Diabólicas (1996)

La lista de petardazos de los noventa es muy amplia, daría para dos programas completos de “Polvo de Estrellas” con Carlos Pumares. Algunos de esos títulos están en la mente de todos, otros sin embargo han ido cayendo en cierto olvido y hay que hacer cierta memoria. Y eso que en su día nos bombardearon para que fuéramos a verla. Todavía recuerdo los pesados del Plus el bombo y platillo que dieron a “Diabólicas”, uno de esos títulos diseñados para ser de los más importantes del año.

Todos los actores estaban entonces en lo más alto. Sharon Stone, después de “Instinto básico” y “Casino”, Isabelle Adjani, el nuevo fichaje de Hollywood tras “La reina Margot”, Chazz Palminteri estrella con su reciente aparición en “Sospechosos habituales” y Kathy Bates con “Tomates verdes fritos” o “Eclipse total”. Vamos que en sueldos a los actores se les fue la mayor parte del presupuesto.

En el resto se gastaron más bien poco. Cogen una película francesa de hace 40 años y ya tienen guión, le damos un poquito más de efectismo y sangre tipo “El cabo del miedo” y asunto resuelto.

Y así salen las cosas, mediocres obviamente. Creo que los “remakes” son necesarios por asuntos puramente pedagógicos. Pero no todos ellos son imprescindibles, sino que algunos se convierten en oportunistas carentes de verdadera necesidad su puesta al día. Este es uno de los casos más flagrantes.

Si no han visto la original y se topan una tarde con esta versión, pueden quedarse a echarla un vistazo, más que nada para que comprueben que la evolución artística en positivo no existe, sólo la económica, y ahora con la crisis que padecemos tal vez ni eso.

No puedo decir, estrictamente, que sea una mala película, pese a que adoro tanto la adaptación original de Clouzot que me gustaría poder hacerlo (con los remakes no se debe decir nunca que las comparaciones son odiosas, sino obligadas).
El montaje y la puesta en escena son muy elegantes, y ambos están repletos de guiños a clásicos del suspense como 'Psicosis' (el zoom circular sobre el desagüe de la piscina) o 'La ventana indiscreta' (el colegial espiando a la mujer del director desde su ventana).
La narración es ágil e interesante y los actores solventan con desigual corrección sus papeles, no dejando de ser, en ningún momento, un vehículo para el lucimiento de una Stone rescatada por Scorsese de los pozos del olvido meses antes (por cierto, injustísimamente nominada al Razzie por este trabajo), la frustración de una Adjani incapaz de dar más y el malbarato de una Bates obligada a dar menos.
La música, sin llegar a ser un ejemplo de originalidad, se ajusta a cada momento a la perfección.

Todo lo anterior es aplicable hasta el desastroso desenlace, donde el gusto por lo macabro, convencional y fuera de lugar, irrumpe a rienda suelta y desbocado.

Balance final: innecesario remake que desperdicia su mejor baza: la sensualidad (me dejó a media asta).