Aislados (2005)

En una escena de esta curiosísima película, los dos protagonistas (inmensos) bromean sobre las películas que se basan únicamente en el diálogo. Un diálogo que aquí se convierte en todo un reflejo de esa generación que debe empezar a aceptar unas responsabilidades con las cuales no se ven identificados: declaración de principios del cineasta.

El gran defecto de "Aislados", que impide que pase de ser una película correcta, es su excesiva dependencia del texto, con momentos grandes y otros en los que no pasa nada, aunque a pesar de ello sus de por sí escasos 80 minutos pasan volando. Además David Marqués desaprovecha su talento (ojo a este cineasta, que si se lo curra un poco más oíremos hablar de él en el futuro) centrándose solamente en el fluido diálogo y dejando de lado el resto de aspectos de la película, formalmente bastante descuidada.


Aún así, esta película demuestra que en nuestro cine hay mucho talento aunque no siempre salga a la luz, y es que este David Marqués es un diamante en bruto al que le queda mucho camino por recorrer y hacerse un nombre (sus dos películas hasta la fecha han pasado inadvertidas).

Para mí la película es buenísima. Sobre todo teniendo en cuenta el handicap de su exiguo presupuesto. Pero eso sí, hay que hacer una matización: solamente la entenderán, en toda su esencia, los de la generación de los 80. Yo nací en el 77 y me he visto totalmente identificado con este sencillo argumento basado, simplemente, en excelentes conversaciones. Sorprendentemente, un 90% de ellas las he tenido yo con mis colegas palabra por palabra. Es una vuelta a aquellos maravillosos años que nos hace recordar el magnífico humor del que hacíamos gala, y que ahora parece que hemos perdido.
Era necesaria una peli como esta, aunque algunos no la entiendan en absoluto y la vean absurda. También a mí me parecen aburridísimas las pelis de pistoleros de los 60, pero seguro que a muchos les traerán nostálgicos recuerdos.
100% recomendada si perteneces a la generación del cassete, de la Atari 2600, del Spectrum, del chicle Boomer, del humor absurdo, de las conversaciones subfilosóficas intrascendentes, del UN, DOS, TRES, de McGiver, de Alf, de los Fruitis, del primer Barrio Sésamo, de los Snookerls, de los albúms de cromos, de las canicas, de la peonza, de las chapas, del Tragabolas, del capón del maestro, del palmetazo con la regla, de las bicis sin marchas, de los patines de bota, de cuando mirábamos los cuentakilómetros de los coches para ver su máxima velocidad...etc, etc. De vez en cuando apetece recordar nuestra infancia porque, aparte de nostalgia, también nos invaden un montón de sonrisas que se nos dibujan en la cara mientras recordamos aquellos maravillosos años.