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Diario de una camarera (1964)

Diario de una camarera
97 min.
7,1
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Sinopsis
En los años treinta Celestine (Jean Moreau), una joven parisina, entra a trabajar como doncella en casa de una familia aristocrática en Normandía. Su presencia alterará la vida de los excéntricos residentes de la mansión. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 30 Sátira
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le journal d'une femme de chambre
Duración
97 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Links
Premios
1964: Festival Internacional Karlovy Vary: Mejor actriz (Jeanne Moreau)
8
La camarera de París
Primer film realizado por Luis Buñuel en Francia. El guión, de Luis Buñuel y Jean-Claude Carrière (“Bella de día”, 1967), se basa en la novela “Journal d’une femme de chambre” (1900), de Octave Mirbau. Se rueda en escenarios naturales de Francia (Milly-la-forêt, Dieppe...) y en los platós de Franstudio Saint-Maurice (Val-de-Marne). Producido por Serge Silberman y Michel Zafra para Speva Films yAlliance Filmsonor, se estrena el 4-III-1964 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en 1928, en la mansión rural de la familia Monteil en Normandía (Francia). La modesta camarera de hotel parisina, Celestine (Moreau), emigra al campo por razones que no constan. Acepta la oferta de trabajo de segunda camarera, encargada de entretener al Sr. Rabour (Ozenne) y de atender al Sr. Monteil (Piccoli). Celestine es calculadora, impredecible, cautelosa, hábil en esquivar las seducciones de los hombres, atractiva, inteligente y ambiciosa. El Sr. Monteil (Piccoli) se casó por dinero, vive sometido a la esposa y se dedica plenamente y exclusivamente a la caza y a los solitarios. Intenta seducir a las sirvientas jóvenes y, si no tiene éxito, compromete a alguna de las sirvientas mayores. La Sra. Monteil es frígida, tacaña y autoritaria. El Sr. Rabour es un anciano fetichista. Joseph (Géret) es el mayoral de la finca, el guardabosques y el cochero. De ideología fascista, es sádico y ladrón.

El film suma crimen, drama, comedia negra y crítica social. Adapta la misma novela que había inspirado el film ”The Diary of a Chambermaid” (Renoir, 1946). Buñuel da al trabajo una orientación basada en la crítica de la burguesía y la religión. Le interesa demostrar que es abrumadora la degeneración y la decadencia de la burguesía. Celestine es testigo de los vicios, perversiones, obsesiones, desequilibrios y manías de los señores de Monteil, muestra significativa de la burguesía rural francesa. Les ve practicar el voyeurismo, el fetichismo, la dominación y abusos sexuales, etc. Los colaboradores de los amos practican los mismos vicios, con añadidos tan perversos como la pedofilia y el sadismo.

La religión viene introducida por la visita del cura del pueblo a la Sra. Monteil por motivos interesados: obtener dinero para financiar la reparación del templo parroquial. El contenido de la conversación y los consejos del sacerdote sirven para mostrar cuáles son las orientaciones y consejos de un sacerdote ante cuestiones tales como las relaciones matrimoniales, el sexo, el placer, etc. El film glosa la irracionalidad y la estupidez que rigen en la casa de los Monteil mediante el desfile de una larga serie de animales dedicados al trabajo (caballos, mulos...), a la producción de carne (gallos, gallinas, ocas...) y leche (vacas...), de compañía (perros), o destinados a otros usos (abejas, mariposas...). No faltan las imágenes de insectos (hormigas) y roedores (ratones), tan gratas al realizador.


(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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58 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La guerre n'est pas finie
Celestine, que ha sido contratada como sirvienta en una mansión, es recibida en la estación por Joseph, el cochero, aparentemente taciturno; mas su silencio se revela desprecio cuando abre la boca para decir: -“Se hace la tonta”. Dos escenas rematan la esencia del complejo Joseph; la primera, la de la matanza del ganso, al que sujeta por el cuello mientras espeta a Celestine que “cuanto más sufre, mejor sabe. Además, me gusta”. La segunda, a la que guionista y director dotan de un paralelismo con la anterior que azora a cualquiera, en la que Joseph agarra a la pequeña Claire por el cuello y le dice que la quiere. Desde el hitleriano Joseph al indolente señor Rabour, del descontento capitán Mauger al pusilánime señor Monteil, de la sumisa Marianne a la inocente Claire, en el pueblo de Normandía en que se instala Celestine se congrega el germen humano proclive a la segunda gran guerra.

La tesitura de fragilidad social queda sugerida en la secuencia en la que el capitán lanza una piedra desde el otro lado de la valla (cual granada de mano) y rompe el cristal del pequeño invernadero que protege las flores de Monteil. El agujero abierto se convierte en vía expedita para una caterva de hormigas ávidas y voraces. Y no se olvidan Buñuel y Carrière del decisivo papel de la iglesia. El represivo cura, interpretado por el propio Carrière, que se reserva una de las frases más irritantes de todo el guión. Y el sacristán, ultraderechista monárquico que organiza al alimón con Joseph palizas mortales contra sus odiados metecos (comunistas, judíos, extranjeros en general...). Buñuel, con su habitual claridad narrativa y su sugerente poética visual, hace un retrato certero e incisivo de unos mezquinos personajes, un retrato igual de válido desde la perspectiva personal como la social.
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43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
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