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Domicilio conyugal (1970)

Domicilio conyugal
97 min.
7,2
2.912
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Disponible en:
Suscripción
Trailer (FRANCÉS)
Sinopsis
Antoine y Christine son una pareja de recién casados. Mientras él se gana la vida vendiendo flores secas por las calles de París, su mujer imparte clases de violín. Pasa el tiempo y tienen un bebé, pero Antoine, que sigue siendo un hombre emocionalmente inestable e inmaduro, tiene una aventura extramatrimonial. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Romance Comedia romántica Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Domicile conjugal
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Grupos
Antoine Doinel
Links
Premios
1972: National Board of Review: Mejores películas extranjeras
1971: Asociación de Críticos Norteamericanos (NBR): Nominada a Mejores películas extranjeras del año.
8
Amor de recién casados
Décimo largometraje de François Truffaut, rodado en exteriores y en escenarios naturales de Paris. Se estrena en "première" el 1-IX-1970 (Paris).

La acción tiene lugar en Paris, en 1969/70. Analiza el amor conyugal de Antoine (Jean-Pierre Léaud) y Christine (Claude Jade), recién casados. Sitúa frente a frente dos maneras de ser, dos modos de entender el amor, dos educaciones diferentes y dos extracciones sociales contrapuestas. La historia traspira el encanto y la poética propios del realizador. Christine llena la pantalla de elegancia, sensibilidad y sensualidad. Antoine desborda vitalismo y simpatía. La vida en común trascurre al amparo del amor de recién casados, que en general facilita la adaptación a la nueva vida y permite la superación de algunas dificultades. El entorno que les rodea viene marcado por la excentricidad de los personajes que pueblan el patio de vecinos de la vivienda que ocupan (cantante de ópera exageradamente puntual, veterano de la IGM recluido en casa desde hace 20 años, un curioso personaje apodado "el estrangulador", etc.).

El humor y la ironía salpican el metraje con ocurrencias y lances que mantienen la sonrisa a flor de labios casi sin interrupción. Se hace uso de recursos sencillos e imaginativos: aviso en japonés, cena de potitos y similares. En otras ocasiones se recurre al surrealismo y al humor negro, como en la escena en la que una chica enamorada da fe de su amor diciendo al amante: "Si tuviera que suicidarme, me gustaría hacerlo contigo".

La fotografía es de Néstor Almendros, en su segunda colaboración con Truffaut, sobre un total de ocho. Ofrece encuadres de gran precisión, un dibujo magnífico y combinaciones armónicas de colores suaves (blanco, azul, verde, gris). Construye composiciones novedosas y efectivas (imagen de Antoine de pie en el suelo junto a Christine de pie sobre una tarima con encuadre a la altura de la cabeza de él). Algunas tomas provocan desconcierto y sorpresa, como el derribo de un tabique visto desde el lado opuesto al de quien lo derruye con gran estrépito. Para desvelar al espectador un feliz acontecimiento futuro se utiliza la imagen inmensa de una valla estática. La música ofrece temas predominantemente románticos, de formación orquestal, que suenan con brío y fuerza. Destacan las composiciones "Christine", "Kyoko", "Les charmes du Japan", "Hereuxs en menage" y otros.

El realizador no oculta su amor al cine de los grandes maestros y su deseo de contagiarlo al espectador. La vida en el patio de vecindad parece inspirarse en Jean Renoir, la excentricidad de algunos vecinos posiblemente evoca a Jacques Tati, las miradas furtivas desde la ventana podrían ser de Hitchcock, el silencio que se produce al paso del "estrangulador" recuerda a Lubitsch, los encuadres de piernas rinden homenaje a Buñuel (de moda entonces en Francia). La caracterización de Christine subraya su parecido con Catherine Deneuve. Abundan las citas cultas, sobre todo las cinéfilas y literarias.
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31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Siempre hay una flor que no cambia de color”
Esta frase forma parte de uno de los continuos gags y desmanes que van conformando este fascinante film de François Truffaut, el director enamorado del cine.
Son las flores de Antoine, su perpetua búsqueda de trabajo e inquietudes y, sobre todo, las situaciones que se reflejan, cotidianas por una parte, y surrealistas y delirantes por otra, las que hacen de este desenfreno una película excepcional.
Porque es con este personaje y alter-ego de Truffaut cuando encontramos al director francés en su faceta más surrealista y extravagante. Ahí lo demuestran el claro homenaje a Jacques Tati en el andén del metro, la afortunada entrevista de trabajo, el conocido que siempre pide dinero o el inquietante vecino que resulta ser famoso o el resto del pintoresco vecindario.
Además, son sus picarescos diálogos los que envuelven a la cinta en un aire tremendamente perspicaz e ingenioso, lo que le hace desmarcarse y posicionarse como una película sumamente por encima de todas aquellas que se le asemejan en este subgénero de la vida cosmopolita en pareja.
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24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
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