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La cura del bienestar (2016)

La cura del bienestar
146 min.
5,7
9.676
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Sinopsis
Un joven y ambicioso ejecutivo de empresa (Dane DeHaan) es enviado para traer de vuelta al CEO de su compañía, que se encuentra en un idílico pero misterioso "centro de bienestar", situado en un lugar remoto de los Alpes suizos. El joven pronto sospecha que los tratamientos milagrosos del centro no son lo que parecen. Cuando empieza a desentrañar sus terribles secretos, su cordura será puesta a prueba, pues de repente se encontrará diagnosticado con la misma y curiosa enfermedad que mantiene allí a todos los huéspedes, deseosos de encontrar una cura. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Intriga Terror Thriller psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
A Cure for Wellness
Duración
146 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Una Cura contra lo Convencional
En el inicio, una nana infantil resuena entre imponentes edificios de oficinas, a modo de réquiem por los pobres trabajadores que siguen delante del ordenador, ajenos al sueño y los horarios naturales.
Una colección de empleados del mes cuelga de la pared recordando a los que sacrificaron todo por la última negociación, negándose el último suspiro, como homenajes sonrientes de una felicidad nunca disfrutada.
Y somos testigos del derrumbamiento existencial del trabajador común, que yace en el infinito cementerio de pantallas iridiscentes que ha sido su único hogar.

Después de eso habrá gente que diga que esta película no cuenta nada, claro que no, pero permítanme recomendar un diagnóstico: váyanse a la mierda, críticos mediocres y espectadores con déficit de atención.

Con 'La Cura del Bienestar' Gore Verbinski se ha enfrentado al mismo panorama ranciete que está dejando la falta de cultura y el ansia de inmediatez: ha señalado a la luna, y muchos tontos se han quejado de que solo ven el dedo.
"El misterio es una mierda"; como si a Verbinski le importara una conclusión normalita, y no un viaje increíble.
"¡No da miedo!"; como si fuera culpa de Verbinski que a muchísimos espectadores se les haya fundido el gusto por la atmósfera y la sugestión.
"Es que me da asco, y no la entiendo"; a muchos se les van a freír las neuronas por unir dos puntos argumentales sin un montaje que se lo dé mascadito, mientras se desmayan porque no encuentran el mismo gore "light" que prolifera en el género.
Gore Verbinski ha querido incomodarnos, mandarnos sin billete de vuelta a un viaje jodido, recordarnos una sensación de locura y espanto con algo nunca visto... pero meh, demasiado darle a la neurona (que encima tampoco es tanto), vamos a encumbrar el enésimo remake precuela reboot de 200 millones que no nos haga pensar demasiado.

Para los que lo quieran y busquen, allá que ha concebido Verbinski este milagro: una película con cierta ambición de medios, rodada como dios, que no pide disculpas por asquearte o provocarte, y que, mientras juguetea con la serie B, no tiene ningún problema en hablar seriamente de esa enfermedad que a todos nos aqueja.
Una enfermedad que el joven oficinista Lockhart empieza a advertir, cuando lee la carta de su jefe Pembroke enviada desde un asilo en los alpes suizos, en donde dice que "la mente se engaña, mientras el cuerpo dice basta".
Un sentimiento demasiado familiar en su vida dedicada a su carrera en alza, reconocido también en las pétreas caras de sus elegantes y manipuladores jefes, e incrustado en el mismo corazón de una sociedad dedicada al beneficio más inmediato que puedan obtener.

Pero todo eso está ausente en el asilo al que va a buscar a su jefe.
Allí flota un sentimiento de paz senil, entre ricos trabajadores que han adoptado el pijama perpetuo y el olvido del mundo exterior. El agua, símbolo de pureza y limpieza, domina el ambiente como la medicina oficial para las dolencias del espíritu.
Todos estamos enfermos, y lo notamos, pero allí se permite ser felices.
No hay un vuelo que coger, no hay una reunión que adelantar: el infernal ritmo de vida contemporáneo se detiene en los muros erigidos por un marqués visionario, que han elegido sostener médicos intachables como el Doctor Volmer.

Verbinski no juega demasiado al despiste: algo no cuadra en ese ambiente idílico.
El personal médico no podría estirar más el gesto en una mueca de falsa amabilidad, mientras se acumulan los misterios a plena vista, apenas señalados por una figura misteriosa al fondo de una sauna nublada o ruiditos insistentes que mordisquean nuestros nervios como zumbido de mosquito.
El aséptico ambiente de hospital busca tranquilizarnos, pero la aterradora colección de barbaridades que presenciamos nos recuerda nuestra enfermedad: abortos animales, dientes taladrados, gastados cuerpos ancianos, perversiones masturbatorias... casi empezamos a creer al Doctor Volmer, cuando recalca que somos pacientes, que no estamos bien, que necesitamos la milagrosa cura.

Este mundo enfermo no nos dejará parar de pedirla.
Y Lockhart, joven paciente de avanzados síntomas, se da cuenta de que esa es la razón por la que avejentados poderosos renuncian a extensos imperios: porque, por mucho pisoteo progresivo y corporativo, nunca podrán quitarse el recuerdo de sus vidas sin sentido ni rumbo.
Si en el sanatorio eso no existe, ¿por qué alguien querría abandonarlo?

Bravo por Gore Verbinski, por su poca vergüenza para mezclar influencias, y por su mucha maestría para convertirlas en una fascinante inmersión a la oscuridad de nuestra pérdida espiritual.
Porque estoy enfermo de películas que saben a lo mismo, que me dan lo de siempre y ni se molestan en ocultarlo.
Y, por esta vez, he sentido que me han curado.
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156 de 209 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La Cura de Verbinski
La cura del Bienestar es una película que tenía mucho potencial, una película de misterio en un hospital de aguas termales. No obstante, sus 2 horas y media de película se hacen largas y al final a Verbinski se le va la pinza, pero comencemos por el principio. La primera hora y media logra crear expectación, meternos de lleno en la historia, gracias a la genial fotografía, y la genial interpretación de Dane DeHaan. No obstante, se cae en el cliché más absoluto en demasiadas partes en la película, y el guión tiene más sinsentidos y agujeros que un queso Gruyere. Se puede permitir una pequeña trampa de ve en cuando, pero no cuando despues de esa hora y media, la película cae en los ridículos. Como bien decían mis compañeros en el cine "Al director se le ha ido completamente la pinza". No sabe si al final quiere contar una thriller psicológico, un culebrón con aires a "El Internado" o una película de ciencia ficción. Además, le gusta incluir escenas que no aportan nada y que rallan en lo desagradable, de manera innecesaria (y creedme, para que yo diga eso, son muy muy desagradables y asquerosas). En algunas partes finales se pierde toda lógica y se cae en escenas de vergüenza ajena, que provocan risas en el público. Y además ese final que tanto se hace esperar, no llega a sorprender del todo, pero queda bastante ridículo y no nos dice nada.
No obstante le doy el 4 por algunas notas positivas: La película logra ser entretenida en muchos fragmentos, y logra transmitir una sensación de desasosiego como ninguna otra. Además, pocas pegas se le pueden poner a los actores, a un Dane deHaan desatado, a una Mia Goth angelical y siniestra y a un Jason Isaacs (aunque no podamos quitarnos de la cabeza The Oa y a Lucius Malfoy). La película en lo visual es genial. No obstante, los agujeros de guión, las escenas ridículas, su larga duración, y ese final acaban lastrando la película
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110 de 154 usuarios han encontrado esta crítica útil
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