arrow

París bien vale una moza (1972)

París bien vale una moza
89 min.
3,9
379
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Suscripción
Sinopsis
Un pueblerino aragonés pluriempleado recibe un encargo insospechado: el cacique del pueblo le pide que vaya a París y traiga a su hija, a la que unos años antes echó de casa al quedarse embarazada. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
París bien vale una moza
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
5
Recaída
Argumento.
Un pueblerino de los de boina al viento (Alfredo Landa) que vive con su hermana Agustina (Josele Román) decide ir a París en busca de la nieta (que nació "sin padre" y en aquella época) del ricachón del pueblo; lo cual quiere decir que la hija del Ricachón se había exiliado en París avergonzada de su pecado. Al enterarse el ricachón de que su hija ha muerto quiere conocer a su nieta.
Landa corre sus primeras vicisitudes de paleto en París hasta que conoce a un comisario de allí que veranea en la costa española que le consigue trabajo de mayordomo para unos marquesos. En París conocerá a una chica que trabaja de frescachona para Monsieur Le Moco, personaje que tratará de robar a los marquesos su colección de cuadros. Pero Landa se enfrentará a la banda de Le Moco (que por cierto, la que hace de su novia es Bárbara Rey ¿increíble no?) los vencerá e impedirá que roben los cuadros.
A todo esto, José Sacristán que es pintor (¡el arte, siempre el arte!) es el novio de la nieta que busca Landa y le deja un bombo que te cagas a la nieta; y como Landa se ha enamorado de la ex-frescachona pues la peli termina con Landa casado con ella y Sacristán con la otra (pero éstos de penalty).

Formas.
Encuadrada en el apogeo máximo del Landismo (principios de los 70) resulta también un espléndido documental sobre la ciudad de París donde vemos obviamente muchos planos generales de la metrópoli. Es el mismo caso de otras películas como "Lo verde empieza en los Pirineos" o "Vente a Alemania Pepe", donde la industria del cine español busca su identificación con el cine europeo (o más bien al revés... ¿quién sabe?).
El vesturario como siempre es de Cornejo, maquillaje el justo y fotografía convenientemente csposa. Como dato curioso diremos que un cuadro de los que intentan robar los de Le Moco aparece en otra landada ("Jenaro el de los 14" si mal no recuerdo).
[Leer más +]
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Capitán de un velero que no tiene mar
Pues sí, pobre Landa. He aquí otra muestra del landismo en su máxima expresión. ¿Aconsejar la película? En absoluto. Esto es para curiosos, para gente que acepta la vida tal y como viene sin más problemas, no puede interesar pero tampoco fastidiar. Uno ve actuar a Alfredo Landa y siente por él hasta admiración, con esa energía y ese empeño en gritar, sufrir y querer agradar a toda costa; se le ve como el protagonista de siempre con el mismo papel, como Martínez Soria y esa gente, capitanes de un velero que no tiene mar; mismo perro con diferente collar. Landa es el personaje noble, el baturro noble, el pardillo, el bienintencionado, el cabezón, el sufridor, el enamorado sufridor. A vista de pájaro, no se acierta a comprender que el personaje fuera tan exitoso en su época y quedara como otro paradigma de la comicidad, pero siendo el símbolo de un género, aunque sea sin pies ni cabeza, tiene que ser prueba que triunfó y por tanto sus películas serán siempre repuestas y saldrán a flote en ciclos muy apreciados, aparecerán en el cielo de las pantallas como esos cometas siderales que vuelven una y otra vez para manifestarse y ser admirados.
Y la película es una trama que se desenrolla como si Landa fuera un detective privado, el jefe le ha dado el encargo de buscar a su hija y a su nieta y le ha dicho que andan por París. Por ahí se va a París, le dice. Y se va. Parece algo, parece una película buena, incluso Ferrandis aporta un punto original y fresco, pero el landismo no tiene lógica, el argumento inicia una trama mafiosa en la que sucederán hechos sin sentido y absurdos, sin continuidad, que con la complicidad del espectador y si éste los acepta, podrá hasta sonreír. Tal vez el método sea lícito y no haya porqué censurarlo.
Para quienes este cine patrio tan aparcado ya, siga siendo motivo de cierta curiosidad, puede ser un punto divertido, por eso dicen que con la intención basta.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre París bien vale una moza
Fichas más visitadas