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La banda de las cuatro (1988)

La banda de las cuatro
160 min.
7,0
291
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Sinopsis
Constance Dumas (Bulle Ogier) dirige un prestigioso curso de teatro, donde sólo se admiten mujeres. Cuatro de sus alumnas: Claude (Laurence Côte), Anna (Fejria Deliba), Joyce (Bernadette Giraud) y Lucia (Inês de Medeiros), forman una una especie de banda y viven juntas en una casa de los suburbios parisinos. Las cuatro chicas, una tras otra, se irán topando con Thomas (Régent), un misterioso desconocido que las alerta sobre el peligro que corre Cécile (Natalie Richard), una de sus amigas y compañera de clase. Cécile, mientras tanto, se muestra bastante inquieta y parece más fascinada por una enigmática historia de amor que por sus clases de teatro. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Teatro
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La Bande des quatre
Duración
160 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Suiza;
Premios
1989: Festival de Berlín: Mención de honor, Premio Internacional de la Crítica FIPRESCI
8
DURO APRENDIZAJE
Las alumnas de la selecta escuela teatral de Constance Dumas, en París, practican la interpretación, el fingimiento controlado.
Constance no admite a cualquiera: exige compromiso, entrega sincera al aprendizaje, estar a la altura. También pagar con puntualidad la cara cuota.
Las alumnas ensayan sobre el escenario y viven la vida diaria. Pero también ensayan en la vida diaria, y viven sobre el escenario. Pasan sus días entre el teatro y la casa, una vieja mansión en las afueras, en continuo viaje de ida y vuelta. En el ir y venir, con la presión del aprendizaje, las identidades se replantean, entran en crisis. A continuación, se disuelven o se reafirman. Es la experiencia de lo teatral.

Cuando un director de cine se encuentra cómodo con lo que filma, se nota: lo contagia a su obra, y la película respira gusto y vitalidad, se despliega prometedora.
Rivette comienza a contar la historia de cuatro estudiantes que comparten la casa. Están preocupadas por una quinta estudiante, Cecile, quien se va a vivir con un hombre de identidad misteriosa. Aparecerá otro hombre, inquietante, que avisa de lo peligroso de esa relación.
Pero Rivette no se limita a ir proyectando la intriga en línea recta hacia su desenlace.
Se entretiene en los detalles, no tiene prisa. Se recrea en el contenido de los ensayos, los titubeos de las alumnas en sus papeles, las relaciones entre ellas, la transferencia de sentimientos, las inteligentes indicaciones de la profesora que modela a sus discípulas...
Se recrea en todo ello. Convierte la crisis de Cecile, la quinta alumna, también en drama. Especula sobre la fiabilidad de las apariencias, sobre el peso de la simulación. Lo quieran o no, las personas son personajes que ejecutan roles. Cuanto ocurre obedece a deliberada puesta en escena, a estrategia de espejos.

La película presenta una rica galería de personajes, cuyo trasfondo sorprendente hace imprevisible cada paso; presenta asimismo interpretaciones destacadas, en especial la de Bulle Ogier, formidable; y una bella fotografía, de colores matizados y elegantes... Avanza en varias direcciones, tejiendo en la trama hilos de géneros distintos, y llega hasta el minuto 160 manteniendo una atmósfera poderosa e hipnótica, aunque haya pasajes de juegos teatrales que tal vez se prolonguen en exceso.
No obstante, queda plasmada una absorbente realidad, que tan pronto parece naturalista como surreal y soñada.
Es el toque de este director, siempre atípico.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La doble inconstancia
Si bien Rivette utiliza en esta película el teatro como nexo común entre sus protagonistas, la obra que estas representan, «La doble inconstancia» de Marivaux, es el tablero en el que ellas interpretan diversos papeles utilizando el engaño como base de su juego.

El engaño parte de la obra de teatro y desde ella se va extendiendo al resto de ámbitos en la película. En la obra teatral, Silvia, la compañera de Arlequín es separada de su amado por el Príncipe ya que este quiere casarse con ella. Después de múltiples engaños y manipulaciones, Arlequín acaba casándose con Flaminia, sirvienta del Príncipe, y este se casa finalmente con Silvia en dos matrimonios consentidos.

Mientras representan estas escenas sobre un escenario, la casa en la que las chicas viven como compañeras va adquiriendo progresivamente un aura irreal, llena de engaños y mascaradas convirtiéndose paulatinamente en un teatro. De hecho, en la parte final llegan incluso a representar una obra en su propio salón frente a una de sus compañeras que actúa como público. Estos engaños comienzan con la aparición del personaje principal masculino, Thomas (el único que aparece en toda la película a excepción de los policías y el resto de figurantes secundarios), que manipulará a las jóvenes haciendo que comience un juego de engaños en una doble vertiente: de él hacia ellas y entre ellas mismas.

Finalmente, el último estadio de engaño involucra a la amiga de las jóvenes sobre la que Thomas quiere tener información. Cécile mentirá a sus compañeras sobre su situación emocional, ya que se ve implicada en un suceso delictivo y no querrá que esto les afecte de alguna forma. Este engaño en forma de secreto hará que las mujeres del film se unan contra los hombres, hacia los que dirigirán su fuerza y rabia y de los que se protegerán, haciendo que se potencie más si puede su amistad.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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