S.W.A.T. Los hombres de Harrelson (2003)

Es de esas películas, tipo coctelera, es decir, coges una coctelera y le metes 3 buenos actores, una situación ficticia, una chica guapa, un malo malísimo, un grupo armado, situaciones de riesgo, una buena persecución, un tiroteo tremendo y un final a la americana , y lo mezclamos todo con mucho esmero y cariño, y para servirlo, le ponemos una buena publicidad y un trailer que llame la atención, servido con una aceituna explosiva, y tenemos un cóctel hollywoodiano de acción. Solo le falta un nombre que se lo pone el dueño del local, y listo para servir a las masas de buen corazón.

Decente, aunque bañada en tópicos de los que cagó el moro, hasta que un pésimo Olivier Martinez anuncia lo de la recompensa por su liberación. A partir de ahí, pura flipada y puro despropósito, un caos de incoherencias... una gilipollez, hablando en plata. Anda que lo del traslado... Sólo les faltaba ir con un altavoz a lo camión del tapicero —ya lo estoy viendo: «¡Atención, señora: ha llegado a su ciudad el camión con el franchute! ¡Se ofrecen libras, millones, dólares, descalzadoras y toda clase de premios y compensaciones! No deje pasar esta oportunidad. Siga al helicóptero de policía. Entregamos recompensa en su propio domicilio...».

La música es demasiado "cañera" y ruidosa para mi gusto. Soy más de clásica, aunque nunca le hago ascos a un John Powell inspirado o a una selección musical de Scorsese.

Al final de la dura jornada han muerto la mitad de los compañeros, pero no importa porque mola ser de los SWAT, es guay ser un tipo duro, así que, en lugar de dormir —a base de barbitúricos sería lo normal en el mundo real— para recuperar las fuerzas —y la cordura—, se embarcan en otra misión que, como mínimo, durará otros dos días. ¡¡¡¡Pffffffffff!!!!