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Flesh (Carne) (1968)

Flesh (Carne)
105 min.
5,8
497
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Joe -Joe Dallesandro- es un joven yonqui adicto a la heroína. Consciente de su belleza, vende su cuerpo para ganar el suficiente dinero que permita pagar el aborto de la amiga de su mujer. Desnudos frontales, sexo, drogas y mucha libertad de expresión en plenos años setenta se dan cita en esta famosa cinta apadrinada y producida por el rey de la cultura "pop" neoyorquina Andy Warhol. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drogas Cine independiente USA Sexualidad y pornografía
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Flesh
Duración
105 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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7
American -underground- gigoló
Enfrentarse a la trilogía de Paul Morrissey compuesta por “Flesh” (1968), “Trash” (1970) y “Heat” (1972) puede suponer todo un reto para un espectador con un lastre de mucho peso llamado Andy Warhol, uno de los padres de los que algunos han acuñado con el término modernez.
Morrissey no resulta tan experimental, transgresor y odiable como los filmes de Warhol. Todo lo contrario, su cine realizado con cuatro perras (en ambos sentidos), un icono para la cultura gay (Joe Dallesandro), un retrato de la cultura underground y dosis desmesuradas de espontaneidad y amateurismo son fundamentales para entender gran parte del cine independiente posterior (sobre todo underground) y sirven de enlace con el movimiento Dogma.

Supongo que “Flesh” sería muy alternativa y molesta en su momento limitada a ciertos circuitos. El filme comienza con un plano secuencia fijo de Joe Dallesandro durmiendo que dura cerca de dos minutos, que no son nada comparables a uno de los atentados “artísticos” de Warhol. Una vez despierto se presentan las intenciones de Paul Morrissey: desnudo masculino frontal, media erección, toqueteos eróticos y una conversación donde Joe habla de conseguir dinero prostituyéndose para dárselo a la amante de su mujer y que pueda practicarse un aborto. La familia trash americana también tiene un pequeño vástago.

Con un montaje abrupto y una estética realista en plan documental underground, Morrisey dirige su mirada a seguir los encuentros con diferentes clientes de Joe para mostrar a esos personajes del “wild side” del que hablaba Lou Reed.
No hay imposturas, “Flesh” es un retrato del otro lado de la vanguardia y todo parece indicar que Paul Morrissey se burla más de esos yonquis, travestis, chaperos y su culto al cuerpo que pretender ser parte de su cultura. Él está al otro lado de la cámara registrando sus movimientos y acciones, su decadencia en forma de arte underground.

Aunque ahora mismo este cine no sorprenda ni escandalice, salvo ver el culo y pito de
Dallesandro para los más beatos, prefiero los filmes de Paul Morrissey a otras pretendidas y supuestas innovaciones cinematográficas que muchos entienden como evolución del cine de arte y ensayo.
En “Flesh” están reflejadas las metas del cine underground e independiente más trash y amateur, con todas sus virtudes e innumerables defectos.
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25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La otra cara del sueño americano
Morrisey calificaba esta tipología documental como "naturalismo extremo". Actuaciones poco convencionales (amateurs), diálogos y situaciones improvisadas, una cámara fija que se limita a registrar la escena y la atención a los estilos de vida de la fauna barriobajera se convierten en elementos que dotan de inusual verismo a todo el producto.
La cámara acompaña a Joe Dallesandro, un joven que hace de chapero para mantener a su mujer y a su hija, en su deambular por los barrios bajos, mostrando los neones iluminados, las calles transitadas, la soledad de la multitud que nos recuerda a la pintura de Edward Hopper. También aparecen los interiores de pequeños apartamentos donde guardan sus miserias individuos descentrados, embarcados todos ellos en una frustrante búsqueda de la belleza. "Todos rendimos culto al cuerpo. El que no cuida su cuerpo, rinde culto al cuerpo ajeno y trata de poseerlo". Personaje cansados, aburridos, poseídos todos por una insatisfacción abstracta que ralentiza sus vidas, desde la conciencia hasta sus acciones. Diálogos entrecortados carentes de lógica discursiva.
El sexo es un pasatiempos trivial para estos personajes. Individuos que follan sin pasión, como si fuera una práctica consumista más orientada a mitigar los efectos del aburrimiento.
Todo sucede de mantenera lenta, desganada y el realizador parece contagiado por la apatía de sus personajes al hacer un uso peculiar del lenguaje visual. Con todo, aparecen imágenes cargadas de lirismo, un lirismo sombrío por la depravación que salpica a estos personajes.
"Trash" y "Heat" completan la trilogía sobre individuos marginales y fracasados que estaban al otro lado del sueño americano: estrellas de cine acabadas, heroinómanos o travestidos que sueñan con ser madres.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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