Naina (2005)

Los diez primeros minutos ya avisan de que nos encontramos ante una obra que, mas que terror, provoca pavor: un bebé de latex al que solo le falta el código de barras, una señora de cincuenta y pocos a la que le han puesto una peluca gris con moño para aparentar anciana, una niña con una calva postiza de goma que se le mueve cada vez que gesticula... pavoroso, si. Las interpretaciones son horrendas, la fotografía abusa de los colorines chillones como producto de Bollywood que es, el argumento es una mera copia castrada de la ya de por sí infumable The Eye, y los efectos especiales están a la altura de Kárate a muerte en Torremolinos.
A destacar los aspavientos que hacen a cada instante los intérpretes y en especial la prota, cuyas capacidades para actuar se limitan a jadear continuamente, poner cara de asombro desmedido, hacer ademanes exagerados y mirar al vacío.
Insufriblemente mala, tan sólo se la recomendaría al pelotón de fusilamiento que ronda por estos pagos, como justa venganza por darle tanto y tan rápido al "No" sin leer siquiera y mucho menos opinar.

Si The eye aburría, Naina entretiene. Sin embargo, distintos son los conceptos sobre la palabra cine que en ellas vemos reflejados. En la primera, aunque el ritmo sea pausado y los Pang se tomen con excesiva calma el film, como mínimo se pueden encontrar variados momentos de tensión y angustia, secundados por una atmósfera logradísima y unas interpretaciones, cuanto menos, creibles. Sin embargo, en la cinta india que nos ocupa, el efectismo es su mejor y peor arma al mismo tiempo, pues tanto otorga a determinadas secuencias, haciendo que posean un mayor grado de impacto visual, como desatribuye en otros momentos, consiguiendo que el espectador termine totalmente saturado ante tal compendio de artificiosidad. Para colmo, el guión es bastante más flojo, algunas actuaciones como las del protagonista masculino son desastrosas y la banda sonora es mala a rabiar.

Así pues, quizá los valores más rescatables de esta cinta serían su fotografía, bastante cuidada y bella por momentos, la interpretación de la protagonista, que aun y sin ofrecer nada verdaderamente loable, hace que nos creamos su historia y, en último lugar, el ritmo, que no decae en casi ningún momento y hace, cuanto menos, de Naina una propuesta entretenida.
También se podría añadir como logro, el enganche que logra tener en diversos puntos, haciendo que el respetable esté atento y bien pocas veces desvíe la vista, excepto durante las secuencias más lamentables.

De todos modos, y conteniendo interesantes virtudes en algunos aspectos, finalmente todo se va al traste debido a las falencias en la dirección que son tapadas del modo más impresentable, obteniendo como resultado algo verdaderamente flojo.
Mención a parte para el final, porque a saber en que estarían pensando los guionistas... ¿que pretendían? ¿emular Destino final? Si es así, lo consiguieron, aunque los objetivos de ambas cintas son totalmente distintos: Una debe ser tomada más bien como un producto guasón, y la otra pretende ser tomada en serio, no pegándole para nada ese esperpéntico final. Resumiendo, si lo que buscan es una cinta de terror interesante, en Naina no encontrarán absolutamente nada por lo que pararse a disfrutar.