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Eros e Thanatos (1969)

Sinopsis
El cuerpo destrozado y sin vida de una joven es descubierto en un bosque, a poca distancia de una ciudad de provincias. Todos los indicios apuntan a la identificación del autor del crimen: un joven que será defendido por un excelente abogado. Pero la defensa es demolida por un testigo imprevisto, ante lo cual el abogado se retira, y nombran a otro defensor, anciano y borracho. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Eros e Thanatos
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
Un 'sexygiallo' que emociona pese a sus ínfulas
Toda película es hija de su tiempo y este 'sexygiallo' algo vulgarón y bastante morbosete (el género en el que debiera inscribirse, aunque no se diga en la ficha de FA, además de la intriga o el thriller es el erótico), pero con unas ínfulas de "filme de tesis" y de denuncia social, muy de la época, que lo hacen más que interesante, es buen ejemplo de ello. Marcuse, Freud y el psicoanálisis irrrumpen como citas en él ya desde el frontispicio precréditos y no es casual que un año antes de su estreno hubiese tenido lugar en París la revuelta estudiantil de mayo del 68.

Pero la cinta es asimismo comercial de principio a fin. Y participa de ese erotismo a la italiana nada naturalista que siempre es un punto chabacano y chufletero, opulento y verbenero, grotesco y como de caseta de feria, se exprese magistralmente, como en tantas películas de Fellini, o del modo más burdo, ramplón y alicorto, como en las comedias sexys de Gloria Guida. Aunque, por qué no, en estas también pueda ser divertido.

No en vano las tres últimas películas del director del artefacto que nos ocupa, Marino Girolami, esforzado estajanovista de todo tipo de géneros, aunque lo que más hiciese fuese comedia y 'spagueti' (y padre biológico del también todoterreno Enzo G. Castellari) fueron "Jaimito contra todos" (1981), "Jaimito no perdona" (1981) y "Jaimito el Chulo" (1981), al servicio de la discutible comicidad de Alvaro Vitali. Las dos inmediatamente anteriores fueron "Holocausto zombi" (1980) y "La nena cañón y don Máximo el ligón" (1980), que no me negarán que por sus respectivos títulos tampoco parecen mancas.

Pero anteriormente también haría policiales de ciertas pretensiones, pese a su comercialidad para todos los públicos, un poco en la línea de lo que luego haría en España Roberto Bodegas, o se intentara con el cine quinqui, en pelis como "Roma violenta" (1975) e "Italia a mano armada" (1976). Y es en esa veta a caballo entre la comercialidad del cine de explotación (aquí con ribetes claramente 'sexplotation') y la denuncia social en donde hay que incluir este filme algo anterior. Aunque, eso sí, a diferencia de aquellos, y es algo que pudo lastrar la peli, el guión es aquí del propio Girolami, sin intervención externa. Seguramente porque no había presupuesto para más, y no hay más que fijarse un poco para darse cuenta de que no abundaba la pasta. Aparte de que seguramente, y aunque me repita, insistiré en que no hay más que ver la peli para comprobarlo, tampoco se pretendió nunca al rodarla un resultado como el de "Matar a un ruiseñor" (Robert Mulligan, 1962). Sino tomar el dinero y correr.

Lo que pasa es que pese a sus limitaciones (y pese a sus pretensiones, reales o fingidas), y tal vez también a causa de ellas, la cinta entretiene y divierte. Y hasta en algún momento emociona, como después explicaré.

Y voy al lío: una joven prostituta aparece asesinada en una alejada cabaña en el bosque y aunque su abogado trata de montar una cruzada en los tribunales contra el sistema, por haber arrancado al joven que parece el principal sospechoso (Umberto Liberati) con malas artes una primera confesión que luego rectificó, el testimonio clave de un mirón deja claro que es el culpable. Un nuevo abogado izquierdoso y borrachín (el orondo Folco Lulli) que no se ocupa más que de casos de poca monta y está casi fuera de la profesión, tratará de demostrar que el chico es un pobre enfermo mental y que sus actos son producto de traumas infantiles. Para apoyar su teoría recurrirá a la prensa e invitará al director del principal periódico de la ciudad (Pierre Cressoy), un conservador que lo ha atacado basándose en su amor por el bebercio, exponiéndole sus puntos de vista sobre los males de la sociedad e invitándole a visitar un psiquiátrico penitenciario para que vea lo que ahí se cuece y que la realidad del crimen es mucho más compleja de lo que cree.

(Sigo en zona spoiler, por si acaso, aunque hablaré de muchas otras cosas, porque quisiera que vean la peli, vale la pena; y en todo caso procuraré no desvelar del todo el final)
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