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301, 302 (1995)

301, 302
100 min.
5,2
44
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Una chef y una escritora anoréxica, son vecinas de un edificio de apartamentos. La chef (301) trata de seducir a su vecina con comidas fabulosas, pero la escritora (302) se niega a comer, y con esta negativa comienza una turbulenta relación que fuerza a las dos mujeres a ahondar en su tormentonso pasado. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Thriller
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Corea del Sur Corea del Sur
Título original:
301, 302
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1995: Blue Dragon Film Awards (Corea del Sur): Mejor actriz.
1
Te deja huella
Es una película que vi hace mucho tiempo, cuando era más joven y apenas veía pelis que no fuesen terror. Y un buen día mi colega y yo nos topamos con esta rareza. Principalmente se centran en la vida de dos vecinas: una escritora anoréxica que, mediante sus escritos, va plasmando su visión sobre el sexo, del cual carece; y una muy buena cocinera, obsesionada con sus recetas gastronómicas y que, mediante flashbacks, el director te da a entender que fue alguien que tuvo una vida sexual activa La recomiendo a cinéfilos que deseen ver cine extraño y/o jactarse de ver trabajos que pocas personas han visto; de lo contrario esta película poco puede aportar a alguien que busque guiones complejos, sentimientos positivos, filmación original, etc. Es una película de terror psicológico, nada más, con esa atmósfera pesada que tan bien expresa el cine asiático.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El hambre y las ganas de comer
Dos mujeres anónimas que viven en apartamentos contiguos del mismo edificio se definen por sus más que peculiares y disfuncionales relaciones con la comida. Una es divorciada y está obsesionada con cocinar platos muy suculentos; la otra, en cambio, es una escritora anoréxica incapaz de meterse nada en el cuerpo sin expulsarlo a continuación. Cuando se conocen, entablan una malsana relación en la que se pone de manifiesto tanto la incapacidad de ingerir nada como de aceptar el rechazo... y en la que se juntan, literalmente, el hambre con las ganas de comer.

Esta oscura producción coreana es previa a la moda que tendría lugar poco después y marca los inicios de la difusión de esta cinematografía, al menos en lo que a cine de género se refiere, pues la propuesta alterna con cierto sentido de lo grotesco, como sería lo habitual, el drama con el terror, el thriller y algo identificable como un cierto humor perverso, o eso quiero creer.

Historia de mentes patológicas que esconden traumas, pasados difíciles que irán emergiendo a medida que se afianzan unos lazos en un entorno de extrema modernidad e higiene, pero que no puede evitar la soledad de los individuos. Se sucede un presente de investigación policial en torno a una desaparición con varios niveles de pasado que ayudan a entender lo que ha ocurrido, en una película irregular, a ratos expositiva, a ratos tremendista y pasada de rosca en cuanto a sordidez, lograda a medias, aunque con bastante interés y riesgo en sus ideas, en su afán de provocación… si es que no se trata de simple idiosincrasia de esta gente que, sin embargo, tanto shockea a los occidentales.

Son muy tardo-ochenteros, y por tanto muy de su tiempo, tanto la banda sonora como la puesta en escena, con entornos de diseño, predominando los colores intensos, como el rojo del interior de una carnicería, aunque entiendo que es intencionado ese aspecto con fecha de caducidad. La narración se torna indigesta (tachán) por el modo en que se insertan los flashbacks, en forma de bloque dentro del relato principal, con esa molesta sensación de poca fluidez y de interrupción, que frustra la parte más claustrofóbica y polanskiana y hace pensar en que esto mejoraría con un mejor timing y sentido narrativo.

Se arroja una mirada a la condición de la mujer coreana actual (actual de entonces, años 90), independiente o bien subordinada al varón, tanto da, pues son los alimentos los auténticos protagonistas; cargados de implicaciones, de presencia constante, ya sea durante su preparación o consumición, entre lo apetecible y lo ligeramente nauseabundo, el caso es que los seres humanos son también comida, producto y negocio (aquí la modernización imparable del país, los billetes sucios de sangre), cuando no simples números, algo susceptible de ser igualmente consumido sin más pese a su buena y saludable apariencia.
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