Carne de horca (1953)

"Carne de horca" es un western como una casa, de principio a fin y con todos los elementos que cualquier cinéfilo ortodoxo podría exigir. Los forajidos del "far west" se convierten en los bandoleros de Sierra Morena, es una afirmación tal cual suena, es exactamente lo mismo, no hay diferencia en su significado. Hay tabernas en lugar del clásico saloon, hay militares que se encargan de hacer cumplir el orden y la ley (aunque aquí son secundarios) en lugar del sheriff y sus ayudantes, hay galopes y asaltos a la diligencia, incluso hay un atronador tiroteo final con muertes y mala leche. No conozco el subgénero de bandoleros, de manera que no soy capaz de etiquetar "Carne de horca" así, y puesto que películas del oeste he visto unas cuantas puedo afirmar que acabo de ver un western grandioso.

Hay ritmo acelerado desde el inicio, una trama sugerente y un desenlace escandaloso. La verdad, de Ladislao Vadja podía esperarme lo mejor (por "El cebo") y lo peor (por "Marcelino, pan y vino") y en este caso me he topado ante mis narices con una película tremenda. Con la maldad incuestionable del bandolero Lucero queda retratado un grupo de criminales que tenía atemorizado a los campesinos, de hecho su desmitificación es clave para que la película tenga sentido, es una cuestión de coherencia. Entre los tejemanejes de unos y la mala suerte del protagonista de origen acomodado, Vadja propone una historia sencilla pero narrada a una velocidad sorprendente, con un ritmo portentoso y con un desenlace de boca abierta. Los más exigentes consideran que después de la primera escena con la bailaora y su acento andaluz, no es nada correcto que los personajes principales entonen un castellano tan bien articulado. Yo no creo que eso suponga discordia alguna, estamos hartos de ver a Mitchum, Stewart, Lancaster y todos aquellos bien doblados. La producción es en parte italiana, de ahí la necesaria presencia de un casting así.

No hay nada más cierto que "Carne de horca" es una película trepidante, sin fisuras, bien realizada y pletórica en todos los sentidos. Sorprenderá a quienes creen que en la década de los 50 sólo se hacía cine para tirar a la basura en España. Hay excepciones, y "Carne de horca" es con mayúsculas una de los mejores títulos de esa época y más allá.

Arranca con una copla de ciego (“Romance Lucero”) que es toda una loa cantada a un bandido que como luego veremos más delante de bueno y generoso tenía más bien poco ya que era un facineroso de tomo y lomo, cantada en la plaza del pueblo, en la que las primeras estrofas son interpretadas por un ciego, para a continuación y ya con la voz de María Dolores Pradera siguiendo con la copla, seguir a la cámara en un paseo por las calles de Ronda.
A continuación retrocedemos en el tiempo y conocemos en el interior de una cantina a Juan Pablo de Osuna (Rossano Brazzi), un bravucón señorito aficionado a las mujeres (al que deja su prometida Consuelo – Emma Penella – harta de su licenciosa vida) y al juego que tras perder 40.000 reales al fie a las 7 y media y ante la imposibilidad de conseguir el dinero para pagar la deuda ya que su padre está harto de sus excesos y tras oír las tribulaciones de D. Félix (Pepe Isbert) sobre un secuestro del que fue víctima por parte del afamado bandolero Lucero (Fosco Giachetti) y su cuadrilla y del que salió vivo e ileso tras pagar un sustancioso rescate, se le enciende la bombilla y coordina junto a sus amigos un secuestro a su padre en el que pidan los 40.000 reales de la deuda y asunto solucionado.
Para su desgracia y por ironías del destino, la nota que encuentra clavada en la puerta del cortijo firmada por Lucero en la que se piden 70.000 reales sopena de matar al padre y que él cree producto del plan trazado anteriormente junto a sus compadres, es realmente de Lucero que se ha adelantado y ha secuestrado al padre.
A partir de aquí, con el padre muerto al no satisfacer el rescate ya que el hijo se había quedado con los cuartos y este sediento de venganza en busca de Lucero y una vez encontrado, infiltrándose en la sangrienta partida para así tener la oportunidad de acabar con él y la ley tras sus pasos como resulta de la investigación llevada a cabo, tenemos un recio, áspero y muy entretenido film, rodado en los escenarios naturales donde transcurre la acción (Zahara de la Sierra, Ronda y su serranía), en los que aparte de la magnífica historia de venganza y redención que es el eje de la trama, se nos ofrece un crudo y veraz retrato, tanto de los usos y costumbres de la gente de la época, como de los crueles y en absoluto románticos bandidos que infestaban la zona (con la acertada inclusión de estrofas de la loatoria copla del principio cantadas por María Dolores Pradera contrastando con las más crueles actividades de los bandidos), todo ello con un excelente manejo de la cámara (planos de fondo, enfoques y primeros planos sumamente secos y descriptivos) y una magnifica banda sonora compuesta por José Muñoz Molleda (habitual colaborador de Edgar Neville y de otras grandes producciones a lo largo de los años).
Sigue en spoiler por falta de espacio: