Ni en tu casa, ni en la mía (1998)

Personajes con sexualidades indefinidas que van cambiando de acera a lo largo de la película, todo envuelto en una trama inconsistente a ratos bochornosa.
La introversión de los británicos no parece que haya influenciado en el guión.
Como comedia tampoco funciona, es un humor exquisito basado en la ridiculidez de los hechos.
Funcionaría, si los personajes tuvieran quince o dieciséis años y estuvieran descubriendo su sexualidad, pero fracasa cuando todos han pasado los treinta años.

“Acabo de salir de una relación muy larga y lo último que deseo es empezar otra” Estoy seguro que esta frase la han escuchado en muchas películas y es justo la frase que define el tema de esta película, añadiendo que se trata de salir de una relación heterosexual para meterse en una homosexual. Nada nuevo, ni siquiera en el tratamiento del tema ni en los personajes secundarios. A mi me parece que este guión ha sido copiado de otro o ha servido de original a otros que vinieron después porque esto yo ya lo he visto. Quizás lo más interesante sean los numeritos que se monta Darren, el amigo y compañero de piso de Leo, el protagonista, con un agente inmobiliario que busca tener relaciones en las casas y dormitorios de otros, teniendo en cuenta que este simpático obseso es Hugo Weaving… si, el agente Smith de “Matrix”. Al final, no sabiendo por donde salir, el director monta un batiburrillo increíble que me ha dejado cierto sentimiento de que me han tomado el pelo. Ni fotografía, ni música están cuidados, y eso le da una forma demasiado plana a la realización. Como en tantos otros casos, son los actores los que pueden salvar algo la película.