Sobre ruedas. El sueño del automóvil (2011)

El mundo dirigido por unos pequeños timoneles…

Hace tiempo que crucé a Marruecos con mi Skoda, en el sur una señal advertía: A Tombuctú, 3 días en camello, 1 día en coche. Según los creadores de este documental: A) mi viaje a Tombuctú no fue posible gracias a velocidad del coche y las carreteras pavimentadas. B) ¡En caravana de camellos se llegaría antes! (pues el coche nos quita el tiempo y hace más lentos los desplazamientos). Parar de vez en cuando, descubrir los lugares por los que pasé... ¡Impossible! ¡Ficción de la publicidad! Pero amigos, yo estuve allí.

De igual manera, hace muchos años unos familiares míos recorrieron Dinamarca en un seiscientos. Eran tiempos de Franco, y atravesaron, de aquella, partes de la Alemania socialista, a velocidad de utilitario, pero... se hizo posible, salieron del pueblo.

El documental "Sobre ruedas" es un buen trabajo audiovisual: ameno, bonito y bien articulado... en sus imágenes y sonidos. En cambio, el discurso asusta. Tipos que jamás habitaron "la plaza", no solo eso, a los que se seguro les horripila cualquier cosa que tenga que ver con el vulgo, sueñan con dominar a la sociedad, diseñarla desde sus púlpitos. Pastorear el rebaño por los "pasillos" que consideren adecuados para llegar al destino y allí dejar que paste un rato.
Imaginemos la escena: los vecinos reunidos en la plaza a la fresca, los niños juegan a ser tronistas e imitan a los Gemeliers, escuchan “Y era un domingo en la tarde, fui a los coches de choque” en sus móviles, las madres comentan que ayer en Sálvame Deluxe Belén Esteban se metió con la abuela de no sé quién… Entonces estos estirados profesores universitarios propondrían que también hay que regular el contenido de los medios. Ellos sí que viven aislados de mundo, y no los que vamos en coche…

“Sobre ruedas” comete el error de contraponer el uso de la bici al del coche. Evidentemente ellos no saben que la bici se empezó a utilizar como medio de transporte, no como medio de sano paseo y actividad deportiva (aunque alguno así lo tomara, riquillos de finales del XIX, de vida sedentaria, que no se sentaban en la plaza sino en sus butacas abultadas). Omiten un paso intermedio, la moto: antiguamente estaba el burro y el caballo, ambos artículos de lujo. "Antes, hablar de un burro era como hoy hablar de un coche", decía una tía abuela mía. Llega la bici y con ella se puede ir más deprisa, y a un precio moderado. Después las bicis se motorizan, y el que puede se compra una moto, ya no da pedales. Ahí erra "sobre ruedas"... El caminar, el pedalear, se abandonan por una mayor comodidad y velocidad (y por no tener que empujar pesadas cargas como bestias).
A la fuente de la plaza se iba a por agua cuando no había grifos en las casas....

¡Quitemos el agua corriente en los domicilios particulares camaradas! ¡El grifo mató el alegre filandón! ¡Vuelvan los cántaros a las manos! ¡Agua colectiva para volver a acercarnos a nuestros congéneres! ¡Legislemos ya!

"Sobre grifos", próximamente...