Tres vidas de mujer (1932)

Es una muestra muy representativa de lo que se llamaba “Women´s Pictures”. El protagonismo es enteramente para las tres chicas. Al estrenarse antes de la entrada en vigor del restrictivo Código Hays, es bastante atrevida, pues alude a la adicción al alcohol y las drogas, la infidelidad y la lujuria femenina, temas que en los siguientes años sólo podrán ser, en el mejor de los casos, ligeramente esbozados o sugeridos.
Escrita por el productor y guionista Lucien Hubbard, el primer ganador de un Oscar a la Mejor Película, Por “Alas” (1927). Cuenta con la fotografía de Sol Polito, el vestuario de Orry-Kelly (que vestirá Bette Davis en toda su carrera) y la dirección correcta y pragmática de un prolífico Mervyn LeRoy.

La película cuenta la historia de tres amigas desde sus primeros años de infancia en el colegio, en donde se atisba ya el futuro de cada una. La que tiene mayor protagonismo es la bella Ann Dvorak (la hermana de Paul Muni en “Scarface”), presentada como “la más popular” en la entrega de diplomas de la graduación. La díscola es Joan Blondell (“El enemigo público”) y la mejor estudiante Bette Davis, relegada a un papel de escasa importancia, pues todavía no había explotado (quizá su despegue sea en "Cautivo del deseo").

Lo que discurre como un drama de mujeres, se acerca al melodrama, e incluso tiene momentos de sugerido cine negro, con la inclusión en la trama de varios matones, entre los que destaca, en un pequeño papel, un joven y serio Bogart.
Se desarrolla entre 1919 y 1932. Cada salto en el tiempo viene acompañado de una larga descripción con imágenes reales o noticias de prensa que sitúan la acción (la entrada en vigor de la Ley Seca, derecho al voto de la mujer, etc.).

La película se ve bastante bien. Lo que parece ser una previsible historia de tres chicas que se han hecho mayores y se reúnen después de un tiempo, una felizmente casada con un prestigioso abogado, otra triunfando en el escenario y una modesta secretaria (Bette Davis), tiene una evolución inesperada en el rol de las chicas muy llamativo. Quizá el cambio es brusco, pero hace la trama más interesante. El final está realmente bien resuelto.

Película algo ingenua tanto por su planteamiento argumental como por una factura cinematográfica que tiende a utilizar modos convencionales y parece alejarse de cualquier atisbo de originalidad.
M. LeRoy se esfuerza en proporcionar intensidad a la historia pero el guión carece de la fuerza requerida y le cuesta captar la atención del espectador y mantenerla durante toda la proyección.
Proporciona la ocasión de ver a H. Bogart en uno de sus primeros papeles de tipo duro y a B. Davis, aunque su actuación es poco relevante.