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Veinte años no es nada (2005)

Veinte años no es nada
117 min.
6,6
370
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
La experiencia de autogestión de los trabajadores de la fábrica Numax, a finales de los setenta, quedó recogida en un documental que ellos mismos decidieron que se hiciera, y que encargaron a Joaquim Jordà en el momento en que estaban a punto de cerrar. Se tituló "Numax presenta..." (1980). Aquellas imágenes, recuperadas, junto con la situación de los trabajadores tantos años después, llevan a reflexionar sobre las últimas e intensas décadas que nos ha tocado vivir, para descubrir la fragilidad de los ideales de juventud y ofrecer una historia "de transición" con minúsculas. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Política
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
Veinte años no es nada
Duración
117 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Premios
2005: Premios Goya: Nominado a Mejor documental
2004: Festival de Valladolid - Seminci: Nominado a Mejor documental
"Uno de los documentales más apasionantes de los últimos años"
[Diario El País]
"Otro ejemplo de la renovada juventud creativa de Joaquín Jordá. (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
6
El celuloide mutó a vídeo
Víctima del doctor Frankenstein, Carlos Gardel ha visto su tango “Volver” despiezado estrofa a estrofa en más de un título cinematográfico. El más representativo: la homónima “Volver” de Pedrito. Pero, sólo un año antes, febril la mirada, “Veinte años no es nada” del gironés Joaquim Jordá.
Primero fue “Numax presenta...”, un documental-testimonio de la heroica autogestión en una fábrica de electrodomésticos por parte de una serie de obreros de la antigua escuela. Dos décadas después, tarareando a Gardel, retomamos sus vidas. El idealismo y la utopía están ahora cobrando el paro.
Michael Apted realizó un experimento similar con su serie de documentales “The Up series”, en la que seguía desde los 7 hasta los 49 años a ingleses de diferentes clases sociales para demostrar que la condición social inicial es determinante en el crecimiento. Claro que del retrato personal de cada uno se extrapola la propia Historia del país en cuestión. Así, saltamos de la España de la transición al actual Estado del bienestar en una elipsis no filmada y, con la lectura de los últimos testimonios, completamos este proceso de metamorfosis único.
La capa que nos informa de la “secuela” narrativa del proceso Numax se queda en algo anecdótico. Lo verdaderamente importante es analizar el contraste, o no, entre los posicionamientos ideológicos de cada personaje, antes y después. Unos, como la montañesa, cumplen a rajatabla sus deseos y otros, como la propietaria de la cafetería, caen en la inercia del día a día. Es un estudio completo sobre la fuerza de los sueños y la inocencia de la juventud, desde la perspectiva del privilegiado que sabe el final.
Es curioso cómo la mayoría de las conversaciones entre los personajes está rodada en movimiento: trenes, autobuses, caminando, en coche, etc. ¿Sería la intención del autor movernos a través del eje cronológico que enlaza ambas cintas?
El grupo de trabajadores que luchó por tanto, acaba cediendo, se fragmenta como un puzzle que en su unidad no encontró más que un dibujo infantil. De esto se proyecta una de las conclusiones principales de la película: lo colectivo ha perdido importancia con el tiempo, ahora se es individualista. La generosidad da paso al egoísmo.
El celuloide mutó a vídeo.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿El final de un ideal corporativista o de justicia social?
No conocía la historia de la fábrica Numax.

Este es un documental honrado que retrata el final de unos ideales colectivos de solidaridad laboral, sin pretensiones y que sin querer dar importancia a lo que sí tiene importancia y por eso llega al corazón a los que vivieron esa época.

Las entrevistas a los extrabajadores de la empresa está rodada: caminando, en autobuses, en coche o en tren, como yendo o como si vinieron del trabajo y en la época en que se rodaba, una sociedad del bienestar donde a unos les fue bien, donde otra tiene una cafetería en la zona y recuerda aquellos ideales perdidos de lo grupal donde todo parecía posible.

En los años 70 y sobre todo 80 hubo muchos ideales de una especie de socialismo liberal y uno de ellos era de las empresas cooperativas donde los trabajadores se convertían dueños de sus empresas, que estaban quebradas desde los 70, y por tanto sin intermediarios de nadie que les quitará parte de los beneficios producidos por su trabajo.

Resulta curioso porque este documental se hizo en el final de la etapa de Aznar y al comienzo de la de Zapatero cuando volvió a resucitar este ideal donde los trabajadores se convertían en empresarios.

El spoiler contiene spoiler.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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