Sauna (1990)

Menudo despropósito de película que no acierta en ningún momento con el tono: cuando quiere ser seria, se queda en absurda; cuando va de erótica, no supera el incómodo bochorno; y cuando pretende ser graciosa... bueno, en realidad, "Sauna" es toda una comedia sin pretenderlo, porque el guión (basado en una novela que... ¡madre mía, espero no leer nunca!) intercala una serie de situaciones a cada cual más "hilarante" -sexo sado en una guardia de un hospital, una secretaria semidesnuda encerrada en un armario, más sexo sado en una tienda de antigüedades con un sin fin de jarrones de cristal cayéndose de las estanterías, la misma secretaria practicando una felación debajo de una mesa de despacho durante una reunión de creativos de publicidad- para acompañar a una atractiva enfermera en su particular calvario "antipenes" que la lleva a salir del armario "con un par de tetas". En medio, el marido cornudo y calzonazos -terrible Patxi Bisquert, echando por tierra el poco crédito que ya le quedaba a finales de los ochenta tras haber protagonizado el bodrio "Un negro con un saxo"-, la cantante maciza encargada de despertar la lesbiana que la protagonista lleva dentro -¡atención a los "play-backs" de la muchacha... ni las galas de José Luis Moreno!-, y una madre en silla de ruedas ciertamente particular que pronto se convierte en un personaje sin pies ni cabeza, pero como está interpretado por esa grande llamada Amparo Soler Leal se convierte, también bastante pronto, en lo mejorcito de una película sin asideros, superficial, gratuita y, ciertamente, prescindible.