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Zama (2017)

Zama
115 min.
6,1
2.180
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Sinopsis
Narra la historia de Don Diego de Zama, un oficial español del siglo XVII asentado en Asunción que espera su transferencia a Buenos Aires. Es un hombre que espera ser reconocido por sus méritos. Pero en los años de espera pierde todo. Decide atrapar un peligroso bandido y recuperar su nombre... Basada en la novela existencial de Antonio Di Benedetto escrita en 1956. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XVII
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Argentina Argentina
Título original:
Zama
Duración
115 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Argentina-España-Francia-México-Brasil-Estados Unidos-Países Bajos (Holanda);
Links
Premios
2017: Premios Goya: Nominada a mejor película hispanoamericana
2017: 10 Premios Sur: incluyendo mejor película, director y actor. 11 nominaciones
2017: Premios Ariel: Nominada a Mejor película iberoamericana
2017: Festival de Venecia: Sección oficial (fuera de concurso)
2017: Festival de La Habana: Mejor dirección, dirección artística, sonido, FIPRESCI
4
Crónica de una siesta anunciada
Ir de resaca un domingo a las once de la noche al cine puede ser una idea genial o el mayor de los desastres. Imagino que, en las épocas en que el cine, igual que la vida, era interesante y se podían ver buenas películas, la mayor parte de las veces el plan acabaría constituyendo una idea genial.
Hoy día, época en la que un incansable batallón de modernos se frotan las manos antes de que cada horterada que rezume mínima señal de trascendencia sea estrenada, para después calificarla de "kafkiana", "minimalista", "necesaria" y otros adjetivos que yo dedicaría a mis testículos, ir al cine en estas condiciones es un ejercicio de supervivencia frente al tedio, que ya está instalado de por sí en nuestras cabezas llenas de vidrio y alfileres desde el primer despertar.
Zama presenta una bonita fotografía, un banda sonora más que aceptable, ciertas escenas de notable sensibilidad y un protagonista que por momentos logra ser carismático, por más que el personaje sea un intendente pajillero de fingido estoicismo. El resto son fuegos artificiales, una pesadilla que intenta emular a Konrad, pero sin producir la más mínima emoción, dificultando enormemente seguir la película y rellena de personajes que no aportan nada significativo a la trama (¿el personaje de Lola Dueñas para qué vale? ya sabíamos que Zama es esclavo de la carne, primero por que todos lo somos y segundo por que ya se ve en la primera escena), que por otra parte, dudo exista, más bien es una sucesión de situaciones, algunas interesantes y bien planteadas, pero que en conjunto son un peñazo. Estoy de acuerdo en que una narración no tenga una trama o argumento definido, que no cuente una historia- o no de la manera lineal que acostumbran a ensayar los narradores-, siempre y cuando se proponga indagar sobre la problemática inherente al ser humano, y demostrarnos que lo que creemos son nuestros más oscuros demonios, son extrapolables a todo quisqui. Se me ocurren Leólo, Dostoyevski, Lynch, Marías...incluso el Gran Lebowski, como humilde sucesión de situaciones que no acaban de conformar una trama coherente, sin ningún tipo de ínfulas de grandeza.
Así las cosas, tenemos narradores lúdicos y problemáticas, y narraciones que responden a estas categorías. Esta no es lúdica, por que no cuenta ninguna historia; pero tampoco es problemática desde mi punto de vista, solo un bodrio grandilocuente, ya que no plantea cuestiones esenciales de la existencia, aunque sí parece en condiciones o con intenciones de hacerlo.
Quizá sea una mala adaptación de un libro que no he leído, ya digo que veo una buena premisa, una buena idea detrás del filme, a la hora de retratar ese paisaje tropical teñido de magia oscura, pero para mí se queda en agua de borrajas. Si algún día en los próximos años estoy sobrio o sin resaca, prometo intentar darle un segundo visionado, no vaya a ser que haya vuelto a mear por fuera. Por otro lado, quizá si eso pasa me mata el síndrome de abstinencia.
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50 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Zama y la eterna espera
Sigue la historia de un oficial español llamado Don Diego de Zama que espera su transferencia a Buenos Aires desde la ciudad de Asunción en el Siglo XVII. Este es el puntapié con el que arranca la cuarta película de Lucrecia Martel. En esta ocasión, la salteña plasma su personal visión sobre la novela de Antonio di Benedetto.

Desde antes de su estreno, la cinta ya estaba condenada a ser incomprendida y odiada. Como bien lo dijo la misma directora en una entrevista que ronda por ahí, las series (salvo los animes y la nueva Twin Peaks) se han encargado de malacostumbrar al espectador, terminando con el juego lúdico de la puesta en escena cinematográfica y poniendo todo el foco en el guion. La gente puede aguantar 7 capítulos seguidos de 40 minutos pero no resiste una película de 2 horas. Esto mismo lo vi en mi sala: sólo estábamos yo y una pareja (era tarde y y la función era justo después del partido de la Selección). Cuando faltaba alrededor de media hora para que la película acabase, la pareja se fue.

El espectador que se interese por el CINE (y que probablemente será tachado de snob por los fans de Stranger Things), encontrará en Zama una película con una atmósfera ominosa, que se hace presente en cada plano (una pena que los cines estén pasando copias con el formato inadecuado), en una fotografía impecable, en cada momento cercano al realismo mágico (voces inexplicables, un mueble que se mueve solo) y en cada gesto de Daniel Giménez Cacho.

Es necesario resaltar el trabajo de este actor hispano-mexicano: más de una persona se quejó porque no hay forma de empatizar con el personaje. Un hombre que espera su traslado para reunirse con su familia, que se ve obligado a responder al gobernador y hacer cosas que evidentemente no le interesan (se mueve con pesar en el espacio cinematográfico) con tal de lograr ese fin. ¿No hay forma de empatizar con eso?

Durante la primera parte de la película, más episódica y menos convencional, Martel hace un soberbio juego con el sonido: te mete de lleno en esos paisajes y al mismo tiempo genera tensión. Fauna, gritos, disparos; todo se construye desde el fuera de campo. El tercer acto, muy conradiano, nos acerca a la "barbarie" a la que teme Zama, dejando para el final un enfrentamiento esperado durante toda la película.
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20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
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