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No quiero ser un hombre (1918)

No quiero ser un hombre
45 min.
6,4
361
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Película completa (subtitulada en español)
Sinopsis
Ossi Oswalda interpreta a una joven que, cansada de que le reprochen todos sus actos, decide disfrazarse de hombre. De este modo descubre la insolidaridad entre los hombres... y también sus amistades equivocadas. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Cine mudo Mediometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Ich möchte kein Mann sein
Duración
45 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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7
Nuevos aires de posguerra
Mediometraje de Lubitsch. El guión es de éste y de Hanns Kräly. Se rueda en los talleres de la compañía productora en Berlín-Tempelhof. Producido por Paul Davidson para Projektions-AG Union (PAGU), se estrena el 1-X-1918 (Berlín).

La acción tiene lugar en Alemania en 1917/18. Ossi (Ossi Oswalda) es una muchacha huérfana que vive con su tutor (F. Sikla), un economista afamado que es llamado a trabajar en EEUU. Su sustituto, el Dr. Kersten (K. Goetz), y la gobernanta de la casa (M. Kupfer) la mantienen sometida. Para poder sentirse libre decide vestirse de hombre.

El film es una comedia de humor irónico, crítico y sarcástico. El realizador critica los prejuicios sociales, la definición caprichosa y rígida de los esteretipos de género, la hipocresía social, la doble moral y la educación de los jóvenes basada en prohibiciones. Apuesta por los aires de liberación de la mujer que en la Posguerra de la IGM dan lugar al reconocimiento de su derecho al voto (1919 en Alemania).

Contra los estereotipos moralistas del pasado, el realizador muestra que jugar al póker, fumar y beber, ocasionalmente, una copa de licor, no son prácticas censurables para la mujer ni contrarias a la condición femenina. Apoya las propuestas a favor de la redefinición de los roles masculinos y femeninos. Dicho de otro modo, Lubitsch subvierte los estereotipos, proponiendo con humor la revisión de los mismos. La cinta se sirve, además, de otra fuente de comicidad: la confusión de identidades. De la mano de este recurso, el realizador explica, con humor y ejemplos, que las diferencias de comportamiento, personal y de grupo, entre hombres y mujeres, no existen o son irrelevantes. La rudeza de los hombres tiene su réplica entre las mujeres. El mimetismo de grupo de los hombres, también se manifiesta entre las mujeres. La curiosidad de las mujeres, también se hace presente entre los hombres. La facilidad de éstas para el mareo es similar a la del economista ilustre durante su viaje en barco. No faltan en la obra sugerencias llenas de picardía y atrevimiento, referidas a la homosexualidad y a la homofobia. Las presenta con delicadeza, claridad y franqueza.

Destaca el fuerte ritmo de la acción, la brevedad del lenguaje y la economía de medios de la que hace uso la cinta. El realizador aporta ingenio, inventiva y una notable capacidad narrativa. El relato se aproxima al nivel de densidad de obras posteriores del autor. Pone de manifiesto la acidez y la agudeza de su humor, su capacidad de observación y la riqueza de su espíritu crítico. Lubitsch contaba, durante el rodaje de la obra, 26 años de edad.

La fotografía, de Theodor Sparkuhl, ofrece una narración visual de ritmo rápido e intenso, que eleva el interés del relato. No hay tiempos muertos, ni tiempos desaprovechados. La música de la edición remasterizada por la W. F. Murnau Stiftung, de Neil Brand, hace uso predominante del piano. La partitura es rápida, rítmica y burlona. La interpretación de Ossi Oswalda es notable.
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
AÑADA DEL 18, SABOR LUBITSCH INIGUALABLE, POCO DURADERO EN OJOS
Reconozco que mi inclinación hacia el cine de Lubitsch es mayor que la de la Torre de Pisa. Ruego no obstante que no se confunda eso con la ceguera. Las innumerables pruebas de buen hacer dadas por el cineasta alemán (To be or not to be, El príncipe estudiante, Ninotchka, etc. y muchos etcéteras) no me nublan la vista ni me impiden encontrar algunas pajas dentro del trigo. Que hasta los vinos más acreditados tienen cosechas normalitas. Malas es imposible.

Y esta añada del 18 con “No quiero ser un hombre” deja en nuestros ojos (órganos del paladeo cinematográfico) un sabor afrutado Lubitsch inigualable pero con escasa consistencia. No es un vino “duradero” en ojos. No. El aroma y el sabor pasan rápido y aquí lo bueno si breve no es precisamente doblemente bueno, pero eso si es Lubitsch. También como en territorio ecológico, un Lubitsch joven embotellado en roble alemán, berlinés por más señas y Weimar por más políticas.

Film breve en tono de comedia, donde Lubitsch juega pícaramente con los espectadores. Más que con los de ahora que “las cosas que hemos visto, sir John…” con los de una época donde la mujer alemana ni siquiera tenía derecho al voto. Fíjense ustedes, los germanos tan avanzados y demócratas ellos en la actualidad, también tuvieron sus pecadillos y esas hipocresías donde las señoritas recibían una esmerada educación cercenante de sus más inconfesables deseos, digamos el juego, el tabaco, la juerga a lo Lola-Lola, ángel azul y por supuestísimo el sexo.

Y Lubitsch nos dibuja a la mujer inconformista a la par que vital, envidiosa del rol social masculino, libre y sin atadura. Esa vitalidad es la que lleva a Ossi (nombre real y de ficción de la actriz Ossi Oswaldo, considerada la Mary Pickford alemana) a probarlo todo para así poder hablar y tomar decisiones con propiedad. Probando, probando, y con el licor dando, que tal parece que la vida masculina es puro desmadre y francachela, acaba hasta de picos con aliento etílico con el rigurosísimo tutor encargado de su correcta educación. ¡ Y vaya si la educa!.

Al final Lubitsch se rinde, o tal parece, y sacando su varita mágica reconvierte a la chica-muchacho en una señoritinga de largos vestidos y corsés apretados enamorada del mismo tutor que besaba “especimenes afeminados” en estado de embriaguez, y diciendo, mientras se derrumba en sus brazos: “No quiero ser un hombre”.

Menos mal, porque aunque suponga un frenazo a la investigación genética, uno se pregunta: ¿Los hubiese excomulgado la iglesia en caso contrario?.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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