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Puente de Varsovia (1990)

Puente de Varsovia
105 min.
5,9
215
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Sinopsis
Puente de Varsovia esta fechado en 1989, el año de la caída del Muro de Berlín. Si el look predominante en Nocturno 29 era el de la alta burguesía sesentista, en Puente de Varsovia refulgen las imágenes de la nueva intelectualidad y de la amnésica clase política progresista europea. Pero bajo la superficie reluciente de eventos socioculturales espectaculares y de vida frívola en la Europa feliz se tensan las memorias de fracturas y cataclismos personales e históricos. Filmada con la misma pulcritud que el cine comercial coetáneo, Puente de Varsovia hace estallar el argumento en los mil fragmentos de un paisaje europeo roto por el retorno de la Historia. No resulta extraño que Godard rubricase dos años después un filme hermano, Alemania nueve cero, explícitamente heredero del Alemania año cero de Rossellini en la posguerra europea de 1947. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Puente de Varsovia (Pont de Varsòvia)
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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"Obra visionaria, críptico sensual y provocador, viaje a las mismas esencias de la expresión artística. (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)."
[Cinemanía]
4
Alan Smithee
Pere Portabella es el pseudónimo asumido por los directores de cine de vanguardia cuando por cualquier motivo repudian el resultado de una de sus películas. Y el nombre del productor de “Los Golfos”, "El cochecito", y "Viridiana"; alguien que arriesgó su dinero porque confiaba en el talento de Carlos Saura, y la persona que hizo posible que Buñuel rodase la goyesca Viridiana, y hoy podamos ver, regocijados, esa cumbre del arte español. Puente de Varsovia es una de las cuatro obras de fabulación firmadas bajo el pseudónimo de Pere Portabella, la versión experimentalista del alias Alan Smithee, elegido por los directores de cine de vanguardia para mostrar su insatisfacción con el resultado final de sus películas, y con las formas tradicionales del lenguaje. Pere Portabella apenas ha dirigido quince películas, muy lejos, en todo caso, de las centenares atribuidas a su sosias americano, ya que que los directores de cine de vanguardia suelen tener un menor sentido de la autocrítica. Puente de Varsovia se parece mucho a una película de Alan Smithee, pues aunque es verdad que no hay ningún momento en el que simplemente sabes que el director ha abandonado el rodaje, si se deja sentir que Pere Portabella no cree mucho en lo que hace. Puente de Varsovia se abre en silencio, con un plano panorámico que nos muestra el paisaje arquitectónico de una ciudad. Después te das cuenta que se te ha olvidado subir el volumen, y mientras la cámara sigue recorriendo las nuevas y las viejas edificaciones de la metrópoli y tú subes el volumen, empiezas a escuchar música sinfónica y comprendes la metáfora de la que se sirve Pere Portabella para introducirnos en el tema de la película; el conflicto entre las formas tradicionales y rupturistas del lenguaje cinematográfico, y como Puente de Varsovia pretende reconciliar ambos extremos, rescatando lo mas valioso de las dos imposturas. Pero parece que a Pere Portabella, lo que más le gusta de ambos mundos son sus imposturas. Y entonces, Puente de Varsovia, con su puesta en escena mas rancia que la vida, y llena de escenas de plumbeo surrealismo, con un protagonista híbrido entre detective privado y escritor hermético que suelta epigramas ingenuos y desdeñosos, acaba siendo una película inasumible dentro de los códigos del cine de vanguardia, del cine clásico, para el público en general, y por lo tanto dirigida por Pere Portabella.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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