2000 maníacos (1964)

Esta película, aquí donde la ven, posee dos factores que, seguramente, podrían hacerla entrar en el preciado Libro Guiness de los records:

1. Disfruta de una de las ideas más desaprovechadas de la historia del cine, y es que partiendo de una base que podría haber sido tan disfrutable, como un pueblo de pirados que se dedican a realizar una fiesta bastante atípica, no tiene absolutamente nada más. Bueno sí, una de las canciones más pegadizas que servidor haya podido oir, ya que el tema que abre el film, debí estarlo tarareando hasta bien finalizados los créditos de inicio. Pero vaya, todo lo demás es completamente desechable: Dirección absolutamente sosa y ramplona, trama desperdiciada con sólo un par de interesantes momentos en su haber, y con otro montón de instantes alargados para el desespere del personal, personajes simples e insustanciales, sin ni una sola gota de carisma ni nada apreciable que aportar (creo que solamente salvaría al paleto del sombrero..), cero de chispa o garra en la narración, que es de las más secas y rancias que he podido observar, y un largo etcétera que no describiré porque mi aburrimiento tiene límites.

2. Uno de los finales más desastrosos, simples y estúpidos de cuantos servidor haya podido observar en una cinta de estas características. Al final te preguntas si lo que querian era sorprender y dejar algo confuso o tomarte el pelo directamente, porque lo de esa culminación no tiene nombre, bueno sí: TIMO.

Y bueno, que ni divierte, ni entretiene, ni aburre, ni resulta entrañable, ni desgarradora, ni interesante, ni sorprendente, ni NADA de NADA. Vamos, que desmpeña menos emociones en el espectador que un plano remake de estos con los que tanto se empecinan en bombardearnos hoy en día... Y yo pensando que estaba ante algo bueno..

Notable recordatorio de por qué una colectividad puede resultar bastante más terrible que cualquier serial killer que trabaje por libre. Lo verdaderamente aterrador aquí no es la tortura, la vejación, el abuso de fuerza, el asesinato... la violencia. Lo peor, lo más repugnante, es la complicidad, la comunión de un colectivo en el odio irracional y el jolgorio del sadismo. En la celebración de la barbarie, impune y por mera diversión.

Recuerda en parte a The Wicked Man, pero sustituyendo a aquella comunidad de escoceses, paganos fanáticos y (también) cantarines, por un pueblucho de basurilla blanca confederada y armada con banjos de la Norteamérica sureña.

Las víctimas no son tan gilipollescas como de costumbre, cosa que se agradece. Y aunque no dudo que la película debió influir en parte en el cine gore posterior a su estreno, lo cierto es que las imágenes no son especialmente escandalosas. Es decir, que el director no se prodiga aquí en planos explícitos y sangrías repulsivas, sino que se concentra más en cuidar el plano conceptual. El horror viene del concepto, no de la forma.

Cierto es también, como se ha dicho, que el resultado llega algo lastrado por la escasez de recursos y que se podría haber sacado más jugo del guión. Me pregunto qué habría ocurrido si hubiese caído en manos de un Kubrick o un Polanski... Pero a veces es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer.