7:35 de la mañana (C) (2003)

'7:35 de la mañana', dirigido por el divertidísimo showman Nacho Vigalondo, será algo deslabazado y tendrá un aire cutrecillo en algunos aspectos, pero es una de las experiencias más hilarantes que he vivido personalmente en una sala de cine, ya que lo vi en el Festival de Jóvenes Realizadores de Zaragoza hace ya varios años. Certamen donde además ganó el máximo premio, como en otros muchísimos festivales por todo el mundo.

Se trata de un brillante y divertidísimo cortometraje que descoloca de primeras con su gozoso y gamberro sentido del humor, y que incluye esos impagables toques de hilarante surrealismo vigalondiano. Si a eso le añades ese insuperable "tema musical" y esa "coreografía" ejecutada descacharrantemente por el propio Vigalondo, la cosa es ya para que te duela la tripa de la risa y que las carcajadas se te oigan en la ciudad de al lado.

Lo que fue un auténtico "expediente X", pero celebrable al fin y al cabo, es que algo... digamos... "así", fuera nominado al Oscar, con la inmensa competencia que hay en esa categoría, con cortos brillantes de todo el mundo compitiendo por entrar en la terna.

Y en el spoiler pongo algo para lo que juro no haber tenido que volver a ver el corto, ni copiarlo y pegarlo de ninguna página de Internet.

" Y al final, se enamora. Siento chafarte el final de la película, pero la realidad no es tan ridícula"

Un rayo de luz en un mundo cargado de cliches gastados de Hollywood. Pido perdón anticipado por las sensibilidades que pueda herir, pero ni las damiselas sois princesitas, ni nosotros somos precisamente principes azules, y por supuesto que esta historia no va ser idílica. No va a haber un fundido negro mientras nos damos un largo beso apasionado, ni tampoco vamos a hacer que el mundo se pare.

Tres hurras por el señor Vigalondo que ha conseguido pintar una historia romántica, loca, divertida, profunda y musical, sin hacer que la gente normal vomite o que a las seguidoras de crepúsculo se les caigan las bragas al suelo.

Si eres de los que sigues yendo al cine a ver una superproducción de Hollywood, o porque sale tal actor, allá tu. Quédate con tu Spielberg (que dicho sea de paso me encanta) o Sandra Bullock, que yo me quedaré con Nacho.