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La mirada de Ulises (1995)

La mirada de Ulises
176 min.
7,5
3.642
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Entrevista al director sobre la película (INGLÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Un cineasta griego, exiliado en los Estados Unidos, regresa a su ciudad natal para emprender un apasionante viaje. De Albania a Macedonia, de Bucarest a Constanza (Rumanía), a través del Danubio hasta Belgrado y por fin a Sarajevo. En su camino se cruza con su propia historia, con el pasado de los Balcanes, con las mujeres que podría amar. Espera recobrar con estas imágenes olvidadas la inocencia de la primera mirada... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine dentro del cine Road Movie
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Grecia Grecia
Título original:
To Vlemma tou Odyssea (Ulysses' Gaze)
Duración
176 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Grecia-Francia-Italia-Alemania;
Links
Premios
1995: Cannes: Gran Premio del Jurado. Premio FIPRESCI (ex-aequo)
1995: Premios David di Donatello: Nominada a mejor producción
1995: Premios del Cine Europeo: Premio FIPRESCI
1996: Premios Goya: Nominada a mejor película europea
1997: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a mejor película extranjera
8
La mirada de Theo Angelopoulos
La mirada de Ulises es un viaje personal en el que “A”, director de cine, recorre el espinazo de la vieja Europa (los Balcanes) en busca de tres bobinas sin revelar que contienen la mirada inocente de los pioneros (en este caso, los hermanos Mannakis, primeros artífices del cine en Grecia).

Theo Angelopoulos, cuando compone sus películas, es pescador de perlas y maestro orfebre o relojero. Engarza, una a una, cada piedra gris e irregular en un collar que abraza la cultura de la vieja Europa, nuestra Europa. Primero fue el viaje, luego la duda y, finalmente, la nostalgia, nos dice un personaje. Una forma de arte total y milimétrica, grandiosa e intimista.

Abundan las citas y fragmentos literarios (‘In my end is my beginning’, ‘En mi final está mi principio’, de T. S. Eliot, es una de las frases con que empieza el recorrido), las coreografías y los bailes (Minnelli, Donen), la tristeza. “A” reconoce el rostro de Penélope en varias de las mujeres con las que se cruza. Pero es tarde.

Algunas de las perlas de la cinta, citadas al azar:

- La estatua de Lenin, desmembrada, el tránsito pausado por el río, pasando de ser un símbolo de fuerza a pieza muerta de museo.
- Los cuadros vivos: muchedumbres enfrentadas; refugiados en la nieve; retratos de familia.
- El responsable de la filmoteca de Sarajevo (el inmenso Erland Josephson) recitando, en alemán, bajo la mirada de Bogart desde el póster.
- El día de la niebla.

“A” no puede ser otro que el propio Angelopoulos.

Los idiomas se entrelazan, formando un mar de singular riqueza. Aunque el lenguaje pueda ser también una muralla, la de la incomprensión.

Es difícil sentir con más intensidad la piel envejecida y estragada de todo un continente. Percibimos el dolor de la piedra en cada ruina, en cada techo devastado.

Si las fronteras son las cicatrices impuestas por el hombre a la naturaleza, jamás se ha visto un territorio tan lleno de remiendos y suturas, tan herido.

Querida Penélope, aguardemos ahora, tú y yo, a que llegue nuestro turno, igual que dos violines en la mesa del forense.
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94 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La hermosa búsqueda de la primera mirada.
Película bendecida por el temible hisopo de la crítica internacional y/o nacional. Narra el viaje de un cineasta griego (Keitel) a su país natal y desde allí a varios países eslavos a fin de encontrar una vieja película perdida de dos hermanos pioneros del cine heleno.
Obra autoral, como es común a Angelopoulos ("El viaje de los comediantes"), e indudablemente incómoda, a contracorriente y de díficil y hermética entrada en la misma, dado su carácter altamente metafórico y simbólico.
Película irregular, con indiscutibles aciertos formales y conceptuales, pero también con baches o partes en los que no acaba de cuajar (cuando plúmbea cuando ligera, cuando retórica cuando diáfana, cuando pedante cuando necesaria), tiene en su debe no la interpretación en sí misma del gran Harvey Keitel sino su discutible y para mí errónea elección.
"La mirada de Ulises" dura casi tres horas y por todo lo apuntado y añadiendo su duración, es una película con multiplicidad de enfoques y niveles de reflexión: Angelopoulos hace un reencuentro con el pasado de este cineasta y a través de ello con sus emociones (la familia, los amores, las guerras de antes y las de ahora, los amigos, la política...), hace una reflexión sobre el Tiempo y los lugares -el Espacio-, sobre la Imagen cinematográfica y la búsqueda de la pureza y la inocencia de la primera mirada (la de los pioneros), esa mirada perdida, nebulosa, triste, limpia y llorosa como la situación actual de los Balcanes, y que acaba precisamente en la derruida y mítica Sarajevo. Angelopoulos hace un recorrido melancólico, ensimismado, a veces espectral, que novela el mismo estado de desamparo y desorientación, de desmembramiento y tristeza contenidas que el que lleva a sus espaldas el protagonista de la película.
¿Dónde habrá quedado sepultada y embarrada, entre tanta suciedad, la primera mirada?. Quizás solo ya en la mente y el alma. Lo que está claro es que estamos ante una hermosa película, con pasajes y parajes inolvidables (el metafórico transporte de la gigantesca estatua de Lenin, Danubio abajo y los últimos treinta minutos, sobre todo), y ante una obra que debe ser revisitada, analizada y vista multitud de veces con la misma calma como está rodada.
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54 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
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