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A hierro muere (1962)

A hierro muere
99 min.
6,8
728
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Sinopsis
Fernando, despechado porque su anciana tía le ha negado un préstamo, intenta convencer a Elisa, una enfermera que ha salido de la cárcel, para que le ayude a envenenarla. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Cine negro
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
A hierro muere
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción España-Argentina;
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7
Sin echar toda la carne en el asador, Manuel Mur Oti nos regala una buena muestra de cine negro.
Adaptación de una novela del argentino Luis Saslavsky titulada, “A sangre fría”, coproducción hispano/argentina, con guion del mismo y también llevada al cine en 1947 por el francés Daniel Tinayre (residente en Argentina) con el titulo homónimo al de la novela.
Elisa (Olga Zubarry), una mujer que ha salido de la cárcel tras cumplir una condena de 5 años entra a trabajar por mediación de su madre que ya lo hacía como ama de llaves, como enfermera en casa de una señora mayor adinerada, antigua cantante de ópera y enferma del corazón (Eugenia Zúffoli), casa por la que también revolotea Fernando (Alberto de Mendoza), un desocupado vividor (ya saben, jugador y mujeriego) a cuento de los continuos sablazos que le pega a su tía, cuyo única ocupación consiste en tocar el piano en casa de esta cuando le apetece.
Tenemos a la señora adinerada, al sobrino como loco porque esta muera para así poder disponer de la cuantiosa herencia a su antojo, a la dura y baqueteada por la vida ex presidiaria seducida por el lujo que ve a su alrededor y entrando al trapo sin apenas dudarlo, cuando el sobrino le deja caer que con la tía muerta y ellos casados disfrutando de la herencia miel sobre hojuelas, tan solo hace falta que aprovechando su puesto de enfermera y alterando la medicación se pongan manos a la obra.
A partir de aquí las cosas comienzan a torcerse, tanto en el desarrollo de la trama criminal como en la relación entre los dos conspiradores y ahora asesinos (no necesariamente de la anciana), relación en la que que para Elisa prima la parte sentimental sobre la económica y como muy bien podrán imaginar para Fernando justo lo contrario.
Súmese a lo anterior al sagaz y manipulador inspector de policía Muñoz (Luis Prendes) al frente de la investigación, a una cantante de cabaret (Katia Loritz) con la que Fernando esta encoñado y a una despechada y dispuesta a todo Elisa y tenemos una más que digna muestra de cine negro en la que podemos atisbar esas magnificas composiciones de plano y encuadres marca de la casa del maestro Manuel Mur Oti (primeros planos del personaje principal con los secundarios de fondo y esas cuasi expresionistas perspectivas cuando hay una escalera de por medio), con un buen trabajo actoral por parte de todo el casting (la estrella de la función es la argentina Olga Zubarry y siguiéndola de cerca Luis Prendes), que si bien no está a la altura de otras obras más personales de este genial director, se la puede calificar sin ningún lugar a dudas como una excelente muestra de cine policiaco (sin contextos temporales ni socio/políticos, de historias de estas están las hemerotecas llenas).
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26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
De un heredero y una enfermera.
Mur Oti, director poco recordado, tiene en su haber algunas películas que hacen incomprensible tal olvido, dada su evidente calidad; aunque he podido ver muy pocas, todas ellas me han parecido notables -con la excepción de "Loca juventud", protagonizada por un repelente y medio crecido Joselito-, especialmente "Cielo Negro" y la soberbia "Orgullo" (en mi opinión una de las grandes películas españolas más desconocidas). Ambas tienen a las mujeres como protagonistas, rasgo que también comparte el presente filme de la mano de Elisa, una enfermera ex convicta.

La película desarrolla un argumento clásico del género policiaco o negro, en el que la citada Elisa, animada y seducida por el tarambana, mujeriego y sinvergüenza heredero de una anciana enferma, planeará un crimen que, como suele ser habitual, se complicará fatalmente. El guión dibuja unos protagonistas bien definidos, siendo Fernando un manipulador sin escrúpulos ni moral, sólo movido por el interés y la ambición, mientras que Elisa resulta algo más ambigua, dado que aunque también se deja seducir por un futuro de comodidades, es la atracción que experimenta por Fernando la que la impulsa a actuar; pese a ello, la película no la disculpa, mostrándola claramente decidida, y también al margen de todo remordimiento o duda. El resto de personajes queda claramente subordinado a los dos protagonistas, poniendo en claro que las personalidades que interesan a guionista y realizador son las de los criminales, sirviendo los demás como contraste moral y apoyo necesario para el desarrollo de la historia.

La estética "negra" preside la película, pero se hace más evidente en algunos fragmentos concretos, a saber: la secuencia del vaso de leche (con cierto aire a "Sospecha", de Hitchcock); la del traslado de un cadáver en plena noche (fotografía muy contrastada, picados y contrapicados); la del cabaret que visita Fernando (con una iluminación y ambientación perfectas); por último, la secuencia del tren, con sus característicos planos en ligero contrapicado acentuando la profundidad, transmiten inquietud y sensación de amenaza.

Un buen reparto, encabezado por los dos protagonistas, ambos bien interpretados (sobre todo Olga Zubarry como Elisa), redondea con su labor una película entretenida y bien realizada, acorde con las bases del género negro, el cual tuvo en España una pequeña época de esplendor -años cincuenta y parte de los sesenta- que urge recuperar.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
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