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Antes de la revolución (1964)

Antes de la revolución
112 min.
6,6
874
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Disponible en:
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Sinopsis
A la edad de 22 años, Bertolucci dirige este drama político que relata la historia de un joven que se acerca al comunismo mientras mantiene una relación incestuosa con su tía. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Prima della rivoluzione
Duración
112 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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10
Bertolucci retrata la infructuosa búsqueda del ideal político
Obra de un Bernardo Bertolucci con tan sólo 23 años, Prima della rivoluzione supone la segunda estación en la rica trayectoría fílmica que emprendería el autor italiano, justamente dos años después de su primera producción, 'La commare secca' (1962), cuyo guión fue elaborado con la colaboración de dos pesos pesados como Pier Paolo Pasolini o Sergio Citti.
Estamos ante una película que establece vínculos insoslayables con la facción poética de la realidad, a partir de la defensa de unos valores que tienen mucho de incertidumbre existencial; ideología y emotividad, razón y sentimiento, se distinguen como los elementos determinantes de la crónica de un período histórico concreto, imbuido por el clásico aroma literario de 'La cartuja de Parma' stendhaliana.
Fabrizio, Gina, Clelia, operan a la usanza de un triángulo amoroso que representa la búsqueda metafórica del ideal político, la confrontación de dos conceptos de la moralidad resueltos a no entenderse. Los propósitos burgueses en oposición a las motivaciones comunistas determinan la actitud de Fabrizio, en la que resignación y conformismo moldean la lectura última de la historia, aplicable, en buena medida, a los tiempos que corren.
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30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
A la desesperada búsqueda de un sentido vital
Vanos intentos por llenar el vacío. En ello está empeñada la pareja protagonista, como esa burguesía sobre la que a veces discurre Fabrizio y a la que tanto él como Gina pertenecen.
Cuando uno llega a un nivel de necesidades cubiertas, satisfechas; cuando la vida más elemental, biológica, ya no requiere nada de nosotros, ya no la escuchamos porque ya la hemos complacido con creces, llegamos al final de un camino y nos encontramos con un alto y grueso muro ante cuya visión algunos, los conscientes de tal barrera, quedan paralizados y debatiéndose dentro de si. Esto es lo que parece ocurrirles a Fabrizio y Gina. No pueden, como otros, deambular a lo largo del muro placiéndose en ficciones ilusorias: la quintaesencia burguesa. Necesitan una revolución, franquear esa muralla, pero no saben como hacerlo. No saben si ha de desaparecer fortuitamente; si deben desandar el camino y buscar otro; si han de coger carrerilla y lanzarse contra él a riesgo de romperse la cabeza en el intento. Fabrizio y Gina no parecen comprender que esa revolución que buscan ha de ser personal, que ese muro es interior y que difícilmente se derribará viéndolo como algo externo, por ello se lanzan a una desesperada búsqueda de actividad y conmoción, de objetivos y empresas ajenos a ellos mismos, para mantenerse siempre en movimiento, distrayendo la conciencia de estar estancados. Fabrizio habla de la inutilidad de las revoluciones de un día, que como una chispa iluminan una insustancial esperanza de cambio, pero que hacen más dura la caída y la vuelta a la realidad, porque nuestros esfuerzos acaban por no repercutir en nosotros mismos. Ambos llegan a la evidencia de que no pueden cambiar, por mucho que lo intenten, sin saber que lo erróneo es la vía por la que intentan conseguirlo. Parece que han visto en el otro una vida que vivir, alguien en quien proyectarse y no tener que vivir dentro de si mismo, sino por y a través de otra persona en quien vislumbran un sentido y una razón de ser, de lo que creen estar faltos ambos. Pero como no ven que el otro está inmerso en la misma dinámica, no hay esperanza, la película es bastante desoladora al respecto, y ya tenemos a Fabrizio y Gina enfrascados en otra revolución de un día.
Los protagonistas se desesperan por su revolución, la que intentan forzar y ensayar de mil maneras, pero que nunca llega, y así llega la seguridad de que hemos tocado “techo”: “siempre es antes de la revolución cuando se es como yo”. Desesperación.
De Bertolucci conocía sus últimos films y no me habían incitado a hacerme con anteriores trabajos suyos, pero “Antes de la Revolucion” me ha impresionado. Me ha encantado la música que acompaña la película; una pareja protagonista fabulosa; una Adriana Asti maravillosa; pasajes a lo Godard, al que los personajes hacen referencia.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
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