¿Terapia? Estafa más que otra cosa.
5 de febrero de 2016
Lo que resulta realmente interesante de 'Camino de la venganza', no es tanto la premisa que sustenta el metraje, rutinaria, sencilla y de ejecución anodina, ni su condición de película de acción, que aunque se deja ver te deja con ganas; sino el inquietante dilema que plantea: un hombre que ha perdido a su hijo y cuya mujer se encuentra en coma debido al ataque de un agresor. El asesino está libre, no se le atrapa.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Pasado un tiempo, el terapeuta del sujeto le propone vengarse del hombre que según él ha atrapado una organización que retiene delincuentes que se han escabullido a la ley, para que los que deseen vengarse de él puedan canalizar su ira a base de torturas en la sala de un solar abandonado. Él, lógicamente acepta. Pero a la mitad de la tortura se da cuenta de el hombre al que está torturando no es realmente el asesino.
Entonces, el terapeuta (Christopher Plummer) que también se encuentra en la dicha instalación, le insta a terminar con la labor, por la que resulta que además ha desembolsado la friolera de 500.000 dólares. Al negarse, habrá una fuga por parte del que iba a ser el ejecutor y el rehén por toda la instalación abandonada, en lo que unos cinco o seis matones armados van a querer darles caza. Antes de eso, se produce una discusión entre el 'paciente' y el 'terapeuta', lo cual le obliga al último a no poder seguir ocultando la evidente realidad y revelar que la intención es en realidad hacer sentirse bien al cliente, pues asegura que todos los tipos que son conducidos a este peculiar corredor de la muerte, se lo merecen. Pero lo curioso es que con todo ese bagaje, ¡encima lo pretenda vender como si fueran ellos (él y la organización) los que les están haciendo el favor! Por 500.000$... qué menos.
Pensaréis que soy un completo cínico al referirme al dinero y no al hecho de que un rabioso se cobre la vida de una persona que es ajena a su tragedia, a modo de redención personal, pero sí, eso también me parece inadmisible. Una manipulación emocional sin precedentes, pero es que el contexto de que encima haya gente que pretenda sacar tajada por ello, que es el fin último de esas torturas ideadas, sobrepasa todos los colmos.
La película no presenta una narración lineal, son frecuentes los saltos al pasado para precisar con detalle la previa evolución de los acontecimientos, así como recuerdos. También hay bastantes situaciones absurdas, y a pesar de tener un logrado apartado visual, la película nunca resulta ser demasiado emocionante.
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil