestros días).

Lo demás, en spoiler.

Un cuento moral donde la directora nos cuenta, en dos épocas paralelas, los vicios de una familia de clase alta y el intento del niño, ya convertido en adulto, de dejar esa vida atrás. La perplejidad inicial ante el surrealismo de las primeras escenas da paso a la cruda realidad de ese niño que lo tiene todo, pero a la vez le falta de todo.

En todo momento la película tiene cierto halo de sueño, de situaciones que podrían pasar pero que parecen demasiado oníricas como para ser verídicas.

7/10