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El fondo del aire es rojo (1977)

El fondo del aire es rojo
180 min.
8,2
793
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Sinopsis
En este documental Marker disecciona los movimientos sociales que surgieron en muchos países del mundo a finales de la década de 1960, además de reflexionar, una vez más, sobre las imágenes y la memoria. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le fond de l'air est rouge
Duración
180 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1977: Premios César: Nominada a Mejor Montaje
10
Historia de una década
"Le fond de l’air est rouge" es uno de los mejores documentales que he visto. Su larga duración y su ambicioso arco temático la hace un testimonio cinematográfico excepcional. El reciclaje de entrevistas, noticiarios y películas militantes hacen que tenga un interés histórico muy destacable. La coloración de la fotografía, unas singulares piezas musicales y los extraños sonidos ambientales que la acompañan hacen que en conjunto sea una experiencia poderosamente sensitiva. Se trata de un documental diferente y audaz, en el que se va mucho más allá que los típicos reportajes a los que estamos acostumbrados.
Una de las características más notables del cine de Marker es que siempre se mueve en la frontera entre realidad y ficción. En sus documentales no hallaremos en ellas un afán aleccionador, didáctico, o científico. Sus películas siempre buscan provocar la reflexión sobre cómo miramos y qué recordamos. Esta preocupación no sólo se ve en el contenido que nos explica, sino en la misma manera en que se desarrolla la forma.
En "Le fond de l’air est rouge" los fotogramas que pasan frente a nosotros no son tratados como unas simples fotografías, sino como símbolos e iconos cargados de significados y asociaciones. Una de las grandes virtudes de esta película es que consigue que la imagen cinematográfica hable por sí misma, gracias un magnífico trabajo de montaje.
Nos hallamos frente a un cuidadoso ensamblaje que nos conduce por su sinuoso pero contundente guión, en el que una imagen nos conecta a la otra por su semblanza formal o emotiva. De esta forma, las secuencias que desfilan a nuestros ojos pasan a convertirse en un recuerdo vivo. En el cine de Marker, la memoria es un fotograma que se quema lentamente en nuestra retina.
Dicho esto, ¿qué temas puede plantear semejante película? En resumen, nos hallamos frente a una larga reflexión sobre la historia de los movimientos sociales y políticos de izquierda la década de los 60 y 70. Marker nos explica la oposición a la guerra de Vietnam y las vicisitudes de las guerrillas en América Latina. Traza el recorrido de cómo esta resistencia al imperialismo norteamericano enlazó con el movimiento obreros y estudiantiles. Se trata, pues, del génesis de esa nueva izquierda, que pasaría a la historia por ser la protagonista de una nueva serie de reivindicaciones y protestas en EEUU y Europa Occidental. En las universidades de Berkeley, París o Berlín se respiraba un ambiente revolucionario. Pero, tal como plantea el film, quizás el problema fue que era un aire antes que un planteamiento político realista.

(Sigue en spoiler)
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38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Asaltar los cielos
En 1924 Serguéi M. Einsenstein estrenaba La huelga. En uno de los primeros ejemplos de montaje paralelo en la historia del cine, el director soviético alternaba las imágenes de la represión zarista sobre los manifestantes con las de vacas siendo conducidas al matadero. No parece raro que Chris Marker utilizara, muchos años después, el mismo recurso narrativo, insertando, en un claro juego referencial, la carga en la escalinata de Odessa y las porras de la policía gaullista o a grupos neonazis y a brokers de Wall street pidiendo ambos, casi con una sola voz, el bombardeo de Hanoi. A fin de cuentas El fondo del aire es rojo tiene afán de ser crónica de otro movimiento revolucionario, tan cerca y tan lejos de aquellos diez días que estremecieron al mundo en octubre de 1917, el levantamiento contra el orden establecido en los últimos años de la década de los 60 del pasado siglo. De las barricadas estudiantiles del Quartet latin al napalm incinerando las selvas de Vietnam, de los tanques del Pacto de Varsovia arrasando con sus orugas la Primavera de Praga al acribillado cadáver de Ernesto Guevara en Bolivia, de la matanza en la Plaza de las tres culturas al levantamiento golpista contra el gobierno de Salvador Allende, Marker nos cuenta, desde el compromiso del que toma partido, el doliente relato de la creación y la caída de la utopía, de la última utopía. El testimonio en forma fílmica de que las revoluciones sólo existen para poder ser traicionadas.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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