Warlock, el brujo (1989)

Maravillosa caza de brujas genialmente guionizada por David Twohy. La historia te atrapa desde el primer momento y tuve la suerte de verla cuando salió en vídeo. Yo tenía 8 añitos y me la alquiló mi padre -nunca se lo agradeceré lo sufucinete-. El terror por Warlock (aún hoy me recorre un escalofrío al ver la portada clásica -no la que aquí aparece-) me duró años. Tengo dos iconos de terror muy marcados en mis miedos infantiles. Angus Scrimm haciendo de Hombre Alto en Phantasma y Julian Sands como Warlock. La vi años después y ya no me dio miedo, claro. Pero me evocó toda mi infancia y esos miedos tan maravillosos que viven ¿sólo? en la imaginación de un crío. Lo que más echo de menos con la edad es que esos miedos infantiles se fueron para siempre y ahora soy más realista. Pero siempre me quedará Warlock, su incansable cazador Redferne y esa genial Kassandra en un final antológico en medio de un cementerio.

Ésta es una buena opción de terror sobrenatural desplegado con mucha intensidad narrativa en las variantes.
Un brujo que viaja a tiempos modernos para una misión satánica, una joven de la actualidad que se involucra en su despiadado y destructivo plan, y un hombre de épocas antiguas que viene a dar un poco claridad e información para cazar al hechicero.
Tres personajes que sustentan en forma sólida un guión muy dinámico y enérgico. El ritmo narrativo es vibrante, además hay mucha magia negra, atractivos efectos especiales, una cuidadísima fotografía para recrear ambientes místicos y lúgubres, escenarios sagrados que sugieren y absorben, mucha oscuridad en la atmósfera, una opresiva y asfixiante banda sonora de Jerry Goldsmith con base electrónica… todo ello inevitablemente redunda en una inquietante aventura salvífica que no decae ni un segundo en su palpitante argumento.
Julian Sands compone un villano perverso y cruel, el cual no repara en nada con tal de lograr sus maquiavélicos planes. Un antagonista brillante.
Lori Singer y Richard E. Grant son los dos protagonistas que llevan el peso del filme y logran dos interpretaciones potables para lo que el entramado narrativo requiere.
La recomiendo con un 7, es una buena opción de terror sobre brujos y hechicerías macabras. Me trae las nostalgias propias de la época del VHS; me sobrevienen recuerdos de los trucajes y los efectos especiales característicos de ese período donde el terror se lo vivía de una manera más artesanal pero con mucha intensidad desde la agitación propia de esos relatos incesantes que combinan acción, suspense y horror sin necesidad de ser explícito en vísceras ni sangre.