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Adiós a Matiora (1983)

Adiós a Matiora
121 min.
7,0
172
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Trailer
Sinopsis
Matiora es una isla situada en la parte central de Rusia, en medio de un gran río, que será inundada para facilitar la construcción de un embalse. Esta es la historia de sus habitantes, que han de despedirse de su hogar. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama social Vida rural
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Proshchanie
Duración
121 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
Algo más que ecologismo
Una visión superficial de Adiós a Matiora la ha marcado como “cine ecologista”, pero la película de Klimov transciende, con mucho, tan limitada categorización. Hay un problema “ecológico” en la base argumental del film, sin duda: la inundación de una pequeña aldea, Matiora, por la construcción de una presa destinada a producir energía eléctrica. Pero lo que nos cuenta Adiós a Matiora es mucho más que eso: es la muerte de lo que sobrevivía de la antigua cultura tradicional en el mundo rural de la Unión Soviética ante el avance de esa forma sofisticada de barbarie que suponen la modernidad y el culto al progreso. Es, pues, el final de un mundo, un verdadero Apocalipsis, lo que, desde una perspectiva cosmológica y metafísica, escenifica “Adiós a Matiora”, por medio de un lenguaje rigurosamente simbólico que, me temo, puede no ser plenamente accesible a quienes no estén familiarizados con el mundo de la simbología.

La película resalta la dimensión sagrada de la existencia que, al parecer, todavía pervivía hasta no hace mucho en el mundo rural ruso, al menos en pequeñas aldeas como Matiora. Algo que bien poco tiene que ver —y esto es esencial— con la moderna y superestructural “creencia” religiosa: se trata, por el contrario, de una experiencia de vinculación con el cosmos y de una vivencia de transcendencia que el hombre moderno, creyente o ateo, con toda su tecnología y sus viajes espaciales, desconoce y que, desde su petulante ignorancia, juzga “infantil” o “primitiva”. Dimensión cosmológica de una mentalidad que no ha desvinculado mythos y logos y que se conservó de forma especial en el cristianismo ortodoxo, a diferencia del católico, casi exclusivamente cristocéntrico, y, por tanto, teocéntrico-antropocéntrico.

El film despliega una serie de personajes que representan distintas actitudes ante la crisis: Daria, una anciana que personifica con máxima dignidad y plena conciencia el espíritu de un mundo que agoniza; Andrei, nieto de Daria, modelo de una juventud superficial y frívola, seducido por la modernidad y que no se entera del drama que se desarrolla ante sus ojos; Pavel, hijo de Daria, más o menos consciente de lo que ocurre, pero vendido a las exigencias del poder dominante; Vorontsov, el ingeniero, representante del poder político, imbuido de la idea mesiánica del progreso, tan característica del poder soviético como lo ha sido y lo es del poder capitalista...

[Aunque no se trate precisamente de un film de misterio, dado que comento brevemente escenas de la película, termino en el spoiler]
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26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
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