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A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju (2017)

A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju
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2017: Blue Dragon Film Awards (Corea del Sur): 4 premios. 9 nominaciones
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La democracia muere en la oscuridad
Para entrar en contexto: El 12 de diciembre de 1979 Chun Doo-hwan, un teniente general del ejército, lideró un golpe de estado militar que supuso el fin de la cuarta república de Corea del Sur y el inicio de casi una década de terror. El 17 de mayo de 1980 Doo-hwan obligó al consejo de ministros a aplicar una ley marcial en todo el país, cerrando así universidades y prohibiendo la libertad de expresión, prensa y reunión. Los estudiantes de todo el país salieron masivamente a la calle para protestar pero las detenciones en masa de líderes universitarios y políticos acabó con las protestas. En la ciudad de Gwangju hubo disturbios cuando tropas especiales del ejército llegadas hasta esa localidad cargaron violentamente a golpe de porras y bayonetas contra los estudiantes que se manifestaban de forma pacífica, dando paso así a una batalla campal que duraría varios días.
Durante casi una semana la ciudad permaneció completamente aislada del mundo exterior y rodeada por tropas del ejército que esperaban la orden de retomar la ciudad. La madrugada del 27 de mayo los militares acabaron con la revuelta asesinando a cientos de personas.

Jang Hoon narra con pulso firme y sin caer en el sentimentalismo vacuo la historia real del reportero alemán Jürgen Hinzpeter, que se infiltró en la masacre que tuvo lugar los días 18 y 20 de mayo en Gwangju gracias a la ayuda de Kim Man-seob, un taxista de Seúl. Los esfuerzos del periodista contribuyeron a la democratización del país, arriesgando su vida para difundir en todo el mundo las horribles imágenes de la sangrienta medida militar.

A Taxi Driver (Taeksi Woonjunsa) es la historia de un humilde taxista, de un hombre corriente ajeno a la realidad social y política de su país, que vive por y para trabajar. La maravillosa interpretación de Song Kang-ho (Kim) es el vehículo para la dramatización de este terrible evento histórico; es la transformación de su personaje lo que da sentido y corazón a la cinta: La clase trabajadora toma conciencia política y lejos de apartar la mirada arriesga su vida para defender la soberanía del pueblo de las injusticias del totalitarismo.

El director consigue crear un perfecto equilibrio entre el humor, el terror y la humanidad, y aunque hay algunas escenas algo exageradas, proporcionan un alto nivel de entretenimiento y epicidad. De alguna manera, Jang se sale con la suya: Divierte y emociona al mismo tiempo que denuncia unos hechos que no se deben olvidar.
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38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju por Cinemagavia
El director surcoreano Jang Hoon que en el pasado ya dirigió otras películas con mensaje político como, por ejemplo The host, ha vuelto a dirigir esta que nos ocupa como si fuera un thriller de acción, con todos los ingredientes para ser una película de éxito, no en vano fue seleccionada como candidata a los Óscar como mejor película de habla no inglesa.

Aun disfrazada de película de acción con protagonista antihéroe de los que el espectador en seguida se enamora, y con persecuciones automovilísticas imposibles, amén de giro brusco de guion que nos hace pasar de las risas del principio a la tensión más angustiosa, consigue perfectamente su objetivo de activar conciencias y realizar un retrato en movimiento de unos hechos históricos que sus dirigentes intentaron ocultar al mundo.

Sumamente inquietantes son las escenas de la manifestación de los estudiantes, donde los disparos indiscriminados sobre los manifestantes, desdibujados en una atmósfera difuminada por los botes de humo, son de un aterrador realismo que conmueve hasta las lágrimas al indefenso espectador en su butaca.

Y, como no, el verdadero “héroe” de la película es Song Kang-ho, que interpreta al taxista Kim.

Con una gran variedad de registros interpretativos en su haber, iremos viendo como su personaje pasa de ser un sencillo trabajador al que poco le importa la política, al de un ciudadano al que se le despierta su pensamiento crítico debido a los acontecimientos en los que se ve envuelto.

Thomas Kretschmann interpreta a un creíble reportero que filmará la masacre, pendiente de su trabajo e ignorante de los problemas de la gente que le rodea.

Pocas veces disfrutamos en pantalla grande de unos paisajes tan magníficos como los que el taxista y su cliente nos muestran de camino a la ciudad de Gwangju, todo un deleite para la vista.

Ese verde lujuriante enmarcado en autopistas vacías que contrasta con calles sucias llenas de papeletas propagandísticas llovidas del cielo, o los colores del cumpleaños del Buda frente a las atrocidades en las calles, yuxtaponen la sublime belleza con el más profundo horror humano. El cielo y el infierno. La vida y la muerte.

Lo que casi no vamos a ver son mujeres. Al más puro estilo norteamericano de películas de acción, los que luchan, sufren y salvan al mundo son hombres. Las mujeres están en casa o en los hospitales con los heridos.

Corría el año 1980 en Corea del Sur. El dictador Park Chung-hee es asesinado y Corea del Sur sufre un golpe de estado, ascendiendo el general Chun Doo-hwan al poder. Centenares de personas, sobre todo estudiantes, tomaron las calles de Seúl y varias ciudades más para reclamar libertad y democracia.

Estas rebeliones fueron duramente reprimidas por la policía y el ejército, ocasionando gran número de muertes. Pero el pueblo no se rindió.

El 18 de mayo en la ciudad de Gwangju, cientos de estudiantes que intentaron acceder a la universidad se encontraron con que soldados apostados en las puertas se lo impidieron.

La situación se complicó y los estudiantes se defendieron arrojando piedras. La lucha se trasladó al centro urbano por lo que el gobierno decide enviar tropas y sitiar la ciudad. Nada ni nadie podía salir de allí.

Las fuerzas gubernamentales golpearon y dispararon indiscriminadamente a manifestantes y a testigos presenciales.

No hay cifras claras de los muertos que allí hubo. Fuentes oficiales hablan de 165 personas, mientras que las estimaciones no oficiales mencionan que habrían muerto entre 1000 y 2000 civiles.

La masacre de Gwangju fue un hito importante en la política e historia de Corea del Sur. La popularidad de Chun Doo-hwan cayó en picado y los hechos propiciaron movimientos que posteriormente llevarían la democracia a este país.

Esta masacre se convirtió en la insignia de la lucha de los surcoreanos contra los regímenes autoritarios y su búsqueda de la democracia.

A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju ha conseguido dar visibilidad a un capítulo trágico y violento de la historia surcoreana y a la vez ofrecer una película entretenida, inquietante, con un ritmo intenso y progresivo, enmarcado en una actuación magistral del protagonista y una más que correcta factoría técnica.

Una oportunidad de oro para aprender un poquito de historia sin tener que hincar los codos; simplemente tenemos que sentarnos, abrir los ojos y disfrutar.

Escrito por Luz Nogués
https://cinemagavia.es/a-taxi-driver-gwangju-pelicula/
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16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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