Dickson Greeting (C) (1891)

A William Kennedy Laurie Dickson se le ocurrió saludar al público a modo de presentación de lo que vendría después: el cine como espectáculo, como entretenimiento popular, ya desvinculado de su intención científica. Por ahí irían los tiros.
Él es el actor y el director. Pero no sólo eso. También fue el inventor del quinetoscopio, que desarrolló mientras trabajaba con Thomas Alva Edison. Una caja de madera con un visor individual en la parte superior. Dentro de la máquina se hacía correr una película continua de unos pocos segundos al introducir una moneda. Era popular en ferias y celebraciones. Después vendrían las salas de quinetoscopio en Nueva York en 1890.
Posteriormente Dickson comenzaría a trabajar —al igual que los hermanos Lumière— en proyecciones para grupos. Fundaría su propia productora, la American Mutoscope and Biograph Company, que sería uno de los grandes estudios de su época. Pero no le vería futuro o incentivo al tema, porque lo dejó todo para acabar trabajando de ingeniero eléctrico.

Por encima de sus valores cinematográficos en su sentido actual, la obra de W.K.L. Dickson sólo puede juzgarse en el contexto de su significado para el desarrollo posterior del cine.
En 1891 esta filmación era una maravilla.
Sin paliativos.
Original, creativa, vanguardista y ejemplo perfecto de la filosofía de ensayo y error que movía a los pioneros.
Mejora notablemente la calidad de imagen de sus “Monkeyshines” del año anterior e incorpora una decidida voluntad de comunicación personal como vía a explorar.