Madre amadísima (2009)

Con estas "sabias" palabras presenta Pilar Távora, directora de la irregular "Yerma" hace unos años su nueva película.
Una película rara donde las haya. En el sentido de diferente, porque si algo se puede destacar verdaderamente de "Madre amadísima" es su capacidad para no encajar en un cine concreto. No es un drama aunque la historia que la sustenta es el drama de millones de personas, ni una comedia porque ni haciendo gracia es cómica. No es un melodrama ni una peli petarda. Es una película muy real, pese a las terribles interpretaciones que repiten unos diálogos horrendos y mañidísimos. Es real porque los sentimientos que mueven los hilos de la dirección lo son, porque el mimo y la ternura con que se defiende un protagonista que bien podría ser el secundario patético de una comedia chusca de hace unos años son reales y tangibles y porque aunque la sensación de acartonamiento que queda en gran parte de su metraje es considerable, la emoción, las ganas y la identificación inevitable hacen que merezca la pena sin duda.
Cuenta la historia del típico (?) homosexual de pueblo, que no es sino la historia de un país, el nuestro, a través de momentos importantes de su vida y la del resto de españoles. Una infancia traumática que da paso a una adolescencia que no lo es tanto gracias al despertar sexual y a la liberación que da la identidad asumida, el servicio militar ( con diferencia lo más cómico de la cinta) y la madurez atrapado en el pueblo que le vio nacer.
Siendo marica y de pueblo la identificación con Alfredito es inevitable.

Plagada de buenos momentos, pero con el lastre de errores importantes (el raccord y el maquillaje son un poco chanantes) "Madre amadísima" se convierte en una exquisitez poco recomendable para el público general pero absolutamente indispensable para determinados gourmets de rarezas.

Lo mejor: Ramón Rivero a ratos. La imaginería homosexualizadora. La mili. El cartel.
Lo peor: Ramón Rivero a ratos. Pierde fuelle por momentos. El guión es culebronesco total y tiene frasecitas de tela marinera.

El final, la identificación mariana-materna, es MARAVILLOSO.

El planteamiento de la película ya es un poco antiguo: la mariquita de pueblo en la época franquista, ¡que sí!, que todos los gays lo hemos pasado fatal en esa época, pero hay que dar visiones nuevas al tema, un poco de oxígeno y no volver a los terrenos tan trillados y que huelen a naftalina.
Tiene un comienzo prometedor, pero rápidamente empiezan las decepciones.
La interpretación de Ramón Rivero, no está a la altura del dramatismo que se pretende imprimir a algunas escenas, incluso en casos concretos es incluso sonrojante (vease la muerte de la madre y el posterior entierro).
El cambio de tono en las escenas cuartelarias es insultante, casi patético, y una vez más las interpretaciones están por debajo de la corrección.
Es una película irregular y absolutamente prescindible.
Por cierto, una curiosidad: ¿Por qué está "La Titanlux" en la trena?...