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El pagador de promesas (1962)

El pagador de promesas
95 min.
7,5
697
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Sinopsis
Zé es un pobre hombre que vive en una región rural de Brasil y que únicamente tiene a su burro. Cuando éste enferma, Zé reza por su recuperación y promete a Dios que irá a la capital del estado si se recupera. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Brasil Brasil
Título original:
O Pagador de Promessas
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Brasil-Portugal;
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Premios
1962: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1962: Festival de Cannes: Palma de Oro
8
Promesa a Iansã, diosa de los vientos y tempestades.
Esta es, hasta ahora, la única película brasileña que ha ganado la Palma de Oro del Festival de Cannes. Y a mi me parece un premio merecido. Está basada en una obra teatral del mismo nombre, escrita por Dias Gomes.

El personaje principal es un hombre humilde del nordeste de Brasil, ingenuo y crédulo, llamado Zé (que vendría a ser como "Pepe" en castellano). Su mejor amigo enferma, y Zé hace la promesa a una santa de llevar una gran cruz de madera desde su aldea hasta la ciudad de Salvador de Bahía, y ofrecérsela en el altar de la iglesia dedicada a esa santa, si ella salva a su amigo y, además, de dividir su pequeña granja con otros campesinos más pobres que él, que no tenían tierras propias. Su amigo se recupera y entonces, Zé tiene que pagar la promesa y andar 7 leguas cargando una cruz igual a la que se usó para crucificar a Jesús Y llegar a la iglesia de Santa Bárbara, que es la santa a la que hace la promesa.

Lo que parece algo que la Iglesia debería admirar, no lo es por una pequeña, pero importante cuestión. En la aldea de Zé no había ninguna iglesia dedicada a Santa Bárbara y la única imagem de esa santa por los alrededores (el culto a las imágenes y a los santos: algo que nunca entenderé de la religión católica...) estaba en el "terreiro" de Candomblé del pueblo. Así que Zé se dirige a una imagen de Iansã, la divinidad del Candomblé equivalente a la Santa Bárbara católica. Y eso, la Iglesia considera como una herejía y no dejarán que Zé entre en el templo católico para saldar una deuda contraída con una deidad pagana.

A partir de ese inconveniente surgen otros derivados de las comparaciones que hace el pueblo de un hombre que carga con una cruz como la de Jesucristo, otorgándole la cualidad de héroe místico. También aparecen en las mentes del gentío la idea de que Zé luchaba por una causa política, otorgándole la mitad de sus tierras a personas menos favorecidas que él, la causa de los "sin tierra". Otro aspecto que provoca la división de las masas es el de la discriminación que hace la Iglesia, y por ende, la sociedad políticamente correcta, de los negros brasileños que seguían el Candomblé. Y a causa de su ingenuidad, Zé no puede defenderse de la situación tensa creada por los títulos de héroe y revolucionario que le otorga cierto sector del pueblo. Él sólo quería pagar su promesa.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El burro Nicolás, una cruz, unas escaleras... Y Buñuel ahí detrás...
Muchas cosas son las que me han hecho recordar a Buñuel en esta inmensa película. En principio me resistía a creer lo que estaba viendo, pero pasada media hora y habiendo entrado en ese círculo vicioso del que sólo es posible escapar de forma trágica, me he rendido ante la evidencia: "El pagador de promesas" es una película inmensa. Inmejorable también, tocando el cielo, ese del que tanto se habla durante sus poco más de noventa minutos, con una crítica directa a la Santa Iglesia. Cualquier anticlerical, sea cual sea su grado, se pondrá las botas viéndola. Y no es sólo por eso por lo que Buñuel me ha venido a la memoria constantemente, el surrealismo loco del que se tiñe la trama es para no parpadear. Locos estamos, locos hemos estado siempre, locos, locos...

En principio podría bastar con escribir sobre la historia del pobre Zé, su mujer, el burro Nicolás y ese proxeneta apodado 'Bonito'. La buena cantidad de personajes que aparecen aportan cada uno su granito de arena. Puede que tanta crítica directa sea un exceso, porque nadie sale bien parado, la religión y la Iglesia Católica lo primero, la policía, la prensa, todos con sus intereses... Y el pobre Zé con la carne abierta de su hombro tras arrastrar esa cruz gigante no entiende nada. Esa soledad, rodeado de gente ya en la parte final de la película, hay que verla para entender que la película es un diez.

¿Y lacámara?, ¿está bien puesta?; no lo sé, pero que alguien intente rodar más de la mitad de cualquier película escaleras arriba, escaleras abajo. Un portento, eso es lo que es.

Así que un diez como una casa, un diez por la tristeza y el drama de una incomprensión absolutamente surrealista: ¡¡¡nadie me entiende a mí!!!', llega a gritar nuestro protagonista, tras el intento número mil de explicar su promesa a Santa Bárbara. Un diez porque ya no se hace cine así, por las historias bien explicadas y la chispa de crítica tan inusual en el tiempo que vivimos. No sé si Buñuel conoció esta película, pero es como si él hubiera estado detrás de esa puerta de la iglesia, agazapado ahí sin aparecer y riéndose de la farándula que tiene lugar entre un devoto a una Santa en concreto, los curas y la masa alrededor.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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