El crimen de Oribe (1950)

El crimen de Oribe es la primera película que filma un joven Leopoldo Torre Nilsson, junto a su padre, el cineasta Torres Ríos. Es de 1950, pleno auge del cine negro, del cual también participa estéticamente la película.

El guión sobre el que se sustenta el film está basado en una interesante novela del escritor argentino Adolfo Bioy Casares “El perjurio de la nieve”, con un argumento que amalgama el relato policial con el fantástico. Existe también una influencia de la literatura gótica de Edgard Allan Poe, acentuando la fatalidad y las atmósferas terroríficas que recuerdan también al expresionismo sombrío de “El gabinete del Dr. Caligari”.

Los protagonistas de la historia son un periodista (Roberto Escalada) y un poeta (Carlos Thompson), una dupla de opuestos, empezando con el enfoque que le dan a la escritura, utilitario y práctico el primero y pura imaginación el segundo. Ambos complementarán sus acciones, al punto de que el último asumirá el destino que estaba asignado al primero (algo propio de la literatura fantástica y del tema del doble*).

El argumento es uno de los más originales del cine nacional: Al periodista Villafañe se le descompone el auto por la noche en una remota localidad patagónica y debe alojarse en un hotel, donde tiene que compartir la única habitación disponible con Oribe, escritor de poemas. Pronto ambos comparten el apasionamiento por un misterio que los habitantes del lugar no pueden resolver: una familia compuesta por un padre y cuatro bellas hijas casaderas que viven en una casa aislados de todo contacto social pero que todas las noches festejan la Navidad.

La develación del secreto desencadena una tragedia que -al igual que la novela- cumple con las reglas del policial y lo fantástico.

Es una pena que la copia circulante no sea muy nítida y acentúa la oscuridad, resaltando el aspecto fantasmal que sobrevuela sobre todo en el inquietante padre (anciano y hermético) y también en el joven poeta, interpretado por un joven Thompson que calza a la perfección con el carácter romántico de su personaje.

(*) Ver el cuento de Poe “William Wilson” o la versión cinematográfica que hizo en 1968 Louis Malle en “Historias Extraordinarias”.

Es curioso que Torre Nilsson comenzara y casi terminara su carrera como director (su penúltima película) con novelas de Bioy Casares, más todavía que sea con la que debuto junto a su padre, adaptando la historia al cine, y que ésta fuera fantástica, género que el director no volvió a tratar, su padre sí.
La trama y el tono de la película tiene poco y nada de los que serían usuales en el director, salvo si se quiere el vivir en una casona burguesa alejados del resto de la gente, pero en lo demás no tiene relación con los temas trataría en el resto de su filmografía.
Se podría decir que la trama es una especie de cuento de hadas trágico para adultos, una princesa que vive gracias a un hechizo, y muere porque alguien lo rompe, a lo que su padre quiere cobrar venganza por lo que considera un asesinato.
Interesante ver a Carlos Thompson, que siempre solía interpretar al galán viril, ser acá un poeta un poco atildado, frívolo, plagiador y mitómano, capaz de morir antes de reconocer su embuste.