Trailer (FRANCÉS)
- Sinopsis
- Armande de la Verne (Gérard Philipe), un célebre mujeriego, apuesta que puede seducir a cualquier mujer. La elegida es la divorciada Marie-Louise Rivere (Michèle Morgan). La amenaza de la guerra es el telón de fondo de las "maniobras" de seducción. Mientras intenta ganar la apuesta, el Don Juan se enamora locamente de la bella y decidida Marie-Louise. (FILMAFFINITY)
- Género
- Comedia Drama Romance
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1955 / Francia
- Título original:
- Les Grandes manoeuvres
- Duración
- 106 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción Francia-Italia;
- Links
Premios
¿Qué fue de René Clair?
19 de marzo de 2015
Jamás me preocupé demasiado por ver películas de René Clair, cuando yo empecé a interesarme por el cine ya estaba completamente desprestigiado y se consideraba una grave falta dedicarle tiempo antes de haber visto la filmografía íntegra de Jean Renoir. Por eso, a pesar de que su obra es corta, he tardado muchísimo tiempo en completar una parte significativa. Siempre sentí curiosidad, en cambio, por su figura. Dando crédito a los que, como Berlanga, le conocieron, debió tratarse de una persona caballerosa y gentil, con un sentido algo anticuado de la gentileza.
Durante un período, principio de los años treinta, fue el cineasta más influyente del mundo, gracias a una serie de fantasías musicales que ayudaron al desarrollo técnico del cine sonoro. Antes que Hitchcock, René Clair fue el primer cineasta de la época hablada en obtener un contrato millonario para trabajar fuera de su país, y lo hizo por propia voluntad, no porque huyera de los nazis.
En cuanto a esas películas, estaban llenas de ambiciosas ideas cinematográficas que no cristalizaban; el camino entre la concepción y la ejecución, el diseño y el trazado final, no terminaba de recorrerse y muchas veces las escenas eran mejores contadas que vistas. También era un cine amable e inofensivo, puesto que para hacer diana apuntando tan alto no es una ventaja ser una buena persona, y en cambio sí es útil el egocentrismo, el perfeccionismo enfermizo, la mala uva, la ironía punzante y el cinismo. Los genios suelen poseer estos atributos y René Clair no fue un genio. Sólo hay que comparar la elegante reacción de Clair cuando su productora demandó a Charles Chaplin por plagiar secuencias de “¡Viva la libertad!” en “Tiempos modernos”, y cómo en cambio transcurrió un incidente parecido entre el mismo Chaplin y Orson Welles a cuenta de la paternidad de “Monsieur Verdoux”.
El cine que hizo tras la guerra, después de su poco afortunada escala americana, lo sepultó definitivamente en el mausoleo de los directores olvidados, custodiado por Truffaut y sus compinches (Truffaut… ¡que acabaría convirtiéndose en el René Clair de la Nouvelle Vague!). Todavía sigue allí, a pesar de que Criterion haya resucitado sus primeros títulos sonoros.
Durante un período, principio de los años treinta, fue el cineasta más influyente del mundo, gracias a una serie de fantasías musicales que ayudaron al desarrollo técnico del cine sonoro. Antes que Hitchcock, René Clair fue el primer cineasta de la época hablada en obtener un contrato millonario para trabajar fuera de su país, y lo hizo por propia voluntad, no porque huyera de los nazis.
En cuanto a esas películas, estaban llenas de ambiciosas ideas cinematográficas que no cristalizaban; el camino entre la concepción y la ejecución, el diseño y el trazado final, no terminaba de recorrerse y muchas veces las escenas eran mejores contadas que vistas. También era un cine amable e inofensivo, puesto que para hacer diana apuntando tan alto no es una ventaja ser una buena persona, y en cambio sí es útil el egocentrismo, el perfeccionismo enfermizo, la mala uva, la ironía punzante y el cinismo. Los genios suelen poseer estos atributos y René Clair no fue un genio. Sólo hay que comparar la elegante reacción de Clair cuando su productora demandó a Charles Chaplin por plagiar secuencias de “¡Viva la libertad!” en “Tiempos modernos”, y cómo en cambio transcurrió un incidente parecido entre el mismo Chaplin y Orson Welles a cuenta de la paternidad de “Monsieur Verdoux”.
El cine que hizo tras la guerra, después de su poco afortunada escala americana, lo sepultó definitivamente en el mausoleo de los directores olvidados, custodiado por Truffaut y sus compinches (Truffaut… ¡que acabaría convirtiéndose en el René Clair de la Nouvelle Vague!). Todavía sigue allí, a pesar de que Criterion haya resucitado sus primeros títulos sonoros.
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24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia, drama y romance, combinados con ironía, elegancia y buen humor
17 de agosto de 2006
Primera película en color de René Clair, que escribe, coproduce y dirige. Se rodó en los Estudios Bologne (Altos del Sena). Ganó el David di Donatello a la mejor producción, el premio al mejor film del Sindicato Francés de Críticos de Cine y el Louis Delluch. Se estrenó el 25-X-1955.
La acción tiene lugar, a lo largo de julio de 1914, en una ciudad de provincias en la que tiene cuartel un regimiento de dragones de Cavallería. Narra la historia del teniente Armande de la Verne (Gérard Philipe), mujeriego e inmaduro, que mantiene varios idilios a la vez y que presume de poder enamorar a cualquier mujer en menos de 30 días. En una cena con amigos acepta la apuesta de pagar una cena de gala si no consigue conquistar a la mujer que salga elegida al azar. La elegida es Marie-Louise Riviére (Michéle Morgan), hermosa, divorciada, parisina, madura, que regenta desde hace poco una sombrerería femenina en la ciudad y necesita un amor estable y duradero.
La película define los personajes con toques irónicos y caricaturescos. Exagera la debilidad Armande por las mujeres, la seriedad y madurez de Marie-Louise, la empalagosa amabilidad de Victor Duverger (Jean Desailly), la vanidad del teniente Félix Leroy (Yves Robert), la inocencia maliciosa de Lucie (Brigitte Bardot), la sumisión del coronel (Pierre Dux) a su mujer, la cerrazón de mente de las hermanas de Victor. La obra es una fábula sobre el amor, concebido como un juego imprevisible y no gobernable. Abundan los lances, incidencias, casualidades, imprevistos y similares que desbordan ironía, humor y gracia, que se suceden sin interrupción. La comicidad visual evoca a Charlot y Keaton y las sutilezas del propio Clair de los años 30. Son escenas destacables la riña de Armande y Félix, el duelo a pistola entre ambos, la caída de la pila de paquetes que Victor aporta a la tómbola de Cruz Roja, los toques finales del vestido de novia de Alicia (Catherine Anouilh), la espera de Giselle y otras. La acción tiene lugar en los días inmediatamente anteriores a la entrada en guerra de Francia, lo que aporta al relato un suave toque agridulce.
La música aporta melodías románticas, marchas militares, valses vieneses y canciones de cabaret, muy a tono con el relato. La fotografía usa planos lejanos e intermedios muy descriptivos, juxtapone escenas breves, pasa de una escena a otra inesperadamente, mediante fundidos o enlazándolas con un objeto común a dos planos sucesivos. Destaca la acusada preferencia por los colores pastel, crema, grises y rosas pálidos, que sumergen al espectador en una atmósfera onírica. Enriquecen las imágenes unos decorados excelentes y un vestuario de gran elegancia. El guión y la dirección combinan la madurez del autor con la gracia y encanto de su etapa de juventud. La interpetación de los protagonistas sacrifica su lucimiento al servicio de la comicidad.
La película ofrece un recital delicioso de elegancia, ironía y humor.
La acción tiene lugar, a lo largo de julio de 1914, en una ciudad de provincias en la que tiene cuartel un regimiento de dragones de Cavallería. Narra la historia del teniente Armande de la Verne (Gérard Philipe), mujeriego e inmaduro, que mantiene varios idilios a la vez y que presume de poder enamorar a cualquier mujer en menos de 30 días. En una cena con amigos acepta la apuesta de pagar una cena de gala si no consigue conquistar a la mujer que salga elegida al azar. La elegida es Marie-Louise Riviére (Michéle Morgan), hermosa, divorciada, parisina, madura, que regenta desde hace poco una sombrerería femenina en la ciudad y necesita un amor estable y duradero.
La película define los personajes con toques irónicos y caricaturescos. Exagera la debilidad Armande por las mujeres, la seriedad y madurez de Marie-Louise, la empalagosa amabilidad de Victor Duverger (Jean Desailly), la vanidad del teniente Félix Leroy (Yves Robert), la inocencia maliciosa de Lucie (Brigitte Bardot), la sumisión del coronel (Pierre Dux) a su mujer, la cerrazón de mente de las hermanas de Victor. La obra es una fábula sobre el amor, concebido como un juego imprevisible y no gobernable. Abundan los lances, incidencias, casualidades, imprevistos y similares que desbordan ironía, humor y gracia, que se suceden sin interrupción. La comicidad visual evoca a Charlot y Keaton y las sutilezas del propio Clair de los años 30. Son escenas destacables la riña de Armande y Félix, el duelo a pistola entre ambos, la caída de la pila de paquetes que Victor aporta a la tómbola de Cruz Roja, los toques finales del vestido de novia de Alicia (Catherine Anouilh), la espera de Giselle y otras. La acción tiene lugar en los días inmediatamente anteriores a la entrada en guerra de Francia, lo que aporta al relato un suave toque agridulce.
La música aporta melodías románticas, marchas militares, valses vieneses y canciones de cabaret, muy a tono con el relato. La fotografía usa planos lejanos e intermedios muy descriptivos, juxtapone escenas breves, pasa de una escena a otra inesperadamente, mediante fundidos o enlazándolas con un objeto común a dos planos sucesivos. Destaca la acusada preferencia por los colores pastel, crema, grises y rosas pálidos, que sumergen al espectador en una atmósfera onírica. Enriquecen las imágenes unos decorados excelentes y un vestuario de gran elegancia. El guión y la dirección combinan la madurez del autor con la gracia y encanto de su etapa de juventud. La interpetación de los protagonistas sacrifica su lucimiento al servicio de la comicidad.
La película ofrece un recital delicioso de elegancia, ironía y humor.
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