Salvador Allende (2004)

Hace tiempo tuve la oportunidad de ver este documental en la Cinéteca Nacional, único en la historia de Chile sobre la destitución de Salvador Allende como mandatario de este país Sudamericano, el cual no pasa por inadvertido y más cuando los sistemas de educación en México se empeñan por omitirlo de los libros de texto. Salvador Allende, el documental es un sustento a ese periodo abatido por el horror y la injusticia que vivió el pueblo chileno, propiciada por Nixon y ejercitada por Augusto Pinochet, tirano al servicio exterior y verdugo de su gente, que sembró el terror con una dictadura que evitó el crecimiento de esta nación por años.

Recomendable para aquellos que quieran conocer más sobre el golpe de estado y la caída de un presidente admirado y querido por la mayoría. El trabajo de Guzmán es de inició el mejor antecedente, para películas como Machuca y El Clavel Negro.

No conocía demasiado la figura de Salvador Allende (eclipsado por su infame sucesor Pinochet), así que he pillado este documental en el videoclub.

Me ha servido para enterarme de algunas cosas que desconocía, aunque no me ha parecido especialmente brillante en su construcción: se alternan de un modo algo mecánico imágenes de archivo y testimonios actuales de las personas implicadas, que es lo que me ha parecido más interesante.
Concretamente me han encantado las revelaciones del entonces embajador de EEUU en Chile: directo, sincero, sardónico, lúcido, sonriente e inquietante. Gracias a él conocemos la enorme hostilidad del gobierno estadounidense (presidido por Nixon) hacia el proceso socialista de Allende, que por muy pacífico que fuese resultaba de lo más incómodo tanto para la burguesía derechista chilena, como para esos EEUU que veían en el socialismo de Allende una prolongación y un calco de sus odiados rivales soviéticos.
Al lado de este antiguo embajador estadounidense sin pelos en la lengua (que no duda en atribuir a su país el asesinato de un alto cargo militar pro-Allende), los demás “personajes” resultan a menudo esquivos, evasivos y balbuceantes.
Y gracias a él, el documental adquiere plena vigencia más allá de rememorar el pasado, resultando de lo más oportuno hoy en día, cuando los EEUU siguen metiendo las narices en otros países con excusas que no se creen ni ellos.